En tiempos, meteorológicos, como políticos, derivados de aquel, en donde emerge, producto de faltas estructurales de un encuadre político sesudo, la miseria humana de usar al que sufre y padece, hacerlo nuevamente víctima, escudo de la gesta menor en que se ha transformado la política de contar votos circunstanciales o forjar mayorías simples, a fuerza de imperativos que no escatiman en dadivas o prebendas prostibularias, el siguiente documento por parte de un sector del peronismo histórico, es un llamado a un nuevo tiempo, desde donde se proclama la reinstauración del concepto de la familia peronista, una familia que debe estar al servicio del más necesitado, para incluirlo, para hacerlo parte del gran hogar en que se debe constituir la ciudad y la provincia. El documento, intitulado “La hora de la concordia” está inspirado en el accionar de la histórica “Hora de los pueblos”, en el abrazo simbólico de Perón-Balbín. El documento lleva la firma del funcionario del último gobierno peronista y dos veces Diputado de la Nación, Tomás Walter González Cabañas.


¿Qué es robar un par de miles de dólares, por lo cual uno va a la cárcel, comparado con especulaciones financieras que privan a decenas de millones de personas de sus hogares y ahorros, y que luego son recompensadas con una ayuda estatal de una grandeza sublime?...En 1998 Hans Tietmeyer, entonces director del Deutsche Bundesbank, elogió a los gobiernos nacionales por preferir el plebiscito permanente de los mercados globales al plebiscito de las urnas…los mercados globales son más democráticos que las elecciones pues el proceso de votación continua en ellos de manera permanente (y se refleja de manera permanente en las fluctuaciones de mercado) y a nivel global; no solo cada cuatro años ni dentro de los confines del estado nación. La idea subyacente es que, liberadas del control superior de los mercados (y de los expertos) las decisiones democráticas y las parlamentarias son irresponsables” (Zizek, S. Problemas en el paraíso. Editorial Anagrama. 2016. Barcelona. Pág. 48.)


En ambos países se elegirá el presente año la máxima autoridad política. En uno, quién irá por su cuarto mandato, aquilatará al completar en caso de que se confirmen los pronósticos de las encuestas, más de quince años en el poder, en el otro serán algunos más, con la salvedad que en este se realizó un referéndum y el 98% de la población aprobó la posibilidad de continuidad. Ambos estados, luego de guerras sangrientas, en la más reciente, fratricida, intestina que no salió, de los límites parroquiales de la geografía del lugar, en la otra, se generó a partir de la misma la última guerra mundial, pueden esgrimir índices económicos que expresan crecimientos del producto bruto interno, y otros datos objetivos, que son sin embargo, dimensionados en forma distinta, disímil, en el concierto internacional. En uno de los países la representación femenina en el parlamento araña el 65% en el otro, uno de los partidos que contaría con el 20% de adhesión, suscribe abiertamente a principios, postulados y manifiestos declarada y decididamente xenófobos.


“No hay que darle más importancia al pito de lo que vale” sentenció el gobernador, cuando el carro se le transformó en calabaza. Él mejor que nadie sabía que la pintura peronista que había adosado a su compañero de fórmula, no iba a resistir demasiado, no sólo no era de buena calidad, poseía varias capas que hacían insostenible que la fachada fuera duradera. Finalmente terminó de desteñir, se corroyó y terminará destilando lo que le quedará de sí en un ecosistema político que sí de algo debe preservarse, es de mayor material nocivo para su armonía y supervivencia. Sus pares, es decir quiénes están dentro del círculo de las decisiones, antes que penalizarlo, o hacerlo a un lado, deben desapoderarlo, simplemente y a los únicos efectos de preservar el régimen, el statu quo, el valor simbólico de tres o cuatro grandes definiciones que sostienen lo democrático. No se trata de quién gane o de quién pierda, del puñado de votos que luego e hipotéticamente se puedan malvender en un supuesto balotaje, el dejar correr caprichos incompresibles de caballos desbocados por el poder, al único que perjudica es al poder mismo, por ende a sus integrantes.-


El hombre es un espíritu que existe personalmente y todas sus expresiones esenciales se hacen con relación a la libertad. Pero se puede decir al mismo tiempo que el hombre es de antemano una causa perdida. Etapas en el camino de la vida. Soren Kierkegaard.


