Sábado 20 de Abril de 2024

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  • 20º

ANÁLISIS

11 de diciembre de 2016

La falsa idea de Progreso.

Aún siguen las réplicas de la tropelía, los susurros al oído del violador, gimiendo de placer sometiéndonos en su goce a la peor de las calamidades. No conformes con todo aquello que lograron al despojarnos de nuestro modo de ser en el mundo, siglos después, muy metido adentro de nuestro espíritu, sigue, casi a perpetuidad, ese mensaje, ese concepto, esa forma que nos dice como son las cosas, como es el mundo, como tenemos que obrar en él, que significa ser bueno, exitoso, admirado, reconocido y por tanto todo y cada uno de los contrarios de estas consideraciones colectivas. Acumular, acopiar, para ganar en la diferencia, tener para luego buscar la justificación y que de repente la vida tenga sentido, que el dios justo, al final del día, nos haga sentir, creer, que premia a los más conspicuos de su rebaño.

Es la calma que necesariamente debe alcanzar el violentado, un día más para encontrar la redención, la paz, que nadie busco perder y que nunca tuvimos en mientes o como objetivo final, como razón de nuestras experiencias. No podemos salir del rótulo, si hacemos tal o cual cosa, siempre será en base a aquello, y allí está la trampa, el problema, el timo.

Ni descubiertos, ni encontrados, tal como regla pétrea, que forjó occidente y lo sigue apuntalando, algunos perdieron un guerra, allá ellos sí ni siquiera la dieron o no se percataron que la estaban llevando a cabo. Europa se hizo, y se ancla, por medio de genocidios, en esta práctica cruenta, valida las consideraciones que de tanto en tanto pone en el ámbito de la academia, alguno de sus notables eruditos, a los que, casi como única acción inteligente, escuchan, promueven y apuntalan.

En los estados de excepción en que han logrado matar el hambre de varios de los suyos, transformándolos, por el instinto de supervivencia, de pobres y carenciados a ricos imperialistas, la conquista a perpetuidad no culmina, no cesa, por intermedio de los conceptos de trabajo y educación, que nos metieron, por la vagina y el ano, previamente lubricados, para que penetre el falo aleccionados, disciplinante, con forma de crucifijo.

En esas misiones, que tras siglos alcanzaron la cúspide del poder eclesial (vaya sino lo tenían merecido)  las órdenes del pastor mayor siguen siendo palabra sagrada. Se llevaron puesta la consideración de la tierra sin mal, pues sí no obras como el Padre lo dice, arderas en el infierno, que como si fuese poco, se traslada a la tierra, si es que sos vago, sino te deslomas, trabajando (para beneficio de ellos) sino acopias, sino progresas, es que no sos nadie, no vales nada en esta y tampoco valeras nada en la otra vida, deshonrando a tus padres y a dios.

Y claro, que se podría pensar de una revolución posible, entendiendo revolución como repartir y dar de nuevo, en un sistema, que desde aquel entonces, ha dado muestras que sólo beneficia a unos pocos para torturar y hacer padecer a millones, dentro de los cuales, más temprano que tarde, estás o estarás vos.

¿Estamos esperando acaso otro genocidio perpetrado por Europa, de acuerdo a los postulados teóricos de algunas de sus mentes más brillantes que siempre, han considerado que en occidente brilla la luz de la razón a diferencia de la oscuridad que abunda en sus fronteras o márgenes?

¿Será necesaria otra feroz muestra de calamidad humana, para que entendamos de una buena vez que sólo de nosotros depende vivir mejor, que todo aquello que nos han contado, tiene muy poco asidero con lo que viene ocurriendo?

¿A qué medio de comunicación le vamos a creer cuando nos sigan mostrando los que se mueren por querer entrar a ese reducto de la razón sagrada, que nunca incluyó, sino que ejerció lo contrario, la exclusión, y la segregación, porque la humanidad solo la comprende de tal manera?-

¿No será más fácil preguntar a nuestros abuelos, a esos que le privaron la posibilidad de entender que firmando ese papel, se quedan con sus tierras, con las que ahora emplean a nuestros hijos y nietos, para pagarle monedas, mientras las ganancias se la fuman ellos, acometiendo todo tipo de excesos?-

¿Es acaso ese dios, el que te muestran, permitiendo tal injusticia, el que estaba en sus barcos y sables, el que tenes que honrar, trabajando a destajo, para tener más que el otro, un bien material que reluzca tal vez un poquito más que el de tu vecino, que el de tu compañero?

¿Esa será tu gloria en esta vida, rendir cuentas ante ese imperativo categórico, ante el violador, ante el falo que te entro por todos tus agujeros, para que le implores piedad y hasta tal vez, perverso amor, diciéndole que superaste el dolor en esta vida, que te compraste una casa, dos vehículos y que vacacionas en el exterior?

