24 de enero de 2018

El síntoma del Gobernador Valdés.

Para J. Lacan el síntoma es una manera que encuentra el sujeto de gozar. Gozar que no es placer, sino una satisfacción paradójica que implica a las pulsiones parciales y conlleva a la vez sufrimiento. Días atrás el gobernador de Corrientes, de acuerdo a medios nacionales, se desmarcó de la pauta inflacionaria propuesta por el gobierno nacional, al que pertenece, planteando que bajo su administración los sueldos le ganarán a la suba de precios. El problema no fue la expresión en sí misma, que no sólo es razonable como tal vez necesaria, sino el tiempo en que lo expresó, en un contexto nacional en donde el tema inflacionario vuelve a situarse como el nudo gordiano de la argentinidad actual. El gobernador, con un gabinete (en sus primera líneas) viejo, agotado, que no puede ofrecer nada de lo que ya ofreció a la mayoría que debe seguir seduciendo o encantando (la correntinidad que se identifica con el Eco liderado por Ricardo, y que atraviesa este desafío por primera vez, el seguir sosteniéndose con el liderazgo simbólico de otra persona que no es el mercedeño) se interna en el mar embravecido de las tensiones del poder, con este salva-vida de plomo, que lo insta a seguir en campaña, pero con la fórmula vieja, habiendo cambiado sólo ciertos envases o etiquetas. Recibe a los mismos deportistas que su antecesor, recorre los recovecos de la correntinidad, sin helicóptero, pero con la frugalidad que le dan sus años y la simpatía y carisma que le fue otorgado por la providencia.

Sin embargo, el síntoma, se dio en forma contundente, en verdad ya se venía manifestando con la “cuestión peronista”, algo que aún ningún analista local, ha reparado.

Ricardo se acendro en el poder, mediante un manojo de procedimientos que implemento formidablemente. Uno de ellos, fue el haber “cosificado”, usado o para ser más crueles o antiperonistas, podríamos decir “prostituido” al peronismo. Cómo a ningún otro partido de la provincia, ayudó o forjó su continua balcanización. Para ello, dispuso, en su justa medida, la entrega de espacios (vicegobernación o ministerios) a facciones peronistas o patrullas del peronismo. Copiando, tal vez intuitivamente, a la Inglaterra imperial que de tal forma sigue teniendo bajo su férula a Escocia, cuando hasta no hace mucho tiempo atrás le daba a ciertos nobles escoceses tierras y prebendas para que obliteren la posibilidad de constituir una Escocia independiente.

Valdés, manifestó su síntoma, cuando de su gabinete heredado, que en vez de alivianarlo en la tarea, lo hace más pesado (pero es por una lógica del poder, no por cada uno de los ministros que tal vez sean los mejores en la historia de la política moderna en cada una de sus áreas), dejó partir a la legislatura, al único representante del “significante vacío” (es decir que es todo y nada a la vez, pero que opera poderosamente en el plano simbólico, cuando decimos la gente, la ciudadanía, el pueblo, etc.) del peronismo. Todos saben que el vicegobernador reelecto, alguna vez fue presentado como peronista, por la magia política de Ricardo, pero que en todo caso es desarrollista, o del partido de la gacetilla de prensa, pero no funge en el imaginario de la política correntina como peronista, por más que alguno de sus tantos y talentosos asesores, hagan circular una foto en donde se lo vea de niño en el regazo del general o de Evita.

El síntoma de Valdés se manifiesta cuando recibe como gobernador a Peronistas en espacio que se lo han ganado mediante la consecución del voto opositor. Es decir a intendentes, a legisladores, tantos los que tienen un ámbito real de parlamentar, como los que tienen un ámbito imaginario (para demostrar que los planos lacanianos de realidad, simbólico e imaginario, se empalman necesariamente en la política, por más que esta como el psicoanálisis sean dos imposibles) cómo sí la correntinidad necesitase que el gobernador demuestre que recibe a todo el mundo, sin distinción partidaria.

Esto no es un valor que sume nada ahora ni al gobernador, ni a Corrientes, al contrario, tras la manifestación que le valió la salida en los medios nacionales, desmarcándose de las férreas líneas nacionales, en verdad si tuviese un asesor de valía, debiera ser recomendado que suba a la próxima gira presidencial y se saque una foto institucional con el Presidente.

Es más el Presidente mismo, sino veamos el desaire que le realizó el gobernador peronista más amigable, Urtubey, que se bajó del viaje de Davos, alegando que debía contener a trabajadores despedidos por las políticas nacionales, pagará y muy bien, política como institucionalmente, a quién pueda suplir el trabajo que le realizaba por ejemplo el extinto Momo Venegas.

Con poner un cartelito que diga “Peronistas con Valdés” se haría mucho más real, imaginaria y simbólicamente, que no supliendo a los pocos que estaban y que se fueron y constituyendo o consolidando la mayoría que debe seguir sosteniendo Valdés como líder, colider, o parte del equipo que gobierna Eco, en nombre de todos los correntinos.

“El Poder ejecutivo dispone de un ejército de funcionarios...y tiene por tanto constantemente bajo su dependencia más incondicional a una masa inmensa de intereses y existencias, donde el Estado tiene atada, fiscalizada, regulada, vigilada y tutelada a la sociedad civil, desde sus manifestaciones más amplias de vida hasta sus vibraciones más insignificantes, desde sus modalidades más generales de existencia hasta la existencia privada de los individuos, donde este cuerpo parasitario adquiere, por medio de una centralización extraordinaria, una ubicuidad, una omnisciencia, una capacidad acelerada de movimientos y una elasticidad que sólo encuentran correspondencia en la dependencia desamparada, en el carácter caóticamente informe del auténtico cuerpo social...” (Marx)…Cambiando a unos pocos de sus integrantes, generando el imaginario simbólico de que hasta peronistas tienen lugar en el gran gobierno de Valdés, que ennoblece la idea de cambio con continuidad, el Presidente no sólo que vendría más seguido, para realizar anuncios como los viene haciendo, sino que también le daría mayor entidad y por ende espacios de poder a los hombres en Corrientes que lo representan, más allá de sueldos, inflación y aspectos sucintamente menores en este contexto del poder real.

 

 


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