Tal como hace doce años atrás, cuando se hubo de dar la utopía o ¿distopía? Del alineamiento astral de Nación-Provincia-Municipio (nuestros políticos no dan cuenta que repetir este encadenamiento es la prueba más cabal y palpable del fracaso democrático, pues sí para crecer, estar mejor o avanzar, necesitamos que las administraciones se nutran de hombres y mujeres del mismo color político-partidario… ¿para que salimos del totalitarismo entonces? ¿O acaso salimos para pretender una simulación totalitaria, ratificada por elecciones condicionadas? ¿No es la democracia, un ejercicio permanente en donde lo mejor se daría, al tener que forzarse los consensos, con quienes representarían visiones distintas acerca de lo mismo, la unidad en la diversidad?) tal vez estos interrogantes sean demasiado para quiénes están ocupados en definir quién será legislador provincial, por contar con el mérito de manejar dos escuelas, repartir jeringas en un ministerio o salir más veces en una radio hablando de los concheros que debe usar para tener notoriedad, lo cierto es que, el triunfo del oficialismo provincial se da por descontado, perdiendo este, a partir de la asunción del nuevo orden político, sea quien fuere el sucesor, ya que el problema no son los hombres (como no lo fue siquiera el primo doce años atrás) sino el sistema, agravándose este, porque nadie se encarga de mejorarlo, sino de cambiar rótulos, nominalismos, nombres y apellidos, partidos o alianzas, en el más “democrático” de las supuestas modificaciones que ofrece una provincia que supera el tercio de población en situación de pobreza.


Tal como la iniciativa parlamentaria que insta al Gobierno Español a incluir la aporofobia (odio hacia las personas pobres) en el artículo 22.4 del Código Penal de España recientemente aprobada en el Senado, desde Argentina, solicitamos a las fuerzas vivas y a los políticos en general que podamos tomar como referencia, el proyecto convertido en ley y tramitarlo en nuestras instancias legislativas para que tal acto delictivo, este tipificado y debidamente penalizado.


Tal parecería ser la sección de la agenda, no sólo periodística, sino social y política que el destino le tiene reservado, en este período a los otrora representantes del Frente Para la Victoria, actual peronismo a secas o peronismo y algo más. Mayormente como victimarios, pero también como víctimas, los opositores provinciales, como Cemborain en Mercedes y Sananez en Santa Lucía, el primero dos veces en un año y en comercios de propiedad familiar y el segundo en la propia municipalidad y amordazando al contador de la institución, implicado judicialmente, padecieron la virulencia delictual, cayendo, casi inocentemente, en el complejo entramado del que son parte el resto de sus colegas, jefes comunales, opositores al gobierno provincial, que han tenido o tienen problemas jurídico-policiales (Capital caso Techo, Paso de la Patria caso fondo no rendido, Perugorría caso viviendas, Empedrado mal rendición de fondos) como si fuese el colmo, los intendentes vinculados a ECO “flojos de papeles” tienen procedencia peronista (Pago de los Deseos y los ex de Santa Rosa). Algunos ven, o quieren ver persecuciones judiciales y fraudes, otros, con mayor tino, apuntan a que esto evidencia la falta de preparación por parte de la dirigencia de una expresión política que no se propone arribar al poder, sino a espacios para saciar apetencias personales y les da lo mismo, para ello, acompañar a cualquier aventurero que se larga a la pista a seguir el destino del viento.


Discutir el poder, ponerlo en cuestión, acecharlo con preguntas, rodearlo con inquietudes, azotarlo con disquisiciones permanentes, debería ser un ejercicio natural, o en su defecto una de las labores más remuneradas que pueda pagar el actual sistema económico. Precisamente de esto mismo, nos encargaremos en esta oportunidad, ¿Por qué cobra lo que cobra, quién cobra?, ¿Quién determina esa valor? Preguntas que necesariamente escapan a la lógica del mercado (¿lógica?) que perfora el precio determinado por el libre juego de la oferta y la demanda.


