Tanto el gobernador, como sus funcionarios, declaman, sobre todo horas después de procesos electorales, que el estado no debe ser tomado como “botín de guerra”, diferenciándose de otros espacios políticos, que de acuerdo a ellos así han accionado, sin embargo tras 3 períodos de gobierno provincial, ante la inminente propuesta por parte de los legisladores oficiales provinciales de promover un defensor provincial del pueblo, designar dos ministros y un interventor a un ente provincial (por la participación de los hasta ahora funcionarios, exitosamente, en el proceso electoral) y elevar ante el posible gobierno nacional de Macri, al menos diez carpetas (Yacyretá como estandarte) de “correligionarios” es precisamente el gobernador y sus adláteres quiénes deben demostrar que sus acciones gubernamentales no están teñidas de ese concepto de que el estado provincial es un botín de guerra.
Desde el contrato social, la propia definición de América Latina, los principios de la revolución, de libertad, igualdad y fraternidad, pasando por todas las constituciones y códigos normativos que se inspiraron en sus legalidades, hasta los postulados de sus intelectuales que han sido y lo siguen siendo obcecada y dogmáticamente seguidos por la patria académica-intelectual, el insoportable sopor de seguir siendo tutelados por la razón iluminada francesa, imposibilita que razonemos desde nuestras perspectivas, desde nuestras realidades, tanto las profundas, como las superficiales; la concepción errónea desde la que se parte, la asumimos tanto en el pupitre universitario, como en el espacio público. Vana y absurdamente quiénes siguen mirando a Europa, dando las espaldas a su propia tierra, son los que se erigen en doctos vanguardistas que postulan categorías como democracias agonales o populismos, que exacerban aquello que nunca ha sido nuestro; ni deísmo, marxismo, neomarxismo, ni derechas ni izquierdas.
Supongamos que de acuerdo a los resultados de una determinada elección o determinadas elecciones, se pretenda luego, una reforma constitucional para garantizar la continuidad de aquello que ha sido legitimado por los votos, por más que una disposición normativa le impida esa continuidad, no faltarán quiénes bregarán por forzar la letra de lo normativo, en función del aluvión de votos o del respaldo popular. Será tarde, muy tarde sí lo plantean después de la elección, lo deberían hacer antes, y jamás reconociendo el verdadero motivo, continuista, tendrían que aplicar aquello de meter un elefante blanco en un bazar, abogar por la insustancialidad de lo democrático, alegando que los políticos (por más que sean ellos mismos) se han transformado en una casta esclerotizada que no permite el ingreso de nuevos ciudadanos al conjunto de decisiones y que la reforma de lo electoral tendría que ser desde la reforma constitucional. Por ejemplo que se permitan hasta tres reelecciones, pero sin saltos, es decir, no poder pasar de concejal a diputado o lo que fuere en el ámbito provincial, otorgándoles al jefe la posibilidad y dándole a la comunidad mayor calidad democrática.
La publicación semestral “Contextualizaciones Latinoamericanas” del departamento de estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad de Guadalajara, México, mediante su Director Ignacio Medina Núñez, informo a Francisco Tomás González Cabañas, que su trabajo teórico “Dios y Marx los conceptos eurocentristas que no permiten la filosofía en África y Latinoamérica”, será publicado en el próximo número de la revista (Número 14, del año 8), haciendo expresos elogiosos conceptos a la obra del autor correntino: “Lanza interrogantes de gran envergadura filosófica y epistemológica, que pueden ser un acicate para el pensar latinoamericano.”
El escenario cambio, casi inesperadamente, sobre todo para el círculo rojo comunicacional-político-dirigencial. El ciudadano ha expresado, contra todos los pronósticos, que una etapa política ha concluido y quiénes abonen en creer lo contrario, les espera el digito de la minoría. Antes de la segunda vuelta, que ya tiene un ganador moral que debe ratificar el triunfo en las urnas, sin que deje de ser un gran triunfo, en Corrientes, quienes quieran seguir tallando en la política local, deberán decodificar lo que expresa el resultado de las elecciones; Los dos hombres de mayor poder, el Gobernador y el Senador Nacional electo, deberán trabajar en sus respectivos armados, administrando las contradicciones y el tiempo de ejecución de tal administración, para que el 2017 no los sorprenda a ambos y a la provincia, con la constitución de otro hombre fuerte, que surja a partir del triunfo de Cambiemos, que ya es un triunfo ciudadano.
A horas de la elección, habiendo tolerado todo tipo de expresiones ante la opción que lo democrático, o lo que hemos hecho con ello, nos ofrece, por la inercia de nuestro paso en el tiempo, ya dejaremos de escuchar todo tipo de adjetivaciones acerca del “Voto”, palabrerío huero de sentido, como las acciones remanidas con lo legal que se llevarán a cabo de aquí al domingo para conquistarlo (dádiva, prebenda, bolseo, etc.), como sí alguna vez alguien hubiese propuesto que ese voto, valga distinto, de acuerdo a quien lo emita, eso sí sería toda una novedad en sí misma, independientemente de cómo resulte, lo interesante es que nos lleva a pensar las cosas desde otra perspectiva, que nos podrían hacer valorar y no banalizar como en estas últimas oportunidad, la elección y el acto de votar.
