No se trata de arremeter contra los abogados, dado que son los únicos que se han reservado para sí la integración, en lugares jerárquicos, de un poder del estado (el judicial) sin que nadie osare cuestionarle esto mismo o que ninguna otra facción profesional, pretenda para sí alambrar en forma taxativa y normativa la integración de otro poder del estado (lo podrían hacer los politólogos, que dicho sea de paso tienen más de la mitad de materias de estudio iguales a las de un abogado, es decir son abogados teóricos, sin ejercer o abogados políticos), pero la constitución de ciertos resortes de nuestra institucionalidad democrática, se debe a esta sobre presencia de hombres y mujeres formados en derecho que habitan el mundo del poder público. El ejemplo de la cuestión electoral es contundente y evidente, pero en verdad, la problemática es subyacente.


Desde todos los partidos, diversos candidatos y referentes vienen señalando su preocupación y ¿ocupación? Ante el clima gélido del proselitismo que no logra entusiasmar a la pueblada, que siente la obligatoriedad, sin que se le muestre su condición de derecho cívico o político de elegir a sus representantes. Sí bien es un tema conceptual y profundo, que lo venimos analizando desde hace tiempo, lo cierto es que desde la política, se precisa combatir, en forma inmediata contra esta afección, contra este virus que ataca la democracia (tal como la entienden) y para ello, algunos recurren a la vieja táctica de candidatear a lo imposible a alguien que sale por televisión, otros a apurar incentivos puntuales (las efectividades conducentes, para no decirle dádivas) y los menos a pensar la cuestión desde otra perspectiva, tal vez el virus invasor, sea la expresión de libertad, la única, del cuerpo enfermo que ni siquiera en forma autómata puede crear defensas o anticuerpos. La solución no pasa por derogar las PASO, tal como se sostiene que hará la mayoría oficialista, dando como prueba, precisamente, un desinterés social, para ordenar la vida interna de los partidos que son los pilares de la democracia. El problema no se suscita en las formas, en lo metodológico, en el envase, en lo nominal, que vendría a ser la cuestión de los partidos y la norma electoral; lo central, basal y neurálgico es la política comprendida desde la lógica de la representación. De hecho sí usted, se tomó el trabajo de acopiar todo aquello que expresaros los diversos candidatos (muchos de los cuáles si quiera tienen posición propia, sino que son reflejos de maquinarias de coaching) se desesperan, temerosa y temerariamente, por estar en contacto con la gente, con el ciudadano, con el pueblo o como lo quieran llamar. Es tan craso el error conceptual que poseen, que sí se postulan como representantes no tienen que exagerar esa representación que van a ejercer. Es decir, es ridículo que planteen que quieran tomar contacto con todos y cada uno de los ciudadanos, o que traten de visitar a la mayoría de las personas reunidas, para expresarle que quieren ser sus representantes. El hecho político de la representación, o el concepto clave de nuestras democracias actuales, tiene que hacerse desde la distancia del pensamiento, de la prudencia que impone la lejanía, de la templanza que acendrar el no estar al lado del que sufre y padece, dado que de tal manera, el sentido a aplicarse para resolver ello no sería ni el adecuado, ni el correcto ni el conveniente. Lamentablemente nuestros políticos creen, consideran que lo importante es estar cerca, día a día, momento a momento en una suerte de orgía de la proximidad. Dios, es tal, y la mayoría cree en un dios, porque se maneja en esa lógica de la abstracción, de la distancia, de lo paradojal de la distancia-cercandad.


“Nuestra vida es ante todo toparse con el futuro. No es el presente o el pasado lo primero que vivimos, no: la vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o el pasado se descubre después en relación con ese futuro” (Ortega y Gasset, J.)


Prometeica es una publicación académica digital dirigida por investigadores de Argentina y Brasil en su número 15 (es semestral) arbitró favorablemente (realizan evaluación ciega por pares) y por tanto cuenta con la publicación del artículo “Liberándonos de Dios y Marx” del autor Francisco Tomás González Cabañas. El correntino alcanzó la décima edición de sus distintos trabajos en diversas revistas científicas de distintas partes del mundo. Asimismo, su último libro “El acabose democrático” está en proceso de edición por la prestigiosa editorial Madrileña “Ápeirón” quién tendrá disponible el libro para finales de agosto o principios de septiembre.