Es un secreto a voces, resuena aún más fuerte que los ecos de la elección del delfín del gobernador. No serán pocos, los jefes comunales (oficialistas como opositores) que verán su suerte correr en dependencias del poder judicial. La grave inconsistencia política, de pretender mediante normativas forzadas, que además no son coherentes dado que impiden al gobernador como a los intendentes ir por un tercer período más no así a los legisladores, de suprimir el bien jurídico mayor (la soberanía popular y el uso de su libertad política de sí quieren votar a Mongo Aurelio, lo hagan) que no pudo ser remendado en la trunca posibilidad de reforma constitucional hará este año eclosión. Este campo propicio de judicialización (en donde las candidaturas de Bianchi en Esquina, Bassi en Goya y Domínguez en Curuzú, tendrían cierto plafón para acudir a que los tribunales determinen o no la constitucionalidad del impedimento) adicionara a los expedientes que darán más de un dolor de cabeza a jefes comunales como los de Perugorría (en pleno proceso), Santo Tome (cupo femenino en lista senatorial) Santa Lucía (causa robo de tesorería) y de acuerdo a lo que informan sectores vinculados al poder central, la madre de todas las causas judiciales que estarían preparando para impedir la reelección (de un segundo mandato en este caso, pero por una condena menor) del Intendente de Mercedes, refugio en el que desearía recalar el gobernador. Recordemos, por sí se le pasa, que Corrientes es la única provincia, en la historia moderna que vio detenido a un jefe comunal en funciones, bajo un polémico uso del in fraganti, mediante el silencio, (¿culposo?) de toda su clase política.


Dentro del campo del simbolismo, en la jornada electoral, el día de la votación, o la ratificación del contrato social que devino en instituciones democráticas, el factótum, por antonomasia, el objeto fetichista que define nuestra occidentalidad política, es la urna, el recipiente en donde, se nos invita a que penetremos en la ranura, para dejar, mediante sobre, papel o pantalla, estampado, el fluido, traducido en voto, el acabose de nuestras posibilidades de que nos gobiernen con un sentido de equidad y racionalidad. Esta metáfora, desnuda también nuestra cultura acendrada en valores machistas, en rituales fálicos, apreciando el acceso, la penetración, como sinónimos de imposición, de criterios discrecionales que condicionan la posibilidad de elección verdadera o de toma de posición en un ámbito de libertad. La rajadura, símil a la vulva, expuesta al público, dispuesta para que los ciudadanos, hagamos cola para penetrarla, es tal vez, la más barbárica como pornográfica, violación a nuestros propios derechos, que llamamos humanos.


El candidato a Intendente de la Ciudad de Corrientes, visitó al dos veces diputado de la nación, ex subsecretario de justicia del último gobierno Peronista y líder del Peronismos Auténtico Tomás Walther González Cabañas, con quién departió un café de trabajo, en donde repasaron las proyecciones de una ciudad abierta e inclusiva que genere espacios de participación genuinos y atienda las demandas estructurales de la ciudadanía.


Así lo expresaron desde del centro de estudios políticos “Desiderio Sosa” quiénes en un comunicado oficial, agregaron: “Es vergonzoso que a esta altura de la consolidación democrática, tengamos que pedir, que clamar, que implorar, un debate público entre los tres candidatos que disputaran la jefatura de gobierno de una ciudad como Corrientes. Nos rasgamos o mejor dicho desgarramos las vestiduras, con declaraciones de campaña, con fotos al mejor estilo avistaje de pobres o en plena acción política travestida en rol de gobierno (es decir cumpliendo la obligación que tienen, pero posando para la cámara para luego con los medios pagos, reclamarle al ciudadano que reconozca tal labor, exhortándolo a que los vote nuevamente para que sigan percibiendo suculentos ingresos mucho más allá de la media) con salutaciones edulcoradas, aguardando los tiempos finales incluso para aceptar cuando se despachen con la orgía de prebendas y dádivas y nada hacemos o decimos, para propender a esta acción que debería ser una política de estado.


“Desde una perspectiva de gobernabilidad, consolidar la democracia no equivale, pues, a defender, por ejemplo, el statu quo de un mero turno electoral caudillista o partidocrático en el ejercicio de un poder en gran parte patrimonial, clientelar, mercantilista y arbitrario. Exige promover la evolución o cambio institucional hacia una sistema de representación y participación política que permita el máximo de intercambios entre el máximo de actores. Es por esta vía como la consolidación democrática se corresponde, además, con la eficiencia económica y la integración social…



La ira es más que justificada y no resulta mala consejera cuando ocurren hechos que ofenden a un pueblo e inmisericordemente destruyen sus valores, lo humillan, lo degradan, lo postran, por obra de los que con vileza cínica lo engañaron al pedir sus votos en busca de un poder político que utilizaron indignamente, con el apoyo de sus cómplices y alcahuetes en empresas privadas y en los directorios de los partidos, para delinquir en todas las formas, robando, estafando, cometiendo fraudes inconcebibles, concusión, sobornos, en suma, la lista completa de los atentados contra la propiedad ajena citados en el Código Penal. La plaga bíblica. Guillermo Cano Isaza.