“…La política se revuelca en la mentira como los perros en las osamentas. Las ciudades son prostíbulos más o menos disimulados, con olor a estupro y a riña de borracho -no de otro modo se ve la lucha de las ambiciones-, su palabra es placer y su placer no dista mucho de lo que el cerdo pudiera entender por tal”. El sendero, Ricardo Güiraldes
La fiesta de la democracia, construcción conceptual simbólica, que se sostiene en los miles de desaparecidos en los años de plomo, en términos reales, sólo lo será para el grupúsculo al que las boletas le concederán el 25 próximo, lo que en la Antigua Roma se conocía como manumisión (por lo general a los gladiadores tras grandes batallas en el coliseo, el emperador se lo concedía transformando al esclavo en liberto) sedimentando la perpetración alegórica del Pan y Circo, la clase política sigue sin ver, lo absurdo y perjudicial que resulta para el sistema del cuál ellos son los más beneficiados, seguir atestando los cargos representativos y los conchabos públicos, a inútiles de hecho y de derecho, que no tienen nada mejor que ofrecer, que una supuesta fidelidad que siempre es pérfidamente permeable al cambio, al giro, a la traición y al engaño. Sólo quiénes conciben para sí, una preparación, solvencia y capacidad, pueden ser leales para quiénes les brinden esa oportunidad y para el estado para el cual trabajan, los otros sin embargo, se aprovechan de las circunstancias para durante algunos meses o años, decirles que sí a sus jefes y una vez acomodados encargarse de solamente preocuparse por sus cuestiones personalísimas, percudiendo con ello, al sistema todo.
Mucho y de diversos ángulos se puede mencionar de la política, y por sobre todo de nuestros políticos y la casta, muchas veces que conforman, su pasado, sus antecedentes, sus contradicciones, mentiras evidentes, y también sus aspectos positivos, sus aciertos y sus puntos altos, lo que no se puede dejar de soslayar es que la política en sí, no sólo es la piedra basal de la institucionalidad democrática, sino que también es un modo de vida, una forma, que nos acerca un poco más al sentido pretendido de justicia, de equidad y de intento de que todos vivamos mejor, con el poder contar con la posibilidad de progresar y que ese deseo que prevalece de las mayorías también respete opciones que constituyan una parte del todo.
Desde las usinas del poder, siempre se intenta hacer compleja la política, dotarla de elementos imprevisibles, de ornamentos institucionales como si estuviésemos viviendo en Oslo o Estocolmo. Lo cierto, es que la cuestión política, en estas tierras se resuelve por lo más básico y elemental (una suerte del hilo se corta por lo más delgado) y a esta altura, sí a usted le cabe duda la afirmación del título, con el mayor de los respetos, como mínimo es un incauto.
Esta vida es una lucha permanente, y la filosofía es el único emplasto que podemos aplicar a las heridas que de todas partes recibimos. Voltaire.
Por lo general, siempre es más elegante o políticamente correcto, afirmar que se garantizan espacios y tiempo para la significación en la política de los aspectos conceptuales o de pensamiento profundo, sin embargo, en el fragor de lo acontecido, o el continuo acontecer de lo mismo, el poder se instaura de la forma más autoritaria y primitiva, sobre todo en sociedades conservadores, domesticando al súbdito, o al subyugado, emitiéndole órdenes continuas y la nulidad o el desinterés por el pensamiento o criterio que tenga. Prevalece así el otro, no el diálogo, el intercambio de ideas, mucho menos el debate, tan sólo la exhibición de quién tiene en esa circunstancialidad más poder. Tórridas especulaciones surcan la tranquilidad de la correntinidad, donde por usos y costumbres desde los porteros escolares, pasando por los sitios más encumbrados de la institucionalidad, son los resultantes de un póker de mesa chica, donde encarnizadamente se disputan poder los popes de turno, quiénes juegan a ser dioses, determinando que harán o que dejarán de hacer con la vida y obra de todos y cada uno de los que puedan tutelar, sin abrevar en reglas o sentido común, corrompiendo las bases del contrato social, que es la base legítima en donde asientan su poder real y formal.
