“No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”. Jiddu Krishnamurti. Sí a usted, aún le cabe alguna duda, le despierta cierto resquemor, el que se pregunte cuál es el grado de salubridad de nuestra democracia, haga el simple ejercicio de preguntar a alguien que esté por encima del nivel de pobreza, la llamada clase media o los sectores independientes, y consúltele por la política, por los políticos y tendrá una respuesta unánime. La misma, paradojalmente, es distinta de las que podrá obtener en los sectores más postergados, y marginales, en los bolsones en donde aquellos han perpetrado más vejámenes incluso que en los sectores de clase media, sea por la resignación cultural, por sostener dogmáticamente la fe como único recurso, o por no tener la posibilidad de ejercer el pensamiento libre, los pobres, son los que aún creen en un sistema que se sostiene casi inercialmente. Lo gravoso, no sólo es que quiénes han tomado la representatividad como coto de caza, difícilmente puedan dimensionar la real dimensión de lo que expresamos, sino que, esta caída al vacío, esta aparente calma, previa a un gran movimiento telúrico, terminara por llevarse deglutida a la política misma.


Documento: Ante todas y cada una de las manifestaciones sociales, en los diferentes lugares del globo, en donde prevalece, por la fuerza de la normativa, impuesta por la dialéctica emanada de las asambleas de representantes, la formalidad democrática, en nombre de nuestra condición humana, que no está, ni debería estarlo, tutelada por ningún organismo, que se jacte de asumir esa representación, manifestamos y proponemos, el siguiente curso de acción a los efectos de dar un mensaje, claro, prístino y contundente a la clase política, al grupúsculo de notables que tiene tomada, cual si fuésemos cautivos a la delegación de soberanía que, inercialmente, cedemos o la que nos someten, para legitimar este sistema, en donde el esfuerzo, lo hacemos los más, en beneficio de esa facción que son los menos, y que bajo el juego de oficialismo/oposición, van rotando, el manejo puro, que a su vez esconde por detrás a sectores de poder (cual monjes negros) y que por tal razón de ser, no puede, ni podrá, ni defender nuestros derechos vulnerados, ni mucho menos promoverlos.


No existen internas en los partidos políticos. Menos aún debates o proyectos que se contrasten. El voto es obligatorio. El ciudadano será convocado múltiples veces al cuarto oscuro para optar entre alternativas que no fueron electas por el ejercicio democrático previo y necesario, como condición indispensable, sino por la dinámica de los hechos y los arbitrios de poderosos de turno. La ley contempla su traducibilidad para ser cumplida por quiénes carecen de poder. El futuro de una democracia de estas características, su viabilidad y la dependencia del quehacer ciudadano para ello.


Al ciudadano de a pie, a esos que dicen que dedican sus horas y su energía los políticos encaramados en el poder, lo único que les llega a interesar de la cuestión electoral (hablamos de los que medianamente tienen resuelto el aspecto de la supervivencia y no entran en la cosificación de la que son víctimas los clientes cautivos de la prebenda y la dádiva electoral) es ir a votar la menor cantidad de veces posible, en un año, que en esta temática, amenaza a ser de proporciones desastrosas, para aquel que no tiene el conchabo, la libada asegurada o no está prendido o ensortijado en el útero estatal. La política, en códigos democráticos, transformada en una cuestión de fe, no puede, ni debe, por esta condición de que existe, básicamente porque no cumple lo que promete, de lo contrario dejaría de existir, hará lo imposible, para que el deseo ciudadano, este lo más lejos posible de ser cumplimentado.


