Radicales, somos todos.
Al mejor estilo el peronismo bonaerense, el radicalismo (o pan radicalismo, es decir que orgánica como circunstancial o societariamente no se definen, para la prensa como radicales, pero lo son) correntino, forma parte de todo lo que tenga que ver con la política. Está en los pañuelos verdes, o los multicolores (los de la diversidad que hace horas en nombre de la UCR, presentaron un proyecto en la legislatura local) como en los celestes, asociados a los valores y a las concepciones más conservadoras (que trasvasan una religión pero abarcan toda la religiosidad), y no conforme con esto, conforman institucionalmente el ámbito que ajusticiará a la justicia (lo expresábamos años atrás, quién maneje el senado, manejará el poder real), arman reuniones (trayendo como patos de la boda a ex gobernadores bonaerenses, y sentando como tilingos a presidentes de partidos por intervenirse que antes de la intervención ya huyen a otros, estableciendo la política del vedetismo o la payasada política) desde la oposición, como desde el oficialismo (el gobernador, en sus intensas recorridas, se hizo tiempo para recibir a la orgánica de la JR Nacional y meter mitin en la otrora cuna peronista de Curuzú), en virtud de esto mismo, y ante el cese, de formar de hecho listas negras tanto para el gobierno provincial, como el municipal (no sólo él no contar con pauta oficial, sino tampoco con cesión de entrevistas, pedidas desde la candidatura de los actuales mandamases) , nos declaramos el primer de los cientos de medios radicales, antes de extinguirnos en la tilinguería de pensar, o de creeer que este pueblo tomado, pueda tener posibilidad de desembarazarse de tamaño como terrible “payé” político, en nombre, y por los hombres del sacrosanto radicalismo.
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