El distrito de la palabra, es tal vez el que conlleve una mayor disputa desde las huestes políticas, sin que tal lid, se evidencie o sea una confrontación declarada. Muchos comunicadores, por diferentes medios, se transforman en el escenario natural en donde, las voces de los políticos con aspiraciones a cargos, reproducen, actoralmente, frases, conceptos, que ni siquiera han tamizado por sus cabezas o pensamiento. Para ponerlo en un ejemplo, ninguno de ellos, mucho menos en campaña, duda, hesita, reflexiona, piensa o puede volver tras sus pasos, como si fuese una tragedia Griega, el paradigma de lo dialógico, se reduce, al campo monocorde, sepulcral, de las palabras en afirmativa, del señoreo de las frases construidas por publicistas o por cerebros, que están siempre arteramente escondidos, agazapados, prestos para embaucar, a quiénes embauca el candidato de aquellos. Sí las elecciones, la democracia, la política y la institucionalidad, son análogos al concepto de la libertad, o al menos condición necesaria para que se desarrolle la misma, es al menos paradojal, que la duda, que la pregunta, y que la palabra misma, se vea reducida, escamoteada, dejándole paso, al imperio absurdo y soberbio del positivismo más furioso de la afirmación, del hacer sin pensar, y del ir para adelante por temor a analizar y estudiar que está pasando, para una vez concluido ello tomar una decisión, atemperada y macerada por el tiempo y las circunstancias.
“…Somos los únicos que tenemos más por inútil que por tranquila a la persona que no participa en las tareas de la comunidad. Somos nosotros mismos los que deliberamos y decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública, pues no creemos que lo que perjudica a la acción sea el debate, sino precisamente el no dejarse instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que hay que hacer.” Loor a los muertos, Pericles.
Nuestra historia política reciente está poblada de casos que ligan el poder político con supuestos crímenes, de aquel que asoló en los tiempos del pacto, donde aún no existía la figura del feminicidio y de acuerdo a las actuales declaraciones del fiscal de estado: “Me acuerdo del caso del escribano Alejandrino Maidana, el padre del que en esos momentos era el fiscal de Estado, Víctor Hugo Maidana. Era una figura clave del poder político de entonces (era vicepresidente del otrora poderoso Partido Autonomista). Estaba acusado del asesinato de una mujer, y al cabo de la investigación yo lo encontré culpable. Pero… finalmente fue absuelto” hasta el más reciente, que nos recuerda, por claras motivaciones políticas, un matutino propiedad de un ex gobernante, del Joven comunicador-empresario hallado suicidado, y mediante su cadáver, develado el aún no resuelto, a nivel normativo tema de la pauta publicitaria oficial o de su distribución, nuestra provincia cree encontrar en ceremonias luctuosas el desahogo mítico de sus complejidades.
La novela crea un mundo al estilo de Huxley en “Un mundo feliz” en donde el desarrollo evolutivo del hombre, mediante la técnica, dispuso un ordenamiento racional e hiperlógico de aspectos tan nimios (nombres de calles, de estaciones del año, números para indicar a los habitantes, etc) como los más abstractos (este mundo-sistema se propone el totalitarismo de un supuesto paraíso terrenal) en donde a lo que se da muerte, o mejor dicho se pretende, es acabar con la incertidumbre natural del hombre, mediante el pensamiento especulativo o la duda existencial.
Aquí se desarrolla la trama, en donde por intermedio del protagonista, la novela nos lleva a recorrer, como el hombre hubo de llegar a esta instancia, para finalmente culminar con un final inesperado que mantiene al lector expectante y con la sensación de estar instruyéndose siempre mediante la pluma de este autor que apuesta a lo “intelectual” como posibilidad o invitación a la reflexión casi sin darnos cuenta, o de forma empática o entretenida.
“…Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.” Preámbulo, Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Escuchamos, leemos y presenciamos, atónitos, como nuestros dirigentes políticos se acusan, se señalan, se agravian y se insultan, evadiendo de tal manera los propinadores del escarnio, el poder brindar a la comunidad toda una síntesis de que harán en el caso de que arriben al poder. Analizamos el porqué de la prevalencia del insulto sobre el debate, la descalificación sobre el cruce de propuestas, la soberbia de la ignorancia por sobre la humildad de la razón que arrecia en nuestra dirigencia vernácula.
Siempre habrá una elección donde se pongan en juegos aspectos que no están ni en la consideración pública, ni en su conocimiento (casi todos los candidatos a concejales de la ciudad capital de Corrientes, confiesan que sus electores no saben que votan a concejales o que función tienen estos) la mayoría de los actos eleccionarios, poseen esta metaforización de lo real, esta trasvaloración o subversión del orden conceptual de lo democrático, para decirlo en buen romance, aquella frase en los ochenta, que sintetizaba un comicio, como “La fiesta de la democracia”, paso a ser las exequias de la verdad ciudadana.
La superior fuerza del espíritu griego depende de su profunda raíz en la vida de la comunidad. Los ideales que se manifiestan en sus obras surgieron del espíritu creador de aquellos hombres profundamente informados por la vida sobreindividual de la comunidad. El hombre, cuya imagen se revela en las obras de los grandes griegos, es el hombre político. Paideia: los ideales de la cultura griega, Libro I. Werner Wilhelm Jaeger.