Desde dentro de las cuatro avenidas de la capital correntina, donde muchos miran por sobre el hombro a los votantes de barrios periféricos, acusándolos incluso, sino no comparten su apreciación política, de haber alquilado su libertad por la bolsita, dádiva, por el contrato con el estado, por el pago puntual de este a su masa asariada, tenemos la obligación moral, al menos (por más que a los fines pragmáticos no signifique nada) de preguntarnos de que libertad hablamos al usarla o no en la votación. En ese recinto, en donde se ejerce el soberano principio democrático, que paradojalmente es llamado “cuarto oscuro”.
De otra forma no podía ocurrir, la “jefa” bendijo a Daniel Scioli para sucederla en la presidencia y tal cual patitos, todos se enfilaron detrás de mamá pata para aplaudir al elegido. Los detractores del Sciolismo como herederos del Cristinismo provoco un ismo hacia dentro (son más los kirchneristas que no tragan a Daniel de los que pueden digerirlo). Luis D'Elía por ejemplo, sostenía del ahora candidato "Scioli siempre fue lo mismo: un conservador de derecha que parte del movimiento popular con quien se puede articular una visión de país”. Y con esta frase se coloca ahora en las trincheras del Gobernador de Buenos Aires “Yo me pasé la vida puteando a Scioli y ahora soy consciente de que la única opción que vamos a tener es él". No podemos dejar afuera de esta diatriba a la inimputable Hebe de Bonafini que sostuvo “Menos Scioli, cualquiera”, o alguna de sus definiciones más acordes a su personalidad “Pinto todo de naranja y ahora quiere pintar todo color mierda”. Por Carlos A. Coria García.
Tal como el enfrentamiento Bíblico entre David y Goliat, la lucha de Sebastián Castalión contra Calvino, o el mosquito contra el elefante, se constituye en acabada muestra de como la humanidad, de tanto en tanto, escoge a ciertos hombres para dar esas disputas que dotan de sentido siglos de existencia humana. Sí la política solo fuera realizada desde el funcionariado, desde la “oligarquía de los cargos” o el aparataje de las estructuras, las elecciones tendrían que volverse a resolver como en los años del “fraude democrático”, al menos existen algunos, que enarbolan las ideas, los proyectos y las propuestas, por sobre lo efímero de los hombres y nombres.
Sí algún actor político Correntino se vio beneficiado tras los cierres de listas nacionales y la pronta batalla electoral provincial, ese sin ningún lugar a dudas fue el ex candidato a gobernador del FPV. Claro que no sólo tiempo deberá aguardar el joven ex intendente, también tendrá que sacar en limpio algunos aspectos conceptuales, en los que no reparo en la elección pasada y probablemente por ello no pudo sentarse en el sillón de Ferré. El contexto, insistimos, le reporta un escenario, a priori, en donde tiene “alineado todos los planetas”, a nivel nacional, él mejor que nadie, expresa acabadamente, la síntesis perfecta entre “Cristinismo y Sciolismo”. A nivel provincial, demostró por primera vez, decisión de conductor (criticable o no, jugó por vez primera una decisión política con todo lo que implica, haberle dicho al otro sector del peronismo que “acompañen”) y por sobre todo, llega a un 2017, en donde el Ricardismo sin Ricardo, empieza a ser cada vez más una alquimia que una posibilidad.
Mi deseo sería, Crito, que las masas fuesen capaces de hacer el peor de los males, pues entonces también lo serían de hacer el mejor de los bienes; ¡y esto sí que sería bueno! Sócrates.
La obra del autor correntino, en el marco de la feria del libro, fue presentada bajo una pedagógica explicación acerca del producto "democrático vencido" de nuestra actual sistema representativo y de la necesidad de contar, con otro, que lo supla o reemplace, para reivindicar el principio etimológico del "gobierno del pueblo" como definición y concepto.
“La democracia incierta”, es el cuarto título, de inminente aparición, tras su exitosa presentación del “Voto Compensatorio”, de la obra del autor correntino Francisco González Cabañas, filósofo y escritor, y me permito usar estas palabras para expresar el profundo desconcierto, temor, dudas, que los gobiernos en forma sistemática nos ofrecen. Una democracia deformada de su concepción original, una democracia al servicio de unos pocos, que enmascarada en el voto, y en la posibilidad de elegir, nos hunde cada días más en la desesperanza.
Dejamos a consideración, ciertos proyectos que bien podrían ser utilizados por los espacios políticos que compartan las mismas. Sí bien no es de competencia periodística o comunicacional, lo cierto es que siempre se nos tiene a tiro (aquello de matar al mensajero) y desde un no lugar, igual se nos recrimina no "aportar" (insistimos como sí fuese nuestra función) consideraciones positivas o que no sean pálidas o críticas. Les damos el gusto, a los amigos quejosos.
El hombre más poderoso de la provincia atraviesa una semana atípica, la encuestadora del hermano del segundo del ministerio de educación le diagnóstico un exiguo 3 por ciento por encima de la oposición y como si fuera poco, se develo que el cartón pintado de peronismo que instalo como segundo en el 2013, no le garantizo ser cabeza de playa con un Daniel Osvaldo cada vez más cerca del área para definir el partido, ni tampoco ejerció poder de lobby como para que desde los altos mandos de la AFIP, pudieran retardar una citación más que inconveniente en tiempos electorales.
En estos tiempos electorales, se habla y mucho por las características “legislativas” (algunos la quieren acotar a la cuestión temporal, llamándolas desacertadamente “de medio término”), de reformar determinadas leyes (cabría destacar que tanto la defensoría del pueblo, como la pastoral social, han tenido la sensatez de convocar o instar a debate a los candidatos, como se propuso desde siempre en esta tribuna) lo cierto es que a nadie se le ha ocurrido plantearse o al menos indagar en la necesidad que tendría la provincia de seguir solventando y sosteniendo, la cantidad inusitada de residencias oficiales (sobre la Avenida Costanera, la más costosa y coqueta) para ministros y vicegobernador. Investigación acerca de las otras provincias del país, en donde el estado provincial sólo sostiene las residencias del gobernador y no de sus adláteres como en la nuestra. Como si fuese la necesaria muestra, cabal, de las prerrogativas con las que cuentan quienes acceden al poder, a contrario sensu, de las necesidades no satisfechas de muchísimos (ya sabemos que no contamos con datos confiables en ningún nivel gubernamental) correntinos, se ha instalado, como ilustra la gráfica, una casilla en pleno paseo recoleto, en pleno barrio de la sobreabundancia de la política, bien valdría esta elección para que se le resuelva el problema a esta familia, como para que oficialismo y oposición coincidan en “dar de baja” las casitas oficiales de la costanera, como muestra, como gesto, como señal…
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