“La democracia incierta”, es el cuarto título, de inminente aparición, tras su exitosa presentación del “Voto Compensatorio”, de la obra del autor correntino Francisco González Cabañas, filósofo y escritor, y me permito usar estas palabras para expresar el profundo desconcierto, temor, dudas, que los gobiernos en forma sistemática nos ofrecen. Una democracia deformada de su concepción original, una democracia al servicio de unos pocos, que enmascarada en el voto, y en la posibilidad de elegir, nos hunde cada días más en la desesperanza.
Dejamos a consideración, ciertos proyectos que bien podrían ser utilizados por los espacios políticos que compartan las mismas. Sí bien no es de competencia periodística o comunicacional, lo cierto es que siempre se nos tiene a tiro (aquello de matar al mensajero) y desde un no lugar, igual se nos recrimina no "aportar" (insistimos como sí fuese nuestra función) consideraciones positivas o que no sean pálidas o críticas. Les damos el gusto, a los amigos quejosos.
El hombre más poderoso de la provincia atraviesa una semana atípica, la encuestadora del hermano del segundo del ministerio de educación le diagnóstico un exiguo 3 por ciento por encima de la oposición y como si fuera poco, se develo que el cartón pintado de peronismo que instalo como segundo en el 2013, no le garantizo ser cabeza de playa con un Daniel Osvaldo cada vez más cerca del área para definir el partido, ni tampoco ejerció poder de lobby como para que desde los altos mandos de la AFIP, pudieran retardar una citación más que inconveniente en tiempos electorales.
En estos tiempos electorales, se habla y mucho por las características “legislativas” (algunos la quieren acotar a la cuestión temporal, llamándolas desacertadamente “de medio término”), de reformar determinadas leyes (cabría destacar que tanto la defensoría del pueblo, como la pastoral social, han tenido la sensatez de convocar o instar a debate a los candidatos, como se propuso desde siempre en esta tribuna) lo cierto es que a nadie se le ha ocurrido plantearse o al menos indagar en la necesidad que tendría la provincia de seguir solventando y sosteniendo, la cantidad inusitada de residencias oficiales (sobre la Avenida Costanera, la más costosa y coqueta) para ministros y vicegobernador. Investigación acerca de las otras provincias del país, en donde el estado provincial sólo sostiene las residencias del gobernador y no de sus adláteres como en la nuestra. Como si fuese la necesaria muestra, cabal, de las prerrogativas con las que cuentan quienes acceden al poder, a contrario sensu, de las necesidades no satisfechas de muchísimos (ya sabemos que no contamos con datos confiables en ningún nivel gubernamental) correntinos, se ha instalado, como ilustra la gráfica, una casilla en pleno paseo recoleto, en pleno barrio de la sobreabundancia de la política, bien valdría esta elección para que se le resuelva el problema a esta familia, como para que oficialismo y oposición coincidan en “dar de baja” las casitas oficiales de la costanera, como muestra, como gesto, como señal…
Desde todos los partidos, diversos candidatos y referentes vienen señalando su preocupación y ¿ocupación? Ante el clima gélido del proselitismo que no logra entusiasmar a la pueblada. Sí bien es un tema conceptual y profundo, que lo venimos analizando desde hace tiempo, lo cierto es que desde la política, se precisa combatir, en forma inmediata contra esta afección, contra este virus que ataca la democracia (tal como la entienden) y para ello, algunos recurren a la vieja táctica de candidatear a lo imposible a alguien que sale por televisión, otros a apurar incentivos puntuales (las efectividades conducentes, para no decirle dádivas) y los menos a pensar la cuestión desde otra perspectiva, tal vez el virus invasor, sea la expresión de libertad, la única, del cuerpo enfermo que ni siquiera en forma autómata puede crear defensas o anticuerpos.
El principal actor político provincial, con campaña legislativa al hombro (le guste a quién le guste y caiga quién caiga) ya eligió a su lista de legisladores nacionales para las próximas elecciones que se inician en las Paso de agosto. Pero la verdadera elección de Ricardo, es la de su sucesor, de su delfín, de su tutelado a quién le depositara todo su peso específico para legarle su capital político. Claro que jamás no lo dirá ni un minuto antes del cierre de 2017, y probablemente no sea su única carta, pero mediante un ejercicio de observación, y de olfato periodístico-político, la balanza se inclina cada vez más figurativa y simbólicamente hacia el diputado nacional Gustavo Valdés.
