Sí se profundiza el escenario, lo pone a Tormenta Colombi y gana…
En una nueva demostración, o de lección de realpolitik, el gran maestro ajedrecista, deja ver su magistral gambito para que el poder no se le escape a su equipo político que lidera con comodidad. Sí bien sus opositores, le hacen el camino fácil (para que usted sepa cómo trabaja para dividir la oposición, cuando asomó el más peligroso de todos, rápido mando a cruzarlo a uno que ahora, como antes, es aliado, en fechas electorales y en jugadas poco claras pero muy renovadoras) y guiados por la estrella del cualquiercosismo, del deseo de llegar por las luces de la carroza, suben a la estelaridad a la profesora trucha, quién se pusiera el traje peronista desde la sábana conyugal del astuto liberal, multiprocesada y símbolo de la corruptela, al profe de básquet y su banda, quién tendrán problemas, como ya los han tenido, los intendentes de la Perla del Paraná y el gran Roger, muestra cabal de que el poder se construye, que no puede ser una coyuntura, simple deseo arribista de vanidosos que destratan a los que piensan, esos hacedores de la nada, de estos castillos de arena, que cuando sucumben, sólo sirven para volver a aferrarse al statuo quo, darse la vuelta y pedirle por favor, al gran señor, que ponga a quién considere, porque le dejaron servida, por un turno más, la provincia, esta vez, como otras, sin siquiera salir de la cancha.
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