Años y años de cebar mate, de colgar algún cartel, de decirle todo que sí al capanga dueño de la lapicera, años de sumisión, de entrega de dignidad propia y hasta familiar, por una semana, donde todo es posible, donde los referentes, disfrazados de políticos, en realidad buscas que no saben, no quieren o no pueden ganarse el mango dignamente


Tal como su candidatura a Senador Provincial, la de su delfín sucesor y el cacicazgo de hombres de su riñón en municipios populosos, el gobernador, decidió (para luego convencer a sus asociados) hace rato por quién será el vicegobernador. Es verdad, no lo hizo por un capricho o gusto personal, sino por la aplicación de un código o de una lógica, que no por ser rudimentaria (todos sus funcionarios lo definen como un “Almacenero”) no deja de ser implacable, en el concierto de una oposición que es un terreno abonado para ser sometida una y otra vez por el imperio del ECO que retumba como si fueran muchas voces, de la que se destaca una. Esa es la que dice, casi con una obviedad tautológica, de la que nos avergüenza expresar, pero lo hacemos porque esto mismo desnuda la ausencia de periodismo político (eso no significa que no existan los celebrities mediáticos que se forjan supuesto prestigio a los pautazos) como nuestra condición de no radicales de cuna (de haberlo sido estaríamos hace tiempo mamando de alguna ubre estatal sin ganas, ni tiempo, producto de un empacho colosal, para andar ladrando a la luna). El vicegobernador tiene que ser el líder del partido, después del radical, más votado en las últimas elecciones. Tiene que ser el líder del partido que tenga más funcionarios (ministros, subsecretarios, directores, etc) en el ejecutivo. Tiene que ser el líder del partido que tenga más presencia política representativa (legisladores, intendentes, vices y concejales). Tiene que ser el líder del partido que tenga hasta entonces, mayor presencia en las elecciones hasta aquí. Bueno, todo esto, da un único partido, cuyo líder, además tiene presencia política, prestigio personal y volumen en todo sentido. El resto de las habladurías, las que tanto gustan o mejor dicho hasta forman parte del Código Colombi, no dejan de ser eso mismo, maniobras de distracción para incautos y a la vez, elementos de negociación para el adentro de la fuerza política que se rige por este código.


La Ley 16.986 conocida como la norma de acción de amparo, es la que nos faculta al considerar lesionado un derecho fundamental, el acudir a la justicia para que resuelva tal poder en forma expeditiva lo denunciado. El domingo próximo millones de Argentinos estamos obligados a votar, en una elección, creada por ley, a la que, desde el primer actor político, como institucional, mediante la táctica o estrategia, utilizada por su fuerza política, resolvió vaciarla de contenido y quitarle por ende todo tipo de sentido y razón. Es decir la Primaria Abierta Simultánea y Obligatoria, no sólo que no es tal, para los votantes del partido del Presidente (fuerza política mas votada en la última elección) sino que además, tal como expresaron funcionarios de alto rango, serán pasibles de ser derogadas, sí es que el proyecto alcanza mayoría parlamentaria en unos meses. En distritos como Corrientes, a nivel provincial, el principal actor político, como institucional, también destrato políticamente la sustancialidad y la razón de ser de las PASO, sin que expresara que no se cumpla la ley en forma expresa o acabada, pero en términos de lecturas simbólicas o de entre líneas, es básicamente esto mismo. La acción colectiva de amparo, es para que los ciudadanos, no seamos coto de caza o ratones de laboratorio, por parte de nuestros políticos, que montados en lo coyuntural, terminan, tal vez sin querer, en seguir horadando lo que los sostiene en la cúspide de donde creen mandarnos. No se trata, de que la justicia haga lugar a lo reclamado, dado que se entraría en una gran colisión como colusión de poderes, menos aún en entrar en una carrera para ver quién es declarativamente más antisistema o marginal de lo establecido. De lo que se trata, es en advertir, propositivamente a los que administran la cosa pública, que el uso de las reglas por la que lo hacen, poseen ciertas cláusulas que deben ser revisadas (al menos discutidas) para el bienestar de las mayorías y no para el supuesto (dado que sí quiera es real) beneficio de facciones.