El escándalo de la FIFA tenía que llegar en algún momento más tarde o más temprano, pero tal escándalo por derivación directa llego a las puertas de la AFA que no es otra cosa que el reflejo fiel de la otra. Desde que se tiene uso de razón la Asociación del Fútbol Argentino es un nido de ratas corruptas, un microsistema que aprendió del Estado, la AFA no es una excepción, es la regla general argentina, la coima, el arreglo, pasar de hacer los mandados en bicicleta a multimillonario antes que cante el gallo, impunidad a troche y moche. Quien supo en brevísimas líneas resumir con total claridad el estado de cosas fue Alfredo Yabrán cuando le preguntaron ¿Qué es el poder? Y respondió con total soltura y acierto, -el poder es impunidad. Por Carlos A. Coria García.
A días de que venza un nuevo plazo, esta vez para las candidaturas nacionales, el caldo se cocina con elementos harto repetidos, recetas que parecen ser el elixir de los dioses pero que terminan “pateándole el hígado a la sociedad”. Nuevamente esa visión de los conocidos, es decir los conocidos por quienes manejan las lapiceras que ponen candidatos, serán los que estén al frente de las boletas. En esa denominación conocidos, pueden entrar artistas populares, talentosos o no, y como siempre, amigos, parientes y entenados, porque son “conocidos” no por la sociedad (o a costa que los conozcan no como políticos, en el caso de los artistas) sino por quienes manejan a la misma, por intermedio de sus títeres lisonjeros, que por lo general se ganan el aplauso del público, pero que difícilmente representen sus intereses políticos.
El texto de filosofía política de Francisco Tomás González Cabañas, tiene fecha de presentación en su tierra natal, en el marco de la feria provincial del libro. Será el jueves 18 a las 19 horas, en la escuela Normal "Juan Pujol". El libro cosechó además invitaciones para ser presentado, en Córdoba, Santa Fe y El Salvador en las semanas subsiguientes.
En algún momento de la historia existió un hombre llamado Sartre, que además de tantas cosas, escribió una obra de teatro “Nekrasov” en donde, aborda, desde la óptica de la búsqueda de la libertad en terrenos opresivos, los dilemas humanos que se presentaban, se presentan y se presentarán en cuanto a que verdad transmitir, en relación o vínculo o al interés que defendemos o creemos defender; lo mismo podría ser un pago mensual, o incluso un dinero especial por difundir algo que no es real, como hacerlo creyendo que somos parte de una revolución, comandada por siniestros y perversos personajes que engatusan nuestros sentidos y razón.
Sancionada en ese período en donde maratónicamente se aprueban las resoluciones y declaraciones más desopilantes que se les pueda ocurrir (el día nacional del….) horas después de la navidad y minutos antes del año nuevo, la norma establece (artículo 18) que la ciudadanía argentina elegirá a estos nuevos representantes, de un parlamento supranacional (algo inédito en nuestra composición política) de un congreso que no tiene siquiera fecha cierta de funcionamiento y por ende, tampoco expresa su real dimensión en su razón de ser, despojándole al ciudadano de la información básica como para elegir representantes de algo que no se determinó sus naturaleza representativa ni tampoco su funcionamiento. El gobernador de Corrientes, lo calificó de “aberración jurídica” y los legisladores nacionales afines bien podrían actuar en consecuencia como para amparar al ciudadano en lo que claramente podría significar el lesionar su potestad delegativa.
Los que creen que la política es un ejercicio matemático, a lo sumo un asiento contable, defecto por lo general de empresarios y profesionales no pertenecientes a las ciencias humanas, que en tiempos electorales, sea por conveniencia o por inercia mediática, meten sus narices en lo electoral, cometen un craso error de apreciación, que sumado a intereses varios, ayudan a entender cómo se da el actual panorama político nacional. De los cuatro pre candidatos con mayores chances, salvo uno, el resto persigue el objetivo de llegar a agosto “construyendo tropa propia”. Es lógico, comprensible y hasta obvio, en términos futbolísticos, el primer turno, vendría a ser como una serie de cuartos de final, que recién podría culminar en noviembre con la gran final (es decir la posible segunda vuelta).