En el concierto de las preguntas de todos los días, que por otra parte, consolidan, esclerotizan la banalidad de la política, que lleva a que suprimamos perversamente la finalidad de los partidos políticos, y nos conducen a que lo cotidiano sea la agenda del dueño de la lapicera, oficialista u opositor, que dibuja y desdibuja, desde los nombres de las fórmulas gubernamentales, las listas legislativas, los casilleros de los gabinetes, y las planillas de los planta permanente como contratados que seguirán o dejarán de libar del estado, no estará este interrogante de título, ni otros tantos, que casi sin querer se constituyen en los aspectos basales de nuestras instituciones democráticas modernas. Es decir, sí todos los que estamos obligados a votar, transgredimos tal norma en un porcentaje mayor al usual (que siempre es del 20 o en su defecto 30%) alcanzando un 50%, entonces y de hecho, tal elección, carecería de legitimidad y de allí se podría ganar seriamente la legalidad de tal comicio y de tal resultado. De más está decir, que sí se alcanza esa mayoría, la transgresión dejaría de ser tal y se convertiría en norma triunfante y el ordenamiento político se vería impelido a replantarse algunos de sus aspectos basales, que no son abordados, porque quiénes se les oponen o no piensan o sólo quieren ser como los que critican.


Ambos, ingresaron a la inmortalidad un día como hoy. Sí bien algunos consideran que las comparaciones son odiosas, habría que agregar por otra parte que son necesarias. El padre de dos ex gobernadores de la provincia, de dos dueños de emporios periodísticos que suscriben los acontecimientos de la agenda política y social de Corrientes y su correntinidad, si bien no tuvo una vida política-pública como la del general, en la taragui, no sólo que posee una comisión de homenaje permanente, que le rinde las conmemoraciones que sus deudos y amigos consideran pertinente, sino que a diferencia del ex Presidente Argentino, es recordado con mayor estridencia y relevancia. Perón, pese a haber sido el artífice del último gobierno peronista en la Provincia (no casualmente en manos de un sobrino de Juan Romero, Don Julio) siquiera ha sido “posteado” en la red social del candidato a gobernador peronista, hubiera alcanzado con que alguno de sus asesores, de los legisladores en actividad o mandato cumplido (de ingentes ingresos y recursos), organizaran una suerte de ofrenda floral, la publicación de unas memorias, un almuerzo alusivo. Nada, ni siquiera ese “reconocimiento (insistimos transcurrida la tarde, el candidato a gobernador “peronista” aparece en una actividad de campaña, organizado por su juventud, en un barrio capitalino, en la práctica de un deporte, sin mención siquiera a alguna actividad de homenaje que pudiera realizarse más tarde) virtual. Explicación sucinta, pero no por ello no categórica, de porque el peronismo hace 50 años no accede al poder en Corrientes.


“Las historias nos enseñan que debiendo ser las leyes pactos considerados de hombres libres, han sido pactos casuales de una necesidad pasajera; que debiendo ser dictadas por un desapasionado examinador de la naturaleza humana, han sido instrumento de las pasiones de pocos”. ( Beccaria, C. “De los delitos y de las penas”. Alianza Editorial. Madrid. 1980. Pág. 26).


El sábado 1° de Julio llega "Matiz" al Centro Cultural Flotante Siete Corrientes.


Volvieron los Viernes de Teatro a la Sala del Centro Cultural SieteCorrientes; éste 30 de junio a las 21hs se presenta: PIRAYUÍ, "Una manera de vernos los correntinos.


También en junio, pero de 1953, fallecía a los 44 años, Moisés Lebensohn, uno de los teóricos más destacados del radicalismo y quién hablara y trabajara, por lo que más tarde sería un bastión, conceptual como programático del peronismo; la justicia social. Mientras algunos en la menudencia de porque se eligió a tal en la candidatura por sobre otros, tal como atestiguan estas columnas desde hace dos años que sostenemos que el continuador del proyecto ECO, debía estar nutrido, formado, acendrado, en todo aquello que careciera el candidato opositor; capacidad intelectual, referencias teóricas comprobadas, pertenencia a la valoración de la familia política, que precisamente contrarrestaran, el deseo por el deseo mismo de llegar a una meta, la ambición personal por el empacho al exitismo y la reverberación de provenir de un afuera, raro, exótico, extraño que no garantice la tranquilidad que la sociedad le exige a su dirigencia. Como si fuese poco, este ascendente en Lebensohn, le permitirá a ECO ser más laxo con la idea de contrarrestar contra el peronismo. Este radicalismo, esta vertiente es la más peronista de las vertientes radicales y en la oposición provincial, considerar el candidato a gobernador como tal, es como mínimo una exageración de la mercadotecnia, del coaching, del asesoramiento del consultor, en un escenario nacional en donde el peronismo se subdivide para subsistir y lo hará en tanto y en cuanto no se presente como tal.


