Quemando libros.
Hace no mucho, el finado Walter Olvano, me había contado que producto de su poemario, en honor a Paul Celan (presentación a la que no habían asistido ni diez, lo que es usual en el mercado de las afamadas ferias), tuvo un entredicho con un librero local, merced a que se le hubo de ocurrir y más luego, verbalizar, que los autores correntinos debían tener un apartado especial, en esa, como en todas las librerías, a los efectos de promocionar o destacar a los escritores correntinos. Me reí, le dije que estaba más cerca de propiciar, una quema de libros, como una suerte de protesta contracultural, para demostrar que en verdad muy pocos, o casi nadie lee, y que quemando libros, sería la forma más contundente de señalar la gravedad de la situación que nos toca atravesar. Imagínate, lo insté, a fogonazos, los propios escritores quemando nuestros libros, para denunciar la indiferencia hacia el objeto libro y el mal uso del significante cultura. Walter se asustó, abrió grande sus ojos, le dije que lo compartiera con ese grupo de lectores de Borges, en los que asistían, otros que también se dedicaban a escribir, después de sus obligaciones profesionales, para inflamar la vanidad o por lo que fuere, pero escribían, cada tanto, al fin. Se me vino a la mente el brujo, Oscar Portela, quién llevaba con estoica dignidad su condición de escritor, mendigando anti depresivos a los que se decían sus amigos, pero nunca cercenándose libertad por unos mangos. Aún no había ingresado a la tierra sin mal Girala, pero sin embargo, los oportunistas de turno, lo habían usado para supuestos homenajes, regalándole trofeos de cartón para gacetillarlo en días del libro, del escritor, del intelectual, para seguir aquilatando, litros de tinta que volcarían luego, en el conversor de esos vanos bienes (las devenidas de aquellas hogueras de vanidades del monje Savonarola), en un buen lugar en listas electorales, para seguir manejando la cosa pública, y olvidar, seguir en tal olvido proverbial, al libro, a sus hacedores y a la cultura que de esto se desprende.
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