Francia elegirá Presidente dentro de pocos días. Tal como en cualquier democracia occidental, el categorial colectivo como nombre del país, pueblo, gente, ciudadanía, vulgo o mayorías, se usan en detrimento de lo que podría elegir el soberano, o cada uno de ellos, pues en verdad esta es la trampa, la posverdad (ahora que el término está de moda), el enredo al que nos somete la quimera democrática. No existe elección posible real, sino más bien la adaptación, la sujeción a reglas preestablecidas, una suerte de limitación kantiana, mucho más acotada, evidente y liminar, en donde y sobre todo en Francia, por esos ideales pos revolucionarios, de igualdad, libertad y fraternidad, sólo se podrá elegir entre la hija de un xenófobo (quién comprobara sí esta patología es también hereditaria) la izquierda agonizante, la centroderecha en pañales o los insumisos que tienen más prensa, más show, generan más expectativa de lo que son, que se paran en las antípodas de lo democrático, o en su límite y son la expresión más cabal de lo que dicen querer transformar o cambiar radicalmente. El supuesto cambio más contundente, más rabioso, más llamativo, como más jacobino, es más dosis de democracia a la democracia, más imprecisión a la incertidumbre, más promesa de la promesa, una suerte de reducción al absurdo de la democracia en nombre de ella.


Entre las condenas del código de Hamurabi desde la arcaica Babilonia a las penalizaciones más sofisticadas - ejemplo inyección letal para pena de muerte en los Estados Unidos- existe solo un problema de “mise en escena” que separa el aparente acto de crueldad de la puesta en escena de muerte, minimizando lo que constituye la devolución de la reparación o condonación del acto de trasgresión social, (muerte, violación o robo) tras la apariencia de la ausencia del dolor físico y las torturas infligidas, de acuerdo a la perdida sufrida por el conjunto de la comunidad de acuerdo a la gravedad del daño cometido: sería imposible enumerar los actos de castigo y tortura ensayadas por la diversas culturas de acuerdo a la reparación exigida por el conjunto normativo de esta o aquella comunidad y la naturaleza de la penalización determinada por las mismas.


Culturalmente, los ciudadanos de Corrientes, hemos sido entronizados, entre tantas conceptos con el de la “Espera” que se confunde con esperanza, y de allí, que siempre, deleguemos nuestras responsabilidades (sea hasta incluso de protestas o de reclamo a nuestros políticos) para que todo pase mágicamente o que directamente no ocurra, como para organizarnos políticamente en instituciones, como los partidos, que se transformaron en factótums hereditarios, para los popes y su prole, a razón de la espera, de los tiempos del gran elector, para que defina, la forma y el contenido de las campañas (acuerdos posibles mediante, con el actual intendente de la capital que en caso de ser reelecto, actuaría, “de brazos caídos” para la elección a gobernador) con el uso estructural de la resignación, de la esperanza y del silencio, prudencial, y oficioso en los campos del poder, que sólo son para el libre albedrio de unos pocos entendidos. El delfìn y con ello, la campaña recién sería dada a conocer el lunes posterior a que la capital tenga jefe comunal electo por otro período.


Salíamos, tímidamente del verano del 2001, cuando estuvimos a un tris de repartir y dar de nuevo. Tal vez como rémora, como reacción, como resquicio o guarida, en la que subyacía un mínimo de racionalidad, la que no habíamos tenido, cuando gritábamos “que se vayan todos”, se nos ocurrió, el presentar en la cámara de diputados de la nación, el proyecto de cupo generacional, una iniciativa similar al cupo femenino, nada más que para menores de 40 años. Levanto polvareda, muchas voces, preguntas, predicciones, manos en el hombro, sonrisitas mordaces, deseos ocultos en supuestos sabios consejos. Muy pocos pudieron ver que se pretendía lo que se sigue pretendiendo, amalgamar, acicalar, galvanizar, enlazar más fuerte, la vinculación o la legitimidad de la misma entre los representantes y los representados. No estábamos haciendo ciencia, algunos se burlaban del proyecto reduciendo al absurdo de plantear que se necesitaría un cupo para trans, para mecánicos (a lo que encima, respondíamos no sin razón, que o existan cupos que discriminen positivamente por sexo, el femenino, o por edad, el generacional, el que planteábamos, o que no existiría ninguno de los mismos), otros los que azuzaron el sentido común referían que iba a ser utilizado para que los políticos pusieran a sus hijos y entenados, a lo que respondíamos que no teníamos la bola de cristal como para predecir los acontecimientos y que en tal caso, sería una responsabilidad de todos que una propuesta para renovar y reformar la política, se terminara distorsionando para favorecer precisamente aquello para lo que no había surgido.