En algún lugar existen todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados.
¿Estado? ¿Qué es eso? ¡Bien! Abrid los oídos, pues voy a deciros mi palabra sobre la muerte de los pueblos.
El Estado es el más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente; y ésta es la mentira que se desliza de su boca: “Yo, el Estado, soy el pueblo”. Así habló Zaratustra. Friedrich Nietzsche.


Desde el Presente Club de Filosofía, se está terminando de redactar un proyecto de ley de educación provincial, que dotará de contenidos filosóficos tal como ocurre en ciertos países europeos y que exigen incluso de un rendimiento mediante una prueba final para la formación total del educando (Caso del “Bac” en Francia). De acuerdo a lo que informaron desde la institución, esperan reunirse con la Ministro de Educación provincial, o en su defecto con la comisión en la Cámara de Diputados Provincial que inició el trámite legislativo propiamente dicho. Esta institución, auspiciante del instituto provincial de filosofía, pide a los funcionarios del ejecutivo como a los representantes del legislativo que cumplen con el espíritu democrático de que hagan parte a la sociedad, no solo caracterizada en las organizaciones rígidas de gremios o sindicatos, sino las libres y con profunda vocación ciudadana y participativa.


No podemos dejar de comenzar pensando en Grecia, cuna de la democracia o en algún prohombre griego, les vamos a proponer recordar a Esopo y una de sus fábulas más conocidas.


Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?. Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa?. Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». (Mateo 22, 15-21). Esto que parece nuestra conversión filosófica-política en la reescrituras de un dogma, apenas sí nos sirve para dar referencia a lo que se está discutiendo en la actualidad en los escritorios del poder, sin embargo, tampoco deja de ser una mención a cómo venimos señalando el acontecimiento de ciertos sucesos que reconfirman no una capacidad profética, sino simplemente el empleo de un método lógico-deductivo para anticiparse a ciertas decisiones que se tomaron desde hace un tiempo.


“Los políticos Griegos que vivían en un gobierno popular, no reconocían más fuerza para sostenerlo que la virtud. Los políticos de hoy no nos hablan más que de fábricas, de comercio, de finanzas, de riquezas e incluso de lujo. Cuando la virtud deja de existir, la ambición entra en los corazones capaces de recibirla y la codicia se apodera de todos los demás. Los deseos cambian de objeto: lo que antes se amaba, ya no se ama; si se era libre con las leyes, ahora se quiere ser libre contra ellas; cada ciudadano es como un esclavo escapando de la casa de su amo; se llama rigor a lo que era máxima; se llama estorbo a lo que era regla; se llama temor a lo que era atención. Se llama avaricia a la frugalidad y no al deseo de poseer. Antes, los bienes de los particulares constituían el tesoro público, pero en cuanto la virtud se pierde, el tesoro público se convierte en patrimonio de los particulares. La república es un despojo y su fuerza ya no es más que el poder de algunos ciudadanos y la licencia de todos” (Del Espíritu de las Leyes, Montesquieu).


Tal como todo lo traumático que sucede en el campo de lo real y que por ello nos conmina a entender que el tiempo no existe como tal (el suceso que quiebra la posibilidad de conceptualizarlo, de entenderlo, nos detiene, nos instala en el shock, en el trauma, nos traslada al otro plano del cuál deberemos salir) en la instancia político-electoral de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), las mismas se recargan de análisis y conclusiones que no dejan de ser testimonios calcados, de todo aquello que nos venimos planteando, una y otra vez, con respecto a nuestra vinculación con la política: En una suerte de relación, histérica-perversa que amenaza a reconsiderar sino transitamos caminos psicóticos, tal como fronterizos, manifestamos, todas y cada una de las reverberaciones, de lo que no queremos en lo concerniente a ese otro político. No queremos ir a esa elección que no es interna, que no es abierta, que no sabemos el sentido que sea simultánea y nos defrauda, desalienta y condiciona que sea obligatoria. Asimismo tampoco, podemos bosquejar queja razonable, pues han sido los propios políticos, de quiénes inmediatamente después de haberlos votado, los queremos botar, en su legitimidad, los que tradujeron, esta reforma política, tras el casi acabose conocido como el 2001 (cuando algunos expresaron en las calles que se vayan todos, mientras otros golpeaban cacerolas, pero no por los números de la pobreza, sino por los números del banco que llevaron el pasaje al acto, de decirle a los ahorristas la verdad de Perogrullo de que las matemáticas son sólo eso, un artilugio simbólico) de la que ahora, decimos, expresamos y sentimos que no tiene utilidad ni sentido.