A simple viste el planteo podría resultar la expresión de un desencanto tardío de jacobinos, la bronca romántica de quién no está en la pomada y por ello pretende desvalidar el juego que no lo tiene dentro. Sin embargo, tanto el Gobernador Correntino (este en más de una oportunidad, desde hace tiempo y con orgullo por ello) como el Presidente (todas las listas de su partido o espacio político, deslegitiman las PASO no permitiendo internas en casi ningún distrito del país) se han expresado, en contra de una elección que será modificada en breve y a la que vaciaron de sentido al no posibilitar desde el oficialismo gobernante la democracia interna, que sí se exigen a otros países u otras fuerzas políticas. Estas fuerzas políticas, las que se dicen opositoras, que tendrían que haber renunciado a participar de este simulacro, de este tipo, reivindicando la democracia, la institucionalidad política, y que sin embargo, caen, livianos, atontados, abobados, cuando no cómplices en validar una elección en la que serán masacrados con las reglas de juego de quiénes las volverán a cambiar, dado que los que verdaderamente le disputan el cetro del poder, no irán a la elección o sí van votarán impugnado o en blanco.


Tal como en Inglaterra el medio de comunicación “The Economist” realiza desde hace más de una década el índice de democracia que abarca la casi totalidad de los países miembro de la ONU, el Centro de Estudios Políticos y Sociales “Desiderio Sosa”, presentará en sociedad, la primera evaluación que hará en los municipios de la provincia de Corrientes y el poder legislativo provincial. Mediante diez (10) ítems (una de las diferencias sustanciales con el medio británico que no divulga ni da a conocer explícitamente los criterios de evaluación que utiliza) entre los que se encuentran; acceso a la información, transparencia, prácticas y/o usos clientelares, prebendarlos o nepotistas, se formará una variable que establecerá un ranking en donde se ubicaran todos y cada uno de los municipios como los legisladores provinciales. Antes que finalice agosto, haremos la presentación pública con todos los detalles de cómo estableceremos el índice democrático correntino y para días antes de las elecciones provinciales, de manera que el ciudadano correntino tenga mayor información antes de emitir su voto, brindaremos los resultados, es decir el ranking que habrá de conformarse de acuerdo a los criterios establecidos que son los usados tanto a nivel académico, como de sentido común, para definir buenas y saludables prácticas democráticas, expresó uno de los miembros del centro Desiderio Sosa, el intelectual Francisco Tomás González Cabañas.


Tratase de un artefacto, el último grito de la ciencia, que en breve estará al alcance del público consumidor, que mide el poder político que el medido posee. Es decir, usted que tal vez, crea, considere, o sienta, que mediante su firma, puede dejar sin empleo a quién no le rindió debida pleitesía, u otorgárselo a quién le ha brindado todo lo que usted le requirió, que mediante su sola humanidad, las masas, se aglutinan para escucharlo, para pedirle, para esperanzarse con su calidad, candidez y don de gente o que simplemente, por esos azares del destino, que abnegada y educadamente, gracias al esfuerzo y la moral que impregnaron sus padres y con ellos la comunidad toda, en su solemne andar cívico, comprende desde esa proverbial humildad que considera que tiene y que a tal ejemplaridad le deba que los planetas se le alineen para que pese al paso de los años el poder no se le termine de escurrir por las manos; le tenemos una lamentable noticia, en breve podrá medir lo insondable, como una suerte de talismán que para el común de la gente sería el amperímetro de la felicidad, por una sencilla fórmula, se podrá determinar cuánto poder le cabe en el manojo de sus decisiones.