Hemos aceptado que los partidos políticos sean los sellos de goma que se agolpan tras un frente electoral, en donde no se practica ningún tipo de accionar democrático interno y los candidatos se eligen por obra y gracia del poderoso de turno; damos por sentado que lo que elegimos, obligados y condicionados, sea nada más qué facción, que se diferencia de las otras por los hombres y nombres que la componen, nos gobierne prometiéndonos aquello que sabemos que nunca cumplirán; no más pedimos que nada empeore, de lo que viene empeorando por más que nos prometan que las cosas mejorarán, haciéndoles creer que les creemos sus promesas. Necesitamos, aún, que nos guarezcan ficticiamente de la intemperie en la que hemos sido arrojados, asegurándonos que existirá algo más allá de esta temporalidad en donde todo lo que no se acomodó aquí, se acomode por arte de magia allí, en una suerte de democracia idílica o paradisíaca. Nos persignamos, ante las santas escrituras republicanas, que nos dicen que está garantizada la integridad física de nuestros cuerpos, como de nuestros bienes, mientras en las iglesias y capillas de tal institucionalidad, en tales tribunales, los santos y mártires de tal justicia, no hacen más que reinar en sus privilegios y prodigarnos olvido e indiferencia, cuando no, injusticia. Leemos, como acto de fe, la carta magna de este milagro consensual, deliberativo, o desiderativo, le dedicamos oraciones y rezos; a diario, los apóstoles, como correas de transmisión, como medios de comunicación, solo estampan los relatos afines, excluyendo y segregando a todos aquellos que no comulguen con sus postulados sacrosantos.


“El mito, por naturaleza no tiene comprobación. De ahí, resulta la incertidumbre de su identificación. El mythos griego, remite igualmente a la palabra mentirosa, generadora de ilusión, como a la palabra capaz de alcanzar la verdad. ( Balandier, G. “El desorden”. Pág. 18. Gedisa. 1999. Barcelona.)


Tampoco es casual que, así como en el pasado los políticos en campaña querían fotografiarse y aparecer del brazo de eminentes científicos y dramaturgos, hoy busquen la adhesión y el patrocinio de los cantantes de rock y de los actores de cine. Estos han reemplazado a los intelectuales como directores de conciencia política de los sectores medios y populares y ellos encabezan los manifiestos, los leen en las tribunas y salen a la televisión a predicar sobre lo que es bueno y es malo en el campo económico, político y social. En la civilización del espectáculo el cómico es el rey...desde luego, no excluyo la posibilidad de que actores de cine y cantantes de rock o de rap puedan hacer estimables sugerencias en el campo de las ideas, pero sí rechazo que el protagonismo político de que hoy día gozan tenga algo que ver con su lucidez o inteligencia. En absoluto: se debe exclusivamente a su presencia mediática y a sus aptitudes histriónicas. (Mario Vargas Llosa. "La Civilización del espectáculo").


Así lo afirmó el Dr. Gonzalo Díaz Córdoba, quién con encuesta provincial en mano, diagnóstico el panorama en 9 localidades, de las cuáles, Alvear, Bella Vista, Itatí, Mercedes, Santa Lucía reelegirían a sus respectivos jefes comunales, más no así Corrientes Capital. Datos totales y metodología.


El Doctor Gonzalo Díaz Córdoba, arribará a la Ciudad de Corrientes, este Miércoles 22 y a las 10,30 horas en "El Mariscal", Salta y Pellegrini, dará lectura a la encuesta provincial a Gobernador, como la consulta realizada en 10 municipios que deberán dirimir en las urnas si reeligen o no a sus respectivos jefes comunales. Entre las mismas se encuentran; Alvear, Bella Vista, Corrientes Capital, Mercedes, Santa Lucía e Itatí entre otras.


“Cada año se reunía en Atenas la asamblea; votaban a mano alzada, no había un debate y los nombres de los candidatos no se revelaban y si el resultado era positivo, volvían a tener una votación pública dos meses más tarde, en la siguiente pritanía: se reunían en asamblea solemne (catekkelesía) con un quorum de 6000 votantes, y cada ciudadano que deseaba votar, inscribía sobre un fragmento de cerámica o eventualmente en una concha de ostra (de ahí la palabra ostracon), el nombre del sujeto cuyo destierro le parecía necesario para el bien público. No había a continuación un debate. Siempre que había una mayoría absoluta de votos, la persona cuyo nombre aparecía debía abandonar la ciudad en el plazo máximo de diez días y permanecer exiliado durante diez años (a menudo esta frase tenía un connotación teórica, ya que muchos a ostraquizados eran llamados anticipadamente y se les permitía regresar antes de que se cumplieran la sanción de una decena de años, lo que guardaría cierto paralelismo o equivaldría en cierto modo en nuestro siglo con las reducciones de penas a los encarcelados).Esta votación se hacía al pie de la colina en la que se ubicaba el Cerámico, el barrio del gremio alfarero de Atenas. Al pie de dicha colina se arrojaban los productos de alfarería defectuosos, rompiéndose en trozos cóncavos que recordaban la forma cóncava e irregular de una concha de ostra (ostracon). En esta votación cada votante escribía en el ostracon (la concha de barro) el nombre de la persona a quien quería desterrar. Si el nombre de dicha persona alcanzaba una determinada cifra de votantes, tenía que marcharse de Atenas antes de 10 días y permanecer en el destierro durante 10 años. El exilio no era nunca permanente y, además, la persona exiliada no perdía jamás sus derechos como ciudadano e incluso podía ser perdonado por una nueva votación de la asamblea. Durante el periodo de destierro, la ekklesía conservaba los ostraca en los que figuraban los nombres de los ostraquizados. Era un mecanismo de autodefensa popular, un simple voto de confianza política: no constituía una pena judicial, ni una condena penal” (Definición de Wikipedia).


