15 de agosto de 2017

Vuelve Cristina.

Dicen los fanáticos del automovilismo que las competencias que movilizan la adrenalina como ninguna son las que se experimentan en el TC, no hay nada igual. Pero, debes en cuando aparece la excepción que confirma la falacia de la regla, si hay excepción no hay regla y donde no hay reglas, siquiera claro oscuras es a la hora del recuento de votos.

Roberto Cognegan se pregunta ¿Por qué estamos habituados en la disyuntiva de dos caminos y siempre antagónicos? Como si naciéramos con la espada de Damocles como principio fundamental, una suerte de necesidad prácticamente biológica y adictiva en buscar y detectar la cara oscura de la luna que ilumina la otra. Siempre nos proponen esto o  el infierno. Yo o el caos.

Cual Víctor Frankenstein, Cambiemos supo construir su monstruo a paciere, a la perfección, lo trajo de la nada, juntando partes de aquí y de allá, ahora la monstruosidad de su propia creación los dejo pálidos como si el mismísimo diablo golpeara su puerta ansioso de devorar a su creador. Con la fe no se juega, suelen decir en el campo, el diablo sabe más por viejo que por diablo, atormentar a poblaciones enteras con el pasado infernal no asegura certeza alguna al presente enclenque. Esperanza dejo de ser un nombre propio, se hizo de repente caballito de batalla pero esperanza es esperar con felicidad, esperanza es una espada ante todo, de filo prácticamente quirúrgico que no deja tejido sin cortar, es doña esperanza la que empieza a jugar su partido frente a la urgencia. Como bien supo decir Ricardo Colombi: la gente no come asfalto.

Joan Silorcrim sostiene que es preciso conocer la pregunta antes que la respuesta, cosa que Cambiemos en su estrategia electoral no supo ver, la idea era clara: que no vuelva el pasado, olvidándose de la pregunta ¿Por qué? ¿Acaso el presente es mejor? ¿El futuro en su realidad incierta es mejor?  Para acentuar y profundizar la fe en Cristo el acontecimiento primordial fue su crucifixión, matarlo lo convirtió en lo que es, no fue lo que hizo por sus hermanos, fue su asesinato por lo que hacía y enseñaba. Lo mismo ocurriría con Sócrates quien se convierte en especial por su asesinato, no por lo que sostenía sino, por lo que preguntaba.

Cristina fue dada por occisa, vencida, derrotada y parapetada en Santa Cruz, usaron y seguirán usando al Poder Judicial, como antes y ahora, como artillería que garantiza la impunidad en el país para amedrentar a la que hoy volvió de las cenizas literaria que ideo el ecuatoriano Duran Barba subestimando al bonaerense. Si Cambiemos realmente cree que esta re-fundando la República su primer acto fundador debió ser una razia completa y profunda del Poder Judicial, reducto putrefacto donde se esconde la desgracia argenta. Cambiemos aseguraba que en “la calle” les decían que no querían volver al pasado, la calle les mintió o se mintieron así mismos como placebo en busca del absoluto predispuesto, para no fruncir el entrecejo cuando la calle, que nadie a ciencia cierta sabe quién es, le diga lo contrario a las 4 de la mañana, es que en la calle solo habita el ruido insoportable de las bocinas, nada más. Muchas veces el mar se retira de las costas y se regresa con toda la furia como en los tsunamis, para que ello suceda, primero ocurre un terremoto en las profundidades del océano imperceptible para el ojo humano.

Cristina goza de buena salud, mientras el verdadero adversario de Cambiemos es la realidad que día tras día golpea directo a su mentón y un viejo dicho popular asegura que: la gallina come de a uno, igual se llena. Vencedores vencidos, ovejero que descansa en manto negro,  reza una canción de los redonditos de ricota.

La inanidad que descubrió Cambiemos el pasado domingo de su cosmos tradicional y pintoresco, esperanzador, universo deseante y hacedor de deseos, basado en definiciones conceptuales vacías sin traducibilidad material que solo queda en una juventud literaria o novelesca frente a un cosmos estructural cimentado más en la fe que en la razón que supo desplegar Cristina.

Si bien, quien estas líneas escribe no tiene afinidad religiosa con Cristina, ni pragmática con Cambiemos, no podemos escapar de la trampa que nos proponen ambas latitudes que oscilan como un péndulo, pero que en el punto cero se chocaran destruyéndose mutuamente.   

 

Por Carlos A. Coria Garcia.


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