¿La ruindad de la inercia, el papel anotado, que te digan que hacer, obedecer, para mandar, pasar de la condición de víctima a victimario, para eso queres tener, ganarle a esta vida, acopiar, acumular, involucrarte en política, tal vez, para hacer de cuenta que incluís, pero en verdad excluís, expolias, saqueas, aprovechándote de la perversidad de la democracia que no por casualidad es el actual sistema reinante?

La democracia como definición conceptual debe ser revisada, redefinia y reconvertida. De hecho en Occidente, creemos tenerla incluso cuando funciona a la par de sistemas que en su definición clásica no podrían convivir con ella, como por ejemplo la monarquía. No es antojadizo este señalamiento de contradicción flagrante, pues desde lo que se da en llamar el “anarcocapitalismo” uno de sus máximos exponentes, considera a lo monárquico, mucho mejor, en términos generales y teleológicos que lo democrático. ¿Monarquía antes que democracia? En su obra “Democracia, el dios que fallo” Hans Hermann Hoppe expresa con claridad académica y meridiana: Si el “estado” es el monopolista de la “jurisdicción” lo que hará es, más bien, “causar y provocar conflictos” precisamente para imponer su monopolio. La historia de los estados “no es otra cosa que la historia de los millones de víctimas inocentes del Estado, ciento setenta millones en el siglo XX”. El paso de la monarquía a la democracia implica que el «propietario» de un monopolio hereditario -príncipe o rey- es derrocado y cambiado, no por una democracia directa, sino por otro monopolio: el de los «custodios» o representantes democráticos temporales. El rey, por lo menos, tendrá baja preferencia temporal y no explotará exageradamente a sus “súbditos” ni su patrimonio, ya que tiene que conservar su “reino”. Los políticos habituales del modelo del Estado democrático actual compiten, no para producir un bien, sino para producir “males” como el aumento de: 1) los impuestos, 2) del dinero fiduciario, 3) del papel moneda inflacionario, 4) de la deuda pública, 5) de la inseguridad jurídica por el exceso de legislación, y 6) las guerras, que se han convertido en ideológicas y totales desde la intromisión de los EEUU en la Guerra Mundial I hasta la Guerra de Irak II. “Del mismo modo, la democracia determina la disminución del ahorro, y la confiscación de los ingresos personales y su redistribución”. 

Sí el mero hecho de la consulta popular, no ya como consideración de un sistema de democracia semi directa, es estigmatizado, o señalado como una ejecución plebiscitaria del poder (en donde el electoralismo, que siempre es definido primordialmente por patrones económicos primaría, paradojalmente, por sus imposiciones materiales sobre un electorado necesitado o cautivo) y los deseos de un grupo de ciudadanos, conculcados, por el democrático hecho de haber perdido una consulta popular, como los casos señalados en Quebec, Escocia y Cataluña, nos quedaría el reto de habitar Wirtland.  El concepto de Wirtland es un país que trasciende las fronteras nacionales sin romper ni disminuir la soberanía de los involucrados. Muchas personas se sienten impotentes cuando se trata de acontecimientos que ocurren dentro de los gobiernos de su país de origen, por lo que la creación de un país donde pueden promulgar cambios y contribuir de manera significativa les hace sentirse mejor. Esta idea puede convertirse en un movimiento y, dado el tiempo, puede afectar el cambio en el mundo real. Wirtland es la más nueva alternativa para la auto-identificación de la gente. Se trata de una alternativa democrática y pacífica.

El estado virtual de Wirtland, declara tener un sistema de monarquía constitucional, y pese a que sea innovador que no cuente con tierra o suelo, se presenta en los dominios de la extensión de la red, generando, casi sin querer, su mayor contribución a la arena de la filosofía política; la soberanía reside en un solo lugar del ser humano, de acuerdo a como lo considere semánticamente, o su corazón o su cerebro, pero nunca se le puede ser cercenado en nombre de otro, otros u abstracciones colectivas, cada vez menos creíbles, asequibles e inclusivas. 

El progreso no está en el bien material. Ni en el ladrillo, ni en la cuenta de banco. La autoridad no está en el uniforme, ni en la norma, sino en la razón. La humanidad no reside en el cumplimiento autómata de órdenes, ni dictados, sino en su libre ejercer, en su etéreo ir y venir, en acciones que replican en las mentes, en los corazones y en el espíritu.  Los fines no existen como tales, sino como simples consecuciones de cosas que ocurren, muchas de ellas, sin que sepamos muy bien porque.  El día que entendamos que esto no esta nada mal, y por sobre todo, que no le temamos, atesoraremos una riqueza de proporciones, que como tal, será imposible de cuantificar y nos hará cambiar el eje, de aquellas cosas, que hoy creemos que son inmodificables.   

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