“Lo que para arriba es excéntrico, para abajo es ridiculez… Labios prohibidos, vestido escotado, yo con mi auto, con los vidrios empañados, caviar, champagne, un solo de saxo sensual… Yo me codeo… que tipo inteligente, tengo el bolsillo agujereado, Pero al menos tengo un Rolex, Lo he logrado” (Soda Stereo).


Propongo un New Deal para salir de la crisis política y social que vive Perugorria. Una Emergencia apoyada en normas y costumbres de una Cultura Política basada en Participación Democrática, Transparencia y Gobierno del Pueblo. Por Julio Paredes, 32 años, Profesor en Ciencias Políticas.


Así se desprende por parte de un sondeo que dieron a conocer, en donde el Diputado Nacional recoge un 45,6% de adhesión que lo alejan de sus competidores inmediatos, el Ministro Vischi (28,7%) y el Senador Flinta (25,7%). *La imagen gráfica corresponde a las encuestadoras realizando el trabajo de campo en el interior correntino (Scorza Cué) y fueron proporcionadas por la empresa.


Lo que es más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado». (Plutarco).


“Etimológicamente, parresiazesthai significa “decir todo”. Aquel que usa la parresía, el parresiastés, es alguien que dice todo cuanto tiene en mente: no oculta nada sino que abre su corazón y su alma por completo a otras personas a través de su discurso”.


El Jesuita Paul Valadier, en su obra en relación al filósofo que anatematizo la muerte de Dios (Nietzsche), expresó una sentencia, mucho más contundente y categórica acerca del todopoderoso, más precisamente, del suyo y del nuestro (por más que adhiramos religiosamente o no, nuestra pertenencia cultural es indiscernible al dogma); “El dios Cristiano deja morir a su Hijo sin morir él”. Sí nos detenemos un segundo en la expresión, sin pasión ni caristia, concluiremos, racional y atinadamente que el genio maligno planteado hipotéticamente por Descartes, tal vez debiera ser rescatado del olvido religioso al que fuera sometido, y replanteado incluso, como reemplazo fidedigno del propio dios. Sólo nuestro principio de placer nos hace pretender que tanto el más allá, como el próximo segundo, sea mejores de lo que nos ha sucedido, o al menos nunca sean peores de lo ya vivido. El nacimiento de la contradicción se suscita, cuando nos dejamos iluminar por la razón, oscureciendo deseos y expectativas, el bosquejo de esa verdad ineluctable nos resulta insoportable e intolerable. Acudimos al deseo, puro e inimputable de que algo bueno nos suceda, y que eso, obviamente, por la naturaleza de nuestra imperfección, tenga que tener una entidad que nos supere y trascienda. Para convencernos de este procedimiento de autoengaño que nos protege de las garras de lo incierto a lo que hemos sido arrojados, socializamos la creencia, la transformamos en colectiva, la dogmatizamos, para hacerla aún más férrea y convincente. Lo que no habíamos advertido, es que producto del consumo compulsivo de este opiáceo existencial, de esta cura para la náusea, devenimos en delincuentes sociales. Nos agrupamos con el único fin de violentar las leyes naturales como las convencionales, las que creamos, a los efectos de vulnerarlas y adquirir felicidad, tras el cometido de la transgresión.


