Uróboros.
“El uróboros es un antiguo símbolo observado en Egipto y en Grecia y en los tratados alquímicos (en los que simboliza la consecución de la obra magna, un ciclo completo que sin embargo empieza infinitamente). También simboliza la unidad primordial o la persistencia de esta unidad en el tiempo, sin desgastarse ante el cambio: recreándose a sí misma…El Uróboros es un símbolo dramático para la integración y asimilación del opuesto: la sombra.” (http://pijamasurf.com/2014/04/un-uroboros-en-la-vida-real-la-sagrada-autofagia-de-la-serpiente-video/ )
En tiempos de Chamamé, de acuerdo a la ley provincial N° 6206 que permite al gobierno provincial el establecer convenios para difundir la fiesta (artículo 7) con medios de comunicación (debiera ser un claro precedente de como el estado provincial debe difundir las acciones de gobierno, pautando con criterios claros con medios de comunicación, es decir sí se impone por ley difundir el chamamé, debe naturalmente estar impuesto que genere convenios o paute con regularidad para difundir el resto de las acciones de gobierno) y que instituye por ley la fiesta provincial (artículo 4) funciona a la perfección en este articulado. Los especialistas dirán (que los hay, muchos y muy buenos) sí el resto de los artículos de la citada ley se cumplen, desde el consejo correntino del chamamé, hasta la introducción en las curriculas de educación formal e informal, pasando por el apoyo a los talleres de instrumentos como de vestimentas chamameceras.
Ocurre que en la gracia, podríamos decir divina, o dela cosmogonía guaraní, el Chamamé nos da tanto, además del talento de nuestros artistas y la pasión que despiertan en la correntinidad, que olvidamos, como los uróboros, de tan llenos y extasiados, nos comemos la cola, no hacemos más como para obtener aún más del mismo (sí bien la declaración como bien de la humanidad ha sido una gran presentación, no solamente en ello se deben quedar las últimas décadas chamameceras).
“Cuando el Gran Padre guaraní llegó desde las tinieblas primigenias, un resplandor lo iluminaba. Luego de crear su propio cuerpo, se vio brillar en su mano el Jasuka , su Vara Insignia. Con ella, Ñanderuguasu, creó el fuego, para fervor de sus futuros hijos, y dio nacimiento a la neblinita y al rocío, para moderar los ímpetus irracionales y lograr la perfecta maduración de los frutos. La Vara Insignia es la fecundadora de los elementos esenciales de la vida. Es la portadora del semen mítico que derramó Ñanderu, para la germinación de todo lo viviente. Decir Jasukavy, es igual que decir: levedad, sutileza, esencia del Jasuka. Es indicar que el Jasuka destila esa sustancia vaporosa, inefable y maravillosa, que se desprende tenuemente de la sagrada Vara Insignia, como una mágica llovizna sobre los hombres. Jasukavy, por lo tanto es un fluido invisible que nos protege, como un manto que ampara nuestras ansias y da impulso a nuestras ilusiones. Digámoslo al modo guaraní: "Protege nuestra palabra", porque, para el guaraní, la palabra es alma” (Yampey, G. http://www.portalguarani.com/627_girala_yampey/13624_cosmovision_guarani__mito_del_jasukavy_obra_de_girala_yampey_.html )
Chamamé no fue, en su concepto, investigado etimológicamente y por ende o existen muchas versiones o en verdad no existe ninguna clara o investigada, certeramente acerca de lo que significa en su manifestación primigenia.
Una de las versiones, es que es un derivado de “San Mamés” un mártir cristiano, español que casualmente es conmemorado los 17 de agosto. Sí la misma fecha que se lo recuerda al General San Martín, que nació también en Corrientes y del que tampoco, aún, pudimos aprovechar tal circunstancia azarosa, para que los hijos de su tierra vivamos mejor. Con el Chamamé ocurre algo muy parecido, luego de los jolgorios de las lunas chamameceras, queda la promesa de la próxima edición.
Ojala que los gobernantes, que iniciaron un nuevo ciclo, de cambios con continuidad, al gobernar a un pueblo pletórico como el nuestro, no se contenten conque nos terminemos comiendo la cola. Tienen una gran ventaja, seguramente habrán escuchado al asesor presidencial, que citamos al inicio de este artículo, en donde recomienda romper “el absolutismo de los grupos” integrar la miradas de otros, que orbitan por fuera, para de tal manera, re oxigenar y reciclar los procesos, o afianzar los tan afamados cambios con continuidad para que no sean solo declamativos, sino que se correspondan con la realidad.
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