La pobreza no es un mal ni una condición, sino un fracaso estructural del Estado como medio de realización de lo político. El sistema de la eticidad. Georg W. F. Hegel.


Acabar es terminar, concluir, finalizar. En ciertas geografías tal denominación del colofón se asocia, vulgar como exclusivamente, con la consumación sexual, el instante indeterminado, cuando tras el éxtasis pleno, orgásmico, deviene en el sucumbir del cuerpo y la mente, que acaban al unísono con el placer, con el todo, concluyendo en una nada que volverá a ser el paso siguiente para iniciar otro comienzo.


Según El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, se define oclocracia como la degeneración de la democracia. El origen de esta degeneración es una desnaturalización de la voluntad general, que deja de ser general tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no de la población en general, pudiendo tratarse ésta, en última instancia, de una "voluntad de todos" o "voluntad de la mayoría", pero no de una voluntad general.


Podemos tener políticos, varios, que nos puedan vender, hasta con la honestidad de creer que la política es salir en el auto solventado por el estado, con la nafta del estado, y con el celular pagado por el estado, aprovechando de paso para no soportar una soledad abrumadora o una compañía inapropiada, es tener y acrecentar un capital político que luego se traducirá en votos o en clamor popular, dada las reuniones mantenidas con, dirigentes políticos o quiénes sean que serán mostradas y difundidas en también medios solventados por el estado.


Entendiendo al poder como la suma de oficialistas y opositores, que en la tensión aparente en que funcionan para dejar por fuera a vastos sectores de la población (de lo contrario no tendríamos los números que tenemos, desde la primavera democrática, de pobres y marginales), denominan al juego establecido como lo político, y a su método, una democracia representativa, en cada una de las parroquias en donde se debate, o se pone arriba de la mesa (por obligación normativa o por pura y mera formalidad) lo que supuestamente se elige en un proceso electoral, debemos, quiénes, dejemos las cosas en claro, en relación a que es lo que realmente podría ocurrir con la cosa pública. En este sentido, no existe posibilidad política alguna que no sea la victoria, clara, concisa y contundente de Gustavo Valdés. El candidato opositor, validará lo procedimental, y tal vez, sin que conscientemente lo sepa, están usando su ego construido por una sacrificial como colosal carrera deportiva, para que le ponga el cuerpo a una carrera en donde no tiene otra chance que volver a repetir la medalla de plata. Paradójicamente los fanáticos del oficialismo gobernante, que se extasían al denunciar excesos demagógicos, del régimen venezolano por ejemplo, no dan cuenta que gobiernan desde la misma cantidad de años que los herederos de Chávez y que por intermedio de sus campañas en redes sociales proponiendo la baja del candidato opositor a la elección de octubre, están propiciando la única forma que tienen de perder el poder, real y efectivamente.


Tal como nos recordara Girala Yampey, los primeros habitantes de estas tierras las hicieron suyas en busca de su realización mística-religiosa, habiendo creído hallar la tierra sin mal. Los conquistadores, a su llegada, trajeron consigo también lo filosófico, tal como lo seguimos entendiendo, más allá o más acá de lo académico. Con esto queremos decir, que hubo de arribar también, entre tantas cosas, entre los barcos, Aristóteles, o su obra y pensamiento. El desembarco del concepto de lo Aristotélico, trajo consigo la política. Este concepto, se origina en un texto suyo con tal nombre, que al ser traducido del griego al latín, para luego ser extendido en las incipientes universidades del medioevo, construye en esa dinámica, el afamado término “democracia” que sería usado, cómo en nuestros días, para definir un modo político ante la comunidad, cuando en verdad fue usado por tal autor, para señalar el desvió o la corrupción de un modo de organizar a la comunidad (la política). Esta introducción es insorteable, sí es que queremos, hablar seriamente de los fenómenos políticos de la actualidad. Sea tanto de la constituyente venezolana o la elección municipal en el paraje menos habitado de cualquiera de nuestros países que se precian de democráticos.