David Pears, en su estudio académico acerca del Filósofo Wittgenstein, analizaba lo siguiente en lo concerniente a desde que lugar pensamos o nos piensa el lenguaje: “El lenguaje determina nuestra visión de la realidad, porque vemos las cosas a través de él. El lenguaje no tiene una esencia común o, en caso de que la tenga, es mínima y no explica las conexiones entre sus diversas formas. Tales conexiones son de naturaleza muy huidiza, algo así como los rostros pertenecientes a los miembros de una misma familia. Las teorías filosóficas son un producto de la imaginación y nos ofrecen visiones simples, aunque profundas en apariencia, que nos ciegan para la complejidad efectiva del lenguaje. El límite del lenguaje no constituye una frontera regular y continua susceptible de ser reconocida como infranqueable una vez detectada, se trata, por el contrario, de un laberinto de fronteras que solo puede ser entendido por quienes han sentido alguna vez la urgencia de cruzarlas y, además, lo han intentado, viéndose forzados a retroceder”.


La reelección para Calvano, la Vice para Lanari. Todo parece tan ordenado y prolijo, que asusta, o debería asustar al candidato, pero le juegan con la psicológica de que es médico y le hacen creer que la política y más en Corrientes, se maneja con variantes de ciencia. Nada más obvio y de sentido común y básico, que si realmente quieren, desean, pelear la capital correntina, tienen que poner de vice intendente, a un peronista, de los que sobran en la capital y que muy fácilmente, pueden aducir que no son peronistas renovadores (como los que gobiernan el municipio de capital) y cosechar doble, sacando a votos peronistas o identificamos con el peronismo de la intendencia, para llevarlo al proyecto del médico cardiólogo. Pero claro, como en la estrategia de la gobernación la capital esta cedida, no le cuentan toda la verdad al candidato, considerándolo un escudero menor del círculo rojo de la coordinadora universitaria, esa que mediante el veterinario ya arreglo con el ingeniero precisamente esto, bajo está cláusula, ningún peronista en la fórmula a Intendente ni en la primera línea de concejal, y de paso, le bajan el quantum a Perucho a quién le deberían dar la vicegobernación casi sin discusión (es el segundo partido dentro de Eco, en votos y en todo lo demás) para darle la vice de corrientes, un senador y un puñado de diputados. El otro médico, el jefe del peronismo gobernante de la Ciudad, como buen número 10 se lleva los aplausos y la pelota, habla de internas en los pueblitos del interior…porque en la capital….


El también Senador provincial mandato cumplido, Goyano y Peronista, Jorge Abid, se encuentra trazando el armado de esta posibilidad política, que sí bien no tiene el visto bueno del probable candidato (y difícilmente lo tenga de acuerdo a la posición emblemática que ocupa para la historia del peronismo) la intentona, que ya empieza a dar sus primeros pasos de operatividad, es una muestra cabal, de la preocupación radical que se tiene desde el oficialismo a la candidatura de Espínola.


Hace tiempo, mucho antes incluso que se lo use como slogan de un determinado gobierno, que venimos insistiendo, con honda preocupación, en señalar a los políticos que a razón de darle prioridad (y de esto trata la tarea principal de un político, fijar prioridades) a la acción pura, al hiperpragmatismo, niegan, desconocen o rechazan la acción que despectivamente llaman de escritorio o connotada con el uso de la intelectualidad. Nadie está en su derecho a determinar, menos si ejerce un rol de gobierno (en uso de las facultades y los poderes públicos) que el pensamiento, en la política, como en el caso de la cosa pública, aleja del contacto, la relación, el vínculo con la gente, imposibilitando a todo aquel que se desarrolle, por intermedio de la facultad humana de abstraer, de hacer política o desempeñarse en la función pública. Así como organismos en defensa de derechos de sectores, denunciaron a un cantante por un piropo mal entonado a una dama (o por una agresión como usted la quiera ver), o un grupo de mujeres, se entetaron, porque otras fueron recriminadas por hacerlo en un playa, estas pruebas contundentes de personas enfiladas en un pensar o en un hacer, filonazi, deberían tener la misma devolución, la misma respuesta, o incluso más contundentes o lapidarias. No debe primar, otra cosa, ni una supuesta elección, ni unidad, ni tácticas, ni estrategias electorales. En nombre de ningún triunfo, de ninguna gloria política, se puede dejar pasar, aceptar, tolerar, que se quiera menoscabar, disminuir y con ello, prohibir, o condicionar, una facultad del ser humano, como la del pensar, para participar en política.


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