En tiempos de las llamadas democracias inacabadas, líquidas y demás epítetos elucubrados por las luminarias, académica y editorialmente bendecidas, la única salida válida para reconstituir el contrato social, que subyace como sostén a nuestra institucionalidad representativa, es el de reconsiderar ese principio ramplón y tramposo, que nos hizo creer durante mucho tiempo que lo real es sinónimo de lo expectante, la unificación maléfica entre acto y potencia, debe ser escindida, para que tengamos normativamente, una sociedad en donde el ciudadano valga numéricamente en voto, de acuerdo a cuanto le debe ese estado tutelar, es decir sí el mismo ha estado para brindar, educación, salud, trabajo y seguridad, no puede representar en cantidad lo mismo para aquellos, al que ese mismo estado, ha permanecido ausente, generándoles todo tipo de inconvenientes, que naturalmente, repercuten también en un tejido social e institucional que nos proponemos reconstruir, mediante esta nueva consideración filosófica-política-jurídica.
La sinrazón de un crimen, de una muerte, sea natural, accidental, tempranera o en su tiempo “esperable”, el acto demencial que cada cierto tiempo algún ser humano perpetra sobre otro (hacia la mujer como ¿género? O por mera correlatividad de un vínculo insoportable, mucho de los agresores de mujeres, se suicidan por caso), al contar con una cobertura mediática y una cierta proximidad que nos genera la víctima (aproximaciones identitarias lo que nos despierta la sensación que a cualquiera nos pueda ocurrir) sacuden la opinión pública y el ánimo generalizado. El hallazgo del cadáver de la joven correntina de Esquina, como la muerte de un reconocido periodista, enluta tanto la región y despierta irrefrenables intentos por encontrarle una lógica o explicación a la sinrazón de la humanidad.
¿Que impulsa, a un correntino de clase alta o en verdad perteneciente a esas esferas dirigenciales o de poder, que habita en la cocina donde se cuece todo lo económico, lo político y lo social, sin siquiera detenerse a mirar por sobre el hombre, o con soberbia, a un comprovinciano suyo que vive en un barrio bajo, o que pretende ser parte de lo que no es, dado que ni siquiera considera un par humano como para sobrarlo?. El otro y el poder en nuestros tiempos actuales, en donde casi todos, somos casi siempre los mismos, dirigentes, candidatos, segundas líneas, terceras, cuartas, comunicadores, sicarios de la comunicación, escribas, escribas con calidad de literatos. Mientras que esa vacuidad de la gente, el electorado, el pueblo, no deja de ser siempre hablado, pensado, deseado por nosotros, los mismos, que no somos no un millón, ni cien mil, ni diez mil, seguramente mil, y sí a usted le llegó esto, es porque es parte de esto.
A días de volver a elegir representantes políticos, no es necesario ser filósofo o filosofar para dar cuenta que el mundo es una representación, la esencia misma de la humanidad, entendida desde nuestra razón, conciencia, yo, perspectiva (y todos los conceptos que de allí alumbran escuelas del pensamiento) es otra cosa y, en otro momento, de lo que somos en el aquí y ahora; eso o esto, es representación. Entonces el estado somos todos y nadie a la vez, de allí que esa abstracción requiera también de seres o de tipos, semi-abstractos, es decir los políticos, que dicen representarnos (nominal, legal, electoral o a veces legítimamente) por más que no lo hagan y por más que el modo que imponen para que los elijamos no sea (abierto, plural, libre, etc) lo que dice ser. La pasión futbolística, tiene sus representantes de hecho, que son ni más ni menos que los tipos que le ponen “calor y color” a la tribuna, que le ponen música y olores, por más que esta deba nutrirse, cada tanto, de actos violentos y sanguinarios e irracionales. Acaso un estado ausente que deja morir de inanición (desnutrición) en el desamparo de la inseguridad o en la desolación de su opulencia e hiperpresencia en sus administradores, al costo de su retiro en la prestación de sus obligaciones, ¿no es tan o más criminal que las barras bravas?. Se debería crear un padrón de hinchas y elegir a nuestros representantes de la pasión, es lo único en que difieren de los políticos.