A propuesta del oficialismo liderado por Erdogan, en un plebiscito cuestionado por la oposición (acudieron a la justicia) se planteo el cambio de sistema político de un parlamentarismo a un sistema presidencialista. Riesgos de autoritarismo electoral y de cambiar lo sustancial de lo democrático, por vía de elecciones, lo que sería que el sistema imperante, caiga por su propia alquimia.


Leandro N. Alem predijo: Esto es lo que pasará: El partido se romperá en mil pedazos, unos se harán anarquistas o socialistas, otros se harán conservadores con don Bernardo de Irigoyen, la turba multa que persigue al pérfido de mi sobrino se arreglará con Roque Sáenz Peña, y los intransigentes nos iremos a la mismísima mierda.


Lo único cierto e ineluctable en nuestra condición de seres humanos es que vamos a morir. El aceptar terrible condicionamiento, ha sido función de la filosofía, que en una suerte de psicoanálisis de lo primigenio se encargó de esto mismo, es decir de pretender otras verdades, tras la única verdad. Los diversos planteos que emanaban de estas elucubraciones, permitieron al poder, o a quiénes se disputaban el mismo, no morir en la primera definición, o no matarse en la primera de cambio. La política nacía como una posverdad de la posverdad. La religión sin embargo se encargó de lo otro, de aquello que había dejado de lado el pensamiento mítico. Es decir se encargó, magistralmente de la no verdad (que no necesariamente es la mentira) de allí que creer en mundos que estén más allá de este, tal como lo establecen los monoteísmos, sea solamente una cuestión de fe, un dogma, al que la verdad o la no verdad no bastan o alcanzan.


Los movimientos en diferentes frentes políticos, las declaraciones subidas de tono y los conciliábulos varios, obedecen a una sola razón de peso, un puñado de dirigentes políticos se disputan la bendición, para sí mismos, que realizará el Gobernador, ungiendo a su hombre en la provincia, que lo suceda capaz de administrar nuestro terruño, y sin que tropiece con la misma piedra de elegir, a quién lo desconozca una vez en la poltrona del poder.


“El perverso asume la posición del objeto-instrumento de una voluntad-de-goce que no es suya sino del gran Otro. Encuentra goce precisamente en esta instrumentación, en trabajar para el goce del Otro…Mientras que la neurosis se caracteriza por una pregunta, la característica de la perversión es la falta de pregunta; por eso es muy raro que un sujeto perverso pida ser analizado… Lacan dirá que el perverso se dedica a tapar el agujero en el Otro si se quiere, se ocupa de que el Otro recupere goce. Es por ello que dice que el perverso es “partidario de que el Otro existe. Es un defensor de la fe…es decir… un singular auxiliar de dios. Un creyente, del Otro y sobre todo del goce del Otro, un cruzado dirá Lacan. El perverso es partidario de que el Otro existe pensando a este Otro sin barra, en la medida en que él en calidad de objeto le restaura goce lo deja en ese lugar de Otro completo; es por eso que Lacan dice que el perverso es un singular auxiliar de dios, siempre lo restituye, no en vano los casos de perversión más escuchados a lo largo de la historia están relacionados con la educación y con la religión: ellos saben del goce”. (Carmen Aura Rebellón Ruiz. “El sujeto perverso, instrumento de goce del otro”). Lacan no conocía de arrabales sudamericanos donde brotan realidades vernáculas, como las que padecemos, en pos de instituciones democráticas supuestamente destinadas “a que todos seamos felices o nos realicemos”, un patrón característico de los perversos, preocuparse por ese goce genérico, por ese otro colectivo, en donde los políticos y sobre todo los que ejercen tutelas o paternalismos profundizamos, entran de lleno en la caracterización lacaniana del perverso. El garante de nuestra “Correntinidad” de que los sueldos se cobren, de que no ingresen la droga y la prostitución, dilatará hasta el límite con la ley (lo hizo con la reforma de la constitución) el consenso que tiene nombres y apellidos de una fórmula que debería salirse de este eje, para mimetizarse con la sociedad que la deberá votar, inmediatamente después de la pascua.


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