La cultura es un concepto de élite. En las reuniones de hombres de poder, incluso, le hacen bullyng a la cultura. Es el responso de esposas con quiénes la pasión se fue extinguiendo, más no así la posibilidad de que por ello se termine el vínculo, y el lugar indicado para el librepensador, cuando no afrancesado, que no es tan macho, en los términos más bestiales y rudimentarios, para andar buscando votos en el Barrio San Ramón de Goya, en el Santa Catalina de Santa Lucía o en el Caracolero Capitalino. En el mejor de los casos es el reducto perfecto para el haragán que prefiere la tomada de café en el despacho o en el bar del centro, para hilvanar las lecturas de solapa de algún libro fotocopiado o creer que está haciendo filosofía porque leyó Kelsen en la facultad de derecho, pero la cultura política, es aquello que precisamos para consolidar lo democrático, para que sigamos viviendo de ello, sin que los que padecen, hambre, miseria y pobreza, se den cuenta a tiempo y vayan por todo. Cultura política es que la política, no se haga desde la foto, de la compra chabacana de intendentes o dirigentes, como si fuesen putas en retazo en los tiempos de la whiskería o más atrás en el tiempo de las casas de tolerancia que hacían crecer la inmigración a pujanza de europeas del este que venían a engrandecer la nación a fuerza de mamadas y algo más.


"Con la democracia ocurre algo curioso: todo el mundo la desea, pero no hay nadie que crea en ella". Así, con esa frase tan rotunda como polémica, arranca Contra las elecciones, el controvertido libro firmado por el historiador, arqueólogo y escritor belga David Van Reybrouck (Brujas, 1971) que ahora se publica en España. Claro que lo mismo podría haberse extraído de la presente columna, desde la que afanosa e incansablemente se trabaja en este sentido, sin otro fin ni interés que no sea el preservar esta forma, este sistema de organización política en la que mal que mal, todos de alguna u otra manera convivimos. No es casual, que desde sectores, considerados extremistas de la oposición provincial, se hable abiertamente de la cuestión del fraude electoral, o de la posibilidad o mejor dicho de la imposibilidad de que algún espacio político que no sea oficialista triunfe. Traducido en términos concretos, lo que venimos trabajando (de haberlo hecho con cierto apoyo por parte del estado, en alguno de sus estamentos, hubiésemos conseguido resultados más óptimos y lecturas más variadas, habiendo brindado alertas más tempranos) se replica, por ósmosis azarosa o porque otros, que son considerados eminencias intelectuales en el mundo (de hecho esto como pequeña muestra que transcribimos del intelectual Belga que vende miles de libros en Europa y brinda notas a los principales medios del mundo, mientras tanto los artífices de estas columnas, son rechazados en los medios supuestamente colegas, pese a ser vilmente copiados y tomados como referencia sin ser citados, y siquiera invitados a la feria de fotocopias de textos que se hace en una cancha de fútbol) en donde se identifica a la cuestión electoral como el principal factor de riesgo o a mejorar de las democracias actuales.


La lista de diputados provinciales de ECO, es tal vez el misterio político que tarde más en develarse. El fallido del gobernador, de haber hablado de “seis años” y que fuera tomado, torpemente (porque se puede ser opositor, pero sí uno se opone con torpeza le hace un favor a quién se cree oponerse) como una forma rara de regresar o de reformar la constitución, tiene más que ver, con que se convenció finalmente que su nombre y apellido, debe ir pegado a la boleta de su sucesor en las elecciones de octubre. Nada le hubiera gustado más que disputarle el poder al Jefe Comunal de Mercedes, pero otros (¿familiares?) lo convencieron que a este le gana la justicia, dejándolo afuera de la disputa. Mientras todo el arco periodístico le pregunta al delfín, acerca de su futuro gabinete (una pregunta que impulsan los actuales titulares de los ministerios que al parecer saben que se van en diciembre) dando por hecho una continuidad-victoria de Eco, el periodista-político que amenazo regresar con sus columnas dominicales, comprendió que la verdadera disputa, la tiene en el campo senatorial. Esta finalmente es la razón por la que el gran actor de la política correntina será senador, el poder provincial pasará por allí en los próximos años.


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