Código Colombi.

Usted imagínese por un instante que Colombi le diga a sus socios primero y la sociedad después que el vicegobernador de Eco, será quién figura tercero o cuarto en la lista de los 20 partidos que conforman el espacio político en cantidad de votos obtenidos por fuerza política, que teniendo un presupuesto político, siquiera puede contar con un concejal en Estación Torrent y que como novedad ofrece la incursión de un padre de pueblo que espero la muerte de su anciana madre para decir algo más que el padre nuestro. Que será quién amago, hasta hace cinco minutos atrás traicionarlo, con el auspicio mediático de su archi-enemigo que pretendió y pretende plantarle un muerto. Imagínese sí no que diría que el Vicegobernador va a ser alguien que ya fue, dado que se lo pidió el Presidente para hacer valer su partido inexistente, que tiene en el distrito más intervenciones que afiliados. En ninguno de los casos sería Colombi. Cambiaría para mal y como mínimo se le reirían, a escondidas, musitando que algo grave le ha ocurrido.
Sucede que Colombi, se convirtió en símbolo. Colombi dejo de ser un hombre para pasar a ser este código político que supero al otrora aparato invencible del pacto.
Este código está en funcionamiento automático hace rato y no se trata de nombres particulares, es una metodología. Es la instrumentación de la profesionalidad política.
Dentro de este algoritmo, la oposición que no es tal, aún no comprende que todo lo que haga (discutirle esta lógica de almacenero) dentro de la órbita de lo numérico, tendrá como destino irrevocable, hocicar a los pies del código Colombi.
Sí usted se toma el trabajo de escuchar sus discursos, podrá decodificar que cuando visita esas comunas instando a los pueblerinos a que ganen sus municipios expresa que la política se hace desde el estado, el resto es nada, sentencia lapidario, efectivo, contumaz.
Sí en algún momento, hizo uso de paracaidistas u hombres con poca estructura, que no tengan su lógica política, fue por circunstancias especiales o coyunturales. Al inicio de este año electoral, afirmó que no eran tiempo de paracaidistas.
El hombre con quien comparte, políticamente más poder dentro de la alianza Eco, como del gobierno en los últimos tiempos, será el vice. La lógica del código Colombi así como es inexpugnable es inmodificable. En caso de que se la modifique (encima sin razón aparente de que se lo haga) corre el riesgo innecesario de dejar de ser invencible.
No se trata de una cuestión de nombres o de hombres, insistimos, estamos ante el funcionamiento de un aparato colosal, preciso e impiadoso de poder, que se maneja bajo una lógica.
Lo expresamos desde la poca fortuna de haber ocupado un lugar, de desentrañar este código para prestarle un servicio a la comunidad (para tener una mejor política). Tanto al propio código como a sus hacedores, algo que no entro en esa lógica y que nos pretendió fulminar con su indiferencia. Tenemos la plena convicción que el código, llámese como se llame y determine lo que determine, puede ser mejorado, y que ello signifique (dado que casi siempre hablamos tutelando a los pobres que tal vez se incomoden con este padrinazgo) que quiénes a esto nos dedicamos tengamos el reconocimiento, adecuado, merecido y en su justa medida.
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