La panza y el discurso.
Si algo deja afuera el sistema de valores multitudinario en el que vivimos, inmersos hasta el cuello, es la posibilidad de la no necesidad de tal sistema. Poder no retornar hacia el centro continuamente. Estos centros, a la manera pascaleana de estar en todos lados, aparecen como fuentes ineludibles en todas las vidas ¨vivibles¨. Advirtamos de una vez lo imaginario de esta distancia, hoy acortada por algo-ritmos electrónicos, y lo circunstancial de tamañas fronteras. Hacia ahí re-emigramos como pidiendo permiso: a fuentes literarias, mecas de trabajo y prosperidad, casa parental en busca de ayuda, valores conservadores a los que volvemos como fantasía tranquilizadora, en el sentido de suelo desde el cual saltar hacia futuros proyectos. Un suelo que re afirmamos en cada retorno pero que no es siempre el mismo. Toda una configuración de los mecanismos de auto-conservación dentro de los ritos consagrados de nuestra manada. La predica constante de ¨ir a lo seguro¨, a lo consagrado aun sin contemplar variaciones, y mutaciones en el camino. Por Ezequiel González.
Seguinos
3794399959