Una vez más se confundió gordura con hinchazón.
Por supuesto que no será la última, pero bien vale, el remarcar, el consignar y el recordar, sin que ello signifique vano alardeo, que desde que establecimos que tanto la posibilidad de prórroga de mandatos, como una reforma constitucional, debía estar vinculada, a una reforma constitucional no fueron pocos que creyeron y vociferaron que estábamos detrás de un objetivo de corto plazo para apoyar o perjudicar a fulano o mengano. Ya lo establecimos en aquel entonces, señalando los casos, los ejemplos internacionales que se sucedían casi al unísono, meses después, sigue ocurriendo, por ejemplo en la tan cercana, cultural y filialmente, Italia o en la tan Latinoamericana Colombia para refrendar o no el acuerdo de paz tan afamado. Insistimos que no se trata de hacer ningún tipo de alardeo, sino de simplemente, dejar marcado que en el mundo, en occidente, ese que decimos y que nos ufanamos imitar o pertenecer, cuando se hablan de reformas electorales o de cuestiones neurálgicas de la representatividad, como paso obligado, como cláusula democrática, se recurre al soberano, insospechada como casi obligadamente.
Seguinos
3794399959