22 de mayo de 2017

Endogamia democrática.

El axioma antediluviano de “La realidad supera a la ficción”, se cumple también ante la presente tribuna de expresión en que se constituyó esta humilde plataforma. Sí hubiera leído usted que nosotros poníamos como ejemplo de la degradación democrática (por parte de muchos quiénes usufructúan de la misma a más no poder, sin contribuir a su sostenimiento o mejoramiento) que un padre, en funciones legislativas, denunciara a su propia hija, a cargo del ejecutivo del mismo pueblo, a la que sucedió a su madre, ex esposa del denunciante, usted, con toda sinrazón, como seguramente lo habrá hecho en más de una oportunidad, habrá esbozado una crítica, solapada o una expresión de desagrado antes nuestras palabras, haciendo hincapié, tal vez en cierta devoción nuestra por las malas noticias, ondas o posicionamientos. Sin embargo, estimado, es tiempo que vaya reviendo, su posición para con nosotros, nuestra posible obsesión democrática, no tiene más que ver, con esto mismo, que la realidad acompaña y ratifica, los mismos que están en el vértice del sistema político instituido son los que más la dañan, la denostan, la menoscaban y la llevan a su golpe de gracia, por tanto o dejan de estar en la cúspide o se produce un vórtice que reparta y de nuevamente, antes que todos perdamos en el marasmo de una implosión moral que nos sepultará en la ordinariez de su nefasto lodo.

Que podría decirse. Así como se constituyó un colectivo de género que pelea, palmo a palmo por la perspectiva contemporánea de la mujer, deteniéndose hasta en la conformación de los términos, los conceptos y las palabras, quiénes crean sentirse democráticos (en estos tiempos electorales, se le rinde cierto culto exagerado, como cuando nos acercamos a las fiestas de fin de año y nos renovamos en la fe de creernos más buenos) deberían formar parte de los clubes de la democracia, tal como propusimos ( http://comunaslitoral.com.ar/nota.php?ID=5879 ) pero claro, la endogamia del sistema democrático, no sólo afecta a lo partidario, a lo electoral o a lo meramente funcionarial. Es decir, tampoco estos aspectos que venimos trabajando, son considerados en otro ámbito que no sea este, dado que los medios de comunicación, las fuentes de reproducción de supuesto conocimiento, no consideran las presentes palabras, puesto que no provienen de esa vertiente endogámica. No les llega, porque al no ser los amigos, los familiares, o los simples comentadores de sus redes sociales, no franqueamos con el código autorizado, con la palanca, o el contacto, como más en profundidad luego se precisará para estar en la cima de los cobros estatales. Ni siquiera porque no lo queramos o porque tengamos problemas o dificultades para relacionarnos desde la sencillez que propone el ser humano en sus contradicciones. Es mucho más profundo, porque el humano también lo es.

En los barrios bajos de todos y cada uno de los pueblos que representan a esos seres infrahumanos, que han sido despojados de su posibilidad de dignidad, las cosas que están en juego, no pueden ni deben resolverse, mediante un intercambio de palabras bonitas o de posicionamientos, en donde todos y cada uno de los que formamos parte de algo, nos podamos llegar a creer más de lo que somos o de lo que hemos contribuido para que seamos junto al resto.

No sólo porque queda mal, porque suena feo, sino porque además, carcome las razones, por las cuáles seguimos justificando que solo algunos hayamos comido para que otros no lo puedan hacer.

Por una necesaria razón de autodefensa, estos destructores del sistema democrático instituido, deberían ser expulsados, para que la penalidad, además genere referencia disciplinar. Imagínese sí dentro de cada familia, tocada por la política, las cosas se resuelven de la misma manera. Se terminará la política entendida como tal. Debemos, terminar, por ello, con esas familias, antes que estas terminen con la política, mediante la cual, este grupo de privilegiados que nos comunicamos leyendo, hemos tenido la posibilidad de alimentarnos, a diferencia de tantos otros que nos miran de costado.-

 


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