16 de diciembre de 2015

La Ciudad de Dios.

Las iglesias, parroquias, capillas y santuarios: una aproximación a la cultura de súbdito en la ciudad de Dios; la ausencia de relaciones políticas participativas (asambleas ciudadanas –eclesia, griega ateniense-) en los vecindarios rurales y urbanos, y, la presencia de instituciones escritas. Por el Profesor Julio Paredes.

De los enemigos del nombre cristiano, y de cómo estos fueron perdonados por los barbaros, por reverencia de Cristo, después de haber sido vencidos en el saqueo y destrucción de la ciudad. Hijos de esta misma ciudad son los enemigos contra quienes hemos de defender la Ciudad de Dios, no obstante que muchos, abjurando sus errores, vienen a ser buenos ciudadanos; pero la mayor parte le manifiestan un odio inexorable y eficaz, mostrándose tan ingratos y desconocidos a los evidentes beneficios del Redentor, que en la actualidad no podrían mover contra ellas sus maldicientes lenguas si cuando huían el cuello de la segura vengadora de su contrario no hallaran la vida, con que tanto se ensoberbecen, en sus sagrados templos. Por ventura, ¿no persiguen el nombre de Cristo los mismos romanos a quienes por respeto y reverencia a este gran Dios, perdonaron la vida los barbaros?...(SAN AGUSTIN “LA CIUDAD DE DIOS” Libro 1º: La devastación de Roma no fue castigo de los Dioses debido al cristianismo. Cap. 1º).

 

Quede claro que es una defensa de la espiritualidad como así también del Poder terrenal. Creo que estamos demasiado despojados de espíritu humano: espíritu que nos conecta con la necesidad de Deidad. Tal vez de tanto ir a la Iglesia nos olvidamos que somos y hacemos la iglesia. Tal vez por eso tantos dejaron de ser y hacer la Iglesia.

 En mi pueblo existen por doquier  iglesias, capillas y santuarios como comunidades devotas de algún santo,  santa, gaucho, u otra/s imagen/es. Todas nos dicen que somos súbditos de la Ciudad de Dios. Como abundan estas es total la ausencia de Asambleas de ciudadanos, del tipo eclesia ateniense –Asambleas de la Democracia griega-. Los Parajes (zona rural) no son excepción.

 La desunión entre las distintas iglesias (aquí se usa el termino iglesia para designar a las distintas religiones y cultos) nos hace pensar en un Dios “Monárquico-feudal”, un Ser político, extra y supra social que sostiene y promueve un sistema feudal en el que los súbditos, al serlo, están conculcados de ciudadanía; un señor al que solo le importa la “unión en desunión”, todos separados, todos con un solo Dios  para la defensa de su imperio celestial desdeñando de vínculos fraternos y de identidad entre todos sus devotos. Es decir, cada feligresía es totalmente independiente de otra, sin ningún punto de contacto ni interacción amen de sus plegarias a la Deidad. Lo Social y Político fragmentado, pecaminoso, cuasi innecesario, o, necesario solo por ser en un medio para la realización Religiosa.

 Al ser la sociedad una unidad naturalmente creada por el ser superior lo es también cualquier norma o ley; al fin que todo deviene de la volición divina. Se da a Dios lo que es suyo y al  Cesar lo que es dable darle –el voto, adulación y la fuerza de trabajo-.

 Esto que se dice significa que toda la teoría contractualista no existe en los pueblos: No la conocen y, a veces, ni les interesa conocer. Enfatizo en esta “realidad local” no porque crea que son un conjunto de ideas infalibles e invencibles (las que emanan del contrato social) sino, más bien, porque nos enriquecen para aproximarnos a la comprensión de lo social y político.

 Pero ¿de dónde viene esta concepción de súbdito de la ciudad de Dios? Claro es que debemos hurgar la respuesta en nuestra historia colonial; historia que se remonta hasta el surgimiento de la cristiandad y abreva en hechos históricos como el de la invención de la cruz en los años 325-327 d C, y más acá, en 1588, el milagro de la Cruz o cruz de los milagros.