Hace veinte años, era aceptable que nos dijeran que antes que la dictadura, esta democracia era más que una fiesta cívica, o el paso previo a lo perfecto. Sin embargo, se acumulan décadas, en donde esta incertidumbre democrática, se pretende sostener bajo pretensiones académicas como “democracia inacaba” u otros eufemismos que intentan que las próximas generaciones, es decir dentro de algunos lustros y sin que ya le podamos decir a ellos que lo democrático es lo mejor, ante la dictadura (que será una cuestión historicista en tal momento) puedan llevarse puesta, esta simulación de elegir, cuando en verdad, es un pérfido sistema enquistado por los intereses de una minoría que nos impele a optar entre los que ellos deciden que tenemos que, y aquí cambian el concepto, “elegir”, de acuerdo a lo que establece lo que entiende como “la democracia”.
Y te querés matar. Hasta hubieses preferido que aquellos estudios, que te hicieron, también, temblar la pera, te dieran mal. Porque no renovar la banca, es la muerte civil, la muerte económica, la muerte de las prerrogativas de ese estado al que te acostumbraste a enajenarlo, a vejarlo, tanto silenciosa como inercialmente. Ya nadie te llamara ni estará pendiente de tu humor, por eso esta misiva es para vos, que ya, hasta dejaste de tener nombre propio (quizá nunca lo tuviste, pero recién te estás dando cuenta). Ni siquiera el tiempo te pertenece; porque le podes ganar otra batalla circunstancial a la adicción que te perpetra en el poder, corrompiendo la esencia de lo democrático y de la institucionalidad, por más que tengas a la norma electoral, amparándote, cobijándote, escondiéndote, como el pantalón de tu patrón, ese que te puso y te dio entidad política, social y económica; como te decía, puede que le arrebates a la ciudadanía unos buenos sueldos más, de los jugosos, estrafalarios y suculentos honorarios que te pertenecen por representarlo, pero vos, cada cierre de lista, tenes el Jesús en la boca, la respiración entrecortada, tu vida y por ende tu muerte, pende de esa lapicera, al que le imploras hasta la indignidad que te vuelva a signar, que te brinde la felicidad, ficticia y fugaz de seguir siendo alguien por un puñado de años más.
Sin internarnos en los alambicados y sinuosos caminos de nuestra cultura caudillesca y patriarcal, nos debemos, al menos exclamar en líneas fugaces, un grito de libertad (que podría ser callado por un billetazo de esos que abundan en los tiempos electorales), ante el dominio político que representa, el hombre providencial, el sucesor de la deidad, o califa, en la provincia y tal dominio, no está en cómo se llame o en lo que haya hecho o dejado de hacer, simplemente asombra que toda la clase política, incluso los que no juegan o jugarán con él, bailan al compás del susodicho y no hacen otra cosa, que pretender agradarle por más que ello significa caer en indignidades personales.
En tiempos electorales, en este tránsito que nos ha tocado, por estas tierras latinas que nos han visto nacer, desde hace más de 50 años que se combate, entre heroica y románticamente, contra un imperialismo económico y político, con base geográfica en el norte de nuestra américa, y que ha dividido al mundo, taxativa, semántica y concretamente por algunas décadas, división que sin embargo y tras el frío de esa guerra, aún se mantiene en nuestros discursos, en nuestro hablar y en nuestro ser. Ninguno de nuestros políticos, latinoamericanistas, progresistas, populares o como los quieran llamar, alimentados por sus respectivos grupúsculos de intelectuales, más preocupados por lucir cucardas académicas otorgadas por casas de altos estudios europeas, piensa política y menos filosóficamente, desde nuestra autenticidad, de cómo podríamos organizarnos más ecuánimemente como sociedad, sin tener que pedir permiso o soslayar a la Europa atávica, que pese a su crisis, nos mira por sobre el hombro ante nuestra dependencia instalada en lo arquetípico de nuestra dirigencia.