Es el momento en que las brújulas cambian de norte, lo que se avecina es la batalla final, la batalla por el sillón de Ferré.


Así como la prohibición del incesto es el principio de autoridad que trasciende la cuestión de género, e instaura un padre regulador, una regla que se masculiniza dado que en última instancia puede echar mano a la violencia instintiva para justificarse, a lo largo de nuestra historia el símbolo que logramos conceptualizar para cumplir o no cumplir una aceptación social, es el dinero, el billete, la teca, el contante y sonante, la tela, la lana, la mosca, la biyuya, la lata, la papota, la tarasca, o como lo quiera denominar. La que estaría faltando en la Caja Municipal Capitalina y que sería toda la cuestión de aquí a diciembre cuando cambie de manos el gobierno (todo lo otro es cháchara) como la que falta en los bolsillos que son nuevamente convocados a votar, y que muchos lo harán nuevamente, por quiénes otros dicen que se la han llevado. Claro en el plano simbólico, el tiempo no es el mismo que en el plano de la realidad. El dinero es el simbolismo del poder que por otra parte nunca es real. Quién tiene dinero, no siempre tiene poder, pero quién no tiene dinero, no tendrá poder. El poder sólo es concebible mediante la acumulación de dinero. Quien quiera, pretenda o busque cambiar las reglas del juego del poder, de la política, de su actual sistema, debe cambiar esto mismo, en este plano simbólico. Debe hacer que la ciudadanía simbolice el poder mediante otro concepto que no sea el dinero. De lo contrario, seguiremos narrando, leyendo y siendo parte de una novela, de esta novela, repetitiva, reiterativa, obvia y evidente, que se consume en el éxtasis, sempiterno de su consumación paroxística.


Por lo general, siempre es más elegante o políticamente correcto, afirmar que se garantizan espacios y tiempo para la significación en la política de los aspectos conceptuales o de pensamiento profundo, sin embargo, en el fragor de lo acontecido, ante lo que podría denominarse “La cuestión Kantiana”, el poder se expresa, se desarrolla, o se representa ante su propia representatividad, de la forma más autoritaria y primitiva, como imagen, como instantánea, como pausa eterna ante un debate televisado que soslaya la emisión de órdenes continuas (sean estas frases de efecto, marketineras, prestablecidas o premoldeadas por consultores o publicistas) a costa de la nulidad o el desinterés por el pensamiento o criterio que tenga en sí misma como significación de lo público, como el espacio complejo y contradictorio que es en sí mismo, y en donde por temor, a reconocer tal ámbito, como hostil, para la venta o la promesa de certezas, que siempre serán vanas (como todas las certezas, pese a que por definición las busquemos o en su no encuentro las inventemos, por nuestras limitaciones) prevalece el otro, como un sínodo de no-diálogo, de la oclusión del intercambio de ideas, mucho menos el debate, como su interacción dialógica, sino tan sólo como la exhibición de quién tenga en esa circunstancialidad más poder, sea por acertarle a un título de un libro de un filosofo como muestra de una tómbola intelectual en el que caen quiénes solo se ofertan para administrar superficialidades.


El año entrante en Colombia se llevarán a cabo elecciones presidenciales. Una de las candidatas que despierta mayor atención internacional, por la profundidad y el compromiso democrático de sus propuestas (una de ellas la consulta popular contra la corrupción, otro es el fomento a la lectura) es la Senadora Claudia López. A contrario sensu de los analistas y politólogos, López hace de la transparencia una bandera con la que pretende cubrir protectora y civilizadamente a los colombianos para enriquecer la experiencia democrática actual en tal sitio de occidente.


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