 En cuanto los Reyes de España iniciaron la conquista y colonización de América, asumieron también el ejercicio del patronato de la Iglesia -Católica- sin el visto bueno de la Santa Sede. En 1508 el papa lo reconoce por bula de 28 de julio. El patronato es una institución mediante la cual se expresan los derechos y obligaciones de la autoridad civil respecto del servicio del culto católico, es a la vez, una institución civil y canónica; significa que todo individuo que funda y construye una iglesia, que la dota de altares, de los útiles del culto, etc., tiene el patronato de esa iglesia; tiene la facultad de nombrar al cura que la va a administrar. Por supuesto que era el gobierno el fundador de la iglesia que la fomentaba y dotaba (Hernán Félix Gómez, Instituciones de la Provincia de Corrientes, 3º edición, Ed. Amerindia).

 Todos sabemos que el mando temporal -terrenal y el espiritual- fue motivo del conflicto entre papa y emperador (“Querella de las Investiduras” entre el papa Gregorio VII y el Emperador Enrique IV de Alemania). Así como todos sabemos que fueron la espada y la cruz los instrumentos de la conquista y colonización: saqueo y genocidio.

 Pero como el Poder es indivisible, delegable por cierto y determinado tiempo subyace que es una ficción esta división germinadora de la lucha entre el papa y el emperador.             Una aparente división del poder que se observa tal cual es justo cuando comienza la guerra.

 Los portadores de la ideología Liberal y los Religiosos-Catolicos tuvieron su batalla cultural y legal entre mediado y fines del Siglo XIX hasta principios del Siglo XX. En tanto que hacia fines del Siglo XX se da la relación entre Catolicismo y nacionalismo y, al mismo tiempo, la perdida de monopolio católico en el campo religioso (Nacionalismo Católico y Cultura Laica en Argentina, Dr. Roberto Mallimaci, UBA-CONICET). En cuanto a lo legal, yacen en los Contratos socio-políticos (Constituciones) expresas normas que habilitan la libertad de cultos y el abandono por parte del Estado laico de la institución del patronato. En lo cultural, una sinergia hizo que los liberales sean al mismo tiempo devotos afanosos, cumplidores puntuales de ritos y cultos del Dios que ha “muerto”. 

 El discurso (entiéndase discurso como toda la praxis humana: ideas, creencias, acción, verbo y gestos) de la Iglesia combina lo espiritual y lo terrenal, se mete en cuestiones de política y su influencia es difusa pero no menos eficaz a la hora de ejercer poder político.

 El esfuerzo intelectual realizado por San Agustín (“de juventud apasionada y desordenada, un día oyó una voz que le decía: tolle et lege –toma y lee- …y dio con una epístola de Pablo, que decidió su conversión”. -Sanguinetti Horacio, 2000-) en “De Genesi” diciéndonos que el cosmos no evoluciono por acción inmediata de Dios, sino por la eficacia de las fuerzas y leyes que Dios imprimió en la materia y en el tiempo… Y agrega con respecto al origen del fenómeno vital: “Ni siquiera para crear la materia viva se requiere otro acto divino de creación. Ya al hacer el cosmos, introdujo Dios los gérmenes potenciales de todo lo que nació posteriormente”...  “la doble naturaleza del hombre: la naturaleza biológica, hecha del mismo barro cósmico y estudiada por la Anatomía y la Fisiología humanas; y la naturaleza espiritual, destello de dimensión ultrabiologica, inexplicable hasta el presente por el método científico (Desarrollo Pedagógico Practico, 1974).  Sin embargo esta ciencia agustiniana no fue actualizada en el dogma cristiano y sus Relatos (Biblias-lIBROS); cristalizado en las costumbres, creencias y actitudes humanas-divinas el dogma de fe domina la aptitud de hombres y mujeres de nuestra región: Libro de Génesis “LA CREACION DEL MUNDO Y LA CAIDA DEL HOMBRE” que relata como Dios hizo todo lo viviente en siete días, o, en seis (el séptimo es en función de los seis de trabajo).

  Sin negar aquella doble naturaleza del hombre creo, sin embargo, en la susceptibilidad y necesariedad de la ruptura de ese cristal.

 Por otra vereda quiero andar ahora para tratar de explicar algunas cuestiones sobre costumbres y leyes. A través de la lectura de Charles Luis de Secondat -barón de la Brede y de Monstesquieu- “Las Cartas Persas” podemos concluir que las costumbres son más eficaces que las leyes (“las costumbres siempre hacen mejores ciudadanos que las leyes”). Montesquieu critica las instituciones y costumbres vigentes en Francia.

 Nuestra función es tratar de criticar (sin pretender