Dando por sentado que lo moderno es bueno en sí mismo, dado que conlleva la esperanza que todo lo que está porvenir será mejor que lo atravesado, el partido político de las hormigas, con una base en los principios del liberalismo más teórico que la praxis que trazaron muchos en nombre de liberalismos muchas veces salvajes como de rasgos totalitarios, se constituyó en la expresión política provincial actual de mayor cantidad de votos obtenidos como tercera (detrás de las partidos nacionales radical y justicialista) a nivel general.


Todo aquel que ha ocupado un espacio de poder, pretendió conservarlo, lo conserva o hará lo imposible para atesorarlo, “ad infinitum”, pese a que jamás lo reconozca de la verba para afuera (no es necesario, tan solo alcanza para contar reelecciones, giros en las esferas del poder, alternar con otros cargos, o transferirlos a familiares o amigos) no dé cuenta de esta adicción o la viva con culpa oculta y ponga al servicio de relatos varios, configuraciones conceptuales y semánticas, para enmascarar lo obvio, al poder no se lo puede entender sin esa condición de que al ser inasible, inabordable, siempre es circunstancial y por ello, quién no lo tiene lo pretende, y quién lo posee, de la única manera que concibe para no perderlo es acumularlo o no renunciar nunca al mismo, por más que en algún giro del destino este finalmente se desplante con otros planes y abandone, a quién uso para demostrarle su indomabilidad siniestra.


Tal como lo venimos sustentando, casi en grado de tesina, no existe manera alguna de seguir sosteniendo la legitimidad de las democracias occidentales actuales, sin que el poder judicial, como hápax, como axioma, prevalezca, en su condición subyacente y por ende poco visible, por sobre los otros poderes del estado, articulándolos de forma tal, que las posibilidades de primera o última instancia se correspondan, con la facilitación de este poder preponderante, sea para habilitar actores políticos principales (validar reelecciones, o avalar o suprimir plebiscitos según corresponda al interés del poderoso de turno) como para procesarlos o encarcelarlos en caso de que hayan perdido ese poder, que jamás se le escurrirá de las manos, al judicial, dada sus prerrogativas imperiales que ostenta conceptual como formalmente y que impávida, la sociedad, la ciudadanía toda, atónita como en harta demostración de genuflexión, aprueba mansamente al candor de un compartir o de un me gusta de alguna que otra red social en donde deja discurrir su vida como su nulo accionar público.


De un tiempo a esta parte, las democracias occidentales, reaccionan ante la gravedad de sus males, mediante el menos democrático de sus poderes, como menos público y publicitado, el poder judicial, por intermedio de la supuesta cura, que la convierten en una suerte de bálsamo milagroso, como lo es el procesamiento, el diligenciamiento y el inicio de la penalización ante posibles y plausibles hechos de corrupción perpetrados por otrora hombres en la cúspide del manejo de la cosa pública. Esta radicalización, sacralización de lo metodológico, mediante la acción punitiva o sancionatoria hacia quiénes pudiese haber desfalcado al estado para beneficio propio, repetidas autómata como maquinalmente, por medios de comunicación, no sólo que banalizan el mal mismo, a decir de Arendt, sino que construyen un ideario social, en donde lo único que importa son los sujetos, es decir los nombres y apellidos de los punibles, más no así las acciones que puedan o debieran haber llevado ante el manejo de lo público. Para traducirlo en una frase, a expensas de perder concisión conceptual: desde lo normativo, hasta la consideración social, construimos edificios enteros de regulaciones que apuntan a buscar sí alguien compró tal bien u objeto, que se condice o no con su nivel adquisitivo (y cuando lo sospechamos y no lo encontramos, vamos como manada, a buscar sus testaferros, sus maniobras, en donde tiene tal suposición enterrada o aquerenciada en qué paraíso fiscal) dejando escapar lo más importante, la acción pública mediante la cual pudo haberse no sólo enriquecido, sino también, cometido el fraude intelectual de haberse comportado equívoca y erróneamente, dando lugar a lo que es catalogado para otras profesiones cómo mala praxis, en este caso política.


En una nueva propuesta de “Desiderio Sosa”, en la oportunidad se “reconvierte el código provincial de ética (ley 5911), definiendo los mecanismos de acceso a la información, como de participación ciudadana y se establece la armonización con los tiempos actuales, al crear un portal de la transparencia en donde el estado estará obligado a llevar un pormenorizado ejercicio de su día a día (desde proyectos, agendas de funcionarios, pasando por entrega de subsidios, becas, llamados a concursos y licitaciones, etc). A Nivel de legislación comparada, se instruyó en referencia al organismo existente en la comunidad autónoma de Murcia del reino de España” expresaron desde del centro de estudios, habilitando el acceso completo del extenso proyecto y sus fundamentos.


Tal como en Colombia, fundada por el filósofo Giovanni Algarra Garzón, se precisa, con urgencia democrática, la constitución de un espacio, que cuento o no con el arropamiento de la funcionalidad estatal, tenga como objeto aumentar la calidad diaria y cotidiana de nuestras democracias actuales, poniendo el acento en programas, talleres, propuestas y proyectos que consoliden los espacios públicos, que galvanicen y acrecienten la noción de ciudadana que implica responsabilidad social para luego el ejercicio pleno de derechos en un colectivo en armonía, consensual, en donde las decisiones políticas, siempre vayan apoyadas en la expresividad que se puedan nuclear de todas y cada una de las acciones que propendan al bien común. (Por Centro de Estudios Desiderio Sosa).


Los otros días haciendo zapping televisivo me tope sin querer, o tal vez por cuestiones del destino o del azar, dependiendo con que óptica metafísica se mire, con los premios Latin Grammy en la Ciudad de Las Vegas, lo que pasa en Las Vegas queda en Las Vegas dicen los americanos, como si fuera una ciudad franca en todos los sentidos del vicio humano, como el banquete de Platón pero del siglo veintiuno y con culpa.


Las elecciones presidenciales que tendrán un ejército de observadores internacionales para legitimar el proceso, contarán con la peculiaridad que el actual primer mandatario (Hernández) podrá ir por su reelección, gracias al poder judicial de su país (al que obviamente se encargó de modificar o conformar) que, manifestación leguleya más o menos, pulverizó la disposición constitucional que impedía la reelección. Ocho años atrás, otro Presidente (Zelaya) hubo de ser destituido por pretender la misma reelección, a la que, a la luz de los resultados, busco en aquel entonces por la vía incorrecta; pretendió un plebiscito habilitante (algo que llevó a cabo Morales en Bolivia y de lo que se está arrepintiendo tras sus resultados) en vez de ir por la senda adecuada; fallo judicial y cobertura mediática-comunicacional. Desde los sectores que pretenden institucionalidad democrática en Honduras, se acuño la expresión de “Democracia imperial” sucede que sienten y padecen, que además de tantos vejámenes, serán víctimas también del europeísmo que los colocara este domingo de elección, como el cobayo de laboratorio, pasible de experimentos de politólogos que ven democracia en lo electoral, que observan división de poderes al encontrar siempre un legislativo que adscribe, con vicio ratificatorio, cualquier empresa que dimane de lo híper-ejecutivos y como siempre, olvidan, en el sentido heideggeriano, que lo radicalmente importante y decisorio, orbita en el judicial. Tal como lo describiera Foucault en sus conferencias, traducidas a libro “La verdad y las formas jurídicas”, el poder judicial nace y se entrona como la mano militari del emperador, del gobernante, que luego devino en ejecutivo y que revolución francesa mediante, se apelmazó, se travistió en un supuesto poder transparente, democrático e institucional, cuando en verdad representa la faceta más caramente oprobiosa del poder entendido como un ejercicio violento y radicalmente autoritario.


En todas las esferas gubernamentales, de todos los niveles, se cuecen las habas, de quiénes formarán parte del gobierno de este o de aquel, como lo sostuvimos en notas anteriores, los niveles de “desesperación individual” por formar parte o continuar dentro de un colectivo que les asegure o garantice la poltrona de continuar o sentarse dentro del mismo, podrían dar innumerables libretos para cientos de culebrones centroamericanos, sin embargo, la ausencia de lógica/legitimidad/racionalidad/institucionalidad, que aplican (sin comunicar además, ni tener la intención de hacerlo) los tenedores del poder, para designar a sus colaboradores, y su plena aceptación de hecho, debe ser analizada, imprescindiblemente, bajo una óptica filosófica. Acudimos a Wittgenstein.


“Hemos superado un punto de no retorno, más allá del cual las cosas se desarrollan de acuerdo a con una curvatura diferente. Ya no se trata de desarrollo lineal. Todo se precipita en una turbulencia que hace imposible su control, incluido el control del tiempo, pues la simultaneidad de la información mundial, esta transparencia de todos los lugares recogidos en un solo instante, no deja de tener analogía con un crimen perfecto perpetrado contra el tiempo”…La incertidumbre se ha filtrado en todos los aspectos de la vida, una incertidumbre ligada al carácter irreconciliable de los datos presentes…Mediante el juego mismo de las apariencias, las cosas se alejan cada vez más de su sentido y se resisten a la violencia de la interpretación” (Baudrillar, J. “El intercambio imposible”. Página 26. Ediciones Cátedra. 2000. Madrid).


La Dra. Manuela Alvarado Rigores, Editora de la Revista Frónesis (Universidad del Zulia, Venezuela) informó que el documento de trabajo titulado: ¿Busca Justicia el Poder Judicial? Del autor Francisco Tomás González Cabañas, será publicado en el apartado “Diálogo” del próximo número. El ensayo del correntino comprende al poder judicial “Como el axioma, el hápax, que por tal condición no necesita de argumentación y de explicación en el entramado que sostiene lo democrático, precisamente por tal condición, es que debemos indagar y apuntar, en un a priori desde lo teórico, todos los esfuerzos para cambiar, para mejor, o en el caso de que lo observemos como bueno, consolidarlo en tal posición a nuestras democracias actuales, para brindar un sentido, una razón de ser al poder inescrutable, inexplicable y sacarlo de su condición de incuestionable, para pensar y luego, a partir de tal pensamiento, dotarnos de una democracia mejor”, expresó el autor al mencionar el trabajo que sube a más de diez las publicaciones en revistas internacionales de países como España, México, Brasil y Argentina.


“La democracia descansa efectivamente en la idea de una igualdad ante la ley, pero nunca es tan radical como la igualdad ante la regla. Este sueño de una democracia radical obsesiona a todos los jugadores, y convierte todas las formas de juego en una atracción fantástica en todas las épocas, en particular para las clases medias y populares, como refugio de una exigencia desencantada de democracia social…El juego no nos libera de los condicionamientos (ya que aceptamos el condicionamiento, mucho más riguroso de la regla) nos libera de la libertad. Perdemos la libertad si ya sólo la vivimos como realidad. El milagro del juego es hacérnosla vivir, ya no como realidad, sino como ilusión; ilusión superior, reto aristocrático, a la realidad. Porque la realidad es democrática y la ilusión aristocrática” (Baudrillard, J. “El intercambio imposible”. 1999. Pág. 71).


“El lenguaje devino medio de comunicación, al igual que el automóvil sirve sólo al transporte y, sino, no es nada. El lenguaje es instrumento de transmisión de opiniones apenas consideradas y ni siquiera creídas de los días que se alternan y de su cotidianeidad. El lenguaje nada más tiene de la esencia de la palabra, hasta perdió pronto la inesencia. Y tampoco la recuperará a través de un cuidado del lenguaje. Pues también así, y por entero, definitivamente, su origen de la palabra ha sido sepultado. La palabra es claro del ser. Todos los rebuscamientos de los escritores y escribas son sólo últimos descaminamientos de un ciego accionar” (“La historia del Ser. Heidegger, M. Editorial El hilo de Ariadna, Parágrafo 144. Buenos Aires. 2013).


“Cuando una persona le hace daño a otra, la empuja dentro de un laberinto. A partir de ese momento, las murallas encierran a la víctima. Pero en el laberinto no está sola. El culpable del hecho también está adentro. A partir de ese momento la víctima y el culpable quedan unidos. Víctima y culpable comienzan a caminar los pasillos angostos, y quizá perpetuos, de un laberinto compartido” (Sivak, A. “El laberinto y el perdón.”)


“Me acuerdo del caso del escribano Alejandrino Maidana, el padre del que en esos momentos era el fiscal de Estado, Víctor Hugo Maidana. Era una figura clave del poder político de entonces (era vicepresidente del otrora poderoso Partido Autonomista). Estaba acusado del asesinato de una mujer, y al cabo de la investigación yo lo encontré culpable. Pero… finalmente fue absuelto. ¡Así era la justicia dependiente del poder político!” (Fiscal General César Sotelo; http://www.sobretablas.com/notix/noticia_06257) De acuerdo a medios de comunicación algunos brindando el nombre y apellido del supuesto implicado y otros fotos del mismo (por más que se publiquen a distancia se percibe al sujeto) un legislador provincial estaría involucrado en un hecho luctuoso que va tomando ribetes políticos. Esperamos que las palabras del Ministro del Superior Tribunal, Panseri, “Lo que yo pretendo es que exista un poder judicial donde no importan las personas que importen las banderas” pasen de lo desiderativo a lo ejemplificador o real.


Podemos decir casi sin temor a equivocarnos que la depresión es el malestar de la época en que vivimos. En la actualidad se observa en los padecimientos de los que sufren tristeza y desconsuelo.


El partido del poder argentino, que enfrenta la paradoja de cómo reconvertirse sin estar en él, conmemorará el día de la lealtad en virtud de la gesta, parcial, pero gesta al fin, con tintes épicos (por ende trágicos) del regreso del líder tras casi dos décadas de prohibiciones. En contraposición o en verdad, complementariedad, la otra expresión política (alter ego de la primera), se apoderó de la militancia democrática. En base a su último líder moderno, conmemoran su triunfo electoral, el día de la asunción, las palabras esgrimidas como todo lo otro que prefieren (preferimos) olvidar, consustanciado con el fenómeno pura y eminentemente democrático. Unos militan la lealtad al poder, los otros la lealtad al sistema.


La traducibilidad del concepto en latín, del derecho a la primera noche que al parecer hubieron de tener los señores feudales durante el medievo, no sólo es semántica (derecho de pernada) sino que en nuestras tierras se extendió (¿se extiende sin haber cesado?) al abuso en general que, con licencia y derecho, cree tener por sobre otro, el que desde la cúspide de un poder, somete con sadismo (con goce ante el displacer de la víctima) aprovechándose de tal asimetría en la posición, sea o no circunstancial que se tenga desde una relación de poder (lo son todas las humanas). El nudo gordiano, es que para lograr el efecto contrario (se sabe que la historia de Robin Hood, fue un invento de la corona para que no existiesen Robin Hoods) una marea de supuesta corrección política (es decir que en Puerto Madero, a plena luz del día alguien no pueda mirar a los ojos a otro persona, por ser considerado esto perturbador o cosificador) arrecia sobre el común de los mortales, mientras desde los cenáculos del poder, los aspectos más vertebrales continúan bajo esta lógica en donde las gestiones políticas que concluyen, sus miembros e integrantes, pretenden continuar en las venideras, generando ruido gacetillero, aventando que han sido, son y serán no sólo los mejores en lo suyo, sino que irremplazables, construyendo un ideario de tener una primera noche, una pernada (algunos hablan de hasta medio año más en el poder) con lo nuevo que eligió la gente mediante voto, que por más que sea un desprendimiento de lo existente no deja de ser lo nuevo, en cuanto a otro proceso que debería incluir casi por obviedad del sentido común, nuevos nombres.


El Día de la Filosofía en la UNESCO se celebra todos los años desde 2002, cada tercer jueves del mes de noviembre, en la Sede y fuera de ella, en el marco del Programa Ordinario de la Organización ( http://unesdoc.unesco.org/images/0014/001402/140277S.pdf). Atento a la próxima asunción de las autoridades provinciales como municipales, se replantea lo realizado años atrás por un diverso y amplio colectivo de intelectuales que presentó bajo nota la necesidad de que la filosofía tenga un espacio institucional, sea como instituto, dentro de uno ya conformado, como dirección o área, a los efectos que logre el cometido más importante y rutilante que conlleva la actividad filosófica y por ende su promoción y practica; el desandar de la libertad del pensamiento para fines colectivos, integradores y ciudadanos.


“La verdadera democracia no se agotará con la participación episódica en los asuntos públicos por medio de elecciones o de representantes elegidos, solo se realizará por la fusión entre el trabajador y el ciudadano, por el acercamiento entre la existencia popular y el empíreo político” (Aron, R). Tal cómo expresa la canción “Eclipse de Mar” (El diario no hablaba de ti, ni de mí…) en la versión que dimos en llamar “Eclipse de sol” habría que agregarle que el diario tampoco habla de la democracia tal como la entiende Aron y otros, tras habernos empachados de votaciones, se suceden situaciones del poder que deberían estar revistadas por la participación ciudadana, y sin embargo, estamos atados a la suerte del balón, del algún varón golpeador, de los accidentes nuestros de cada día, de la habilitación de las playas, del tweet de no quién, de la normalización que implica la judicialización de la política (que allana, define a quien le corresponde las alternancias en las listas, y hace todo, y en ese hacer todo, para el que no fueron elegidos, en verdad nadie los ha elegido para nada a los del judicial, deberían proponerse hacerlo de una vez todo y probablemente no nos demos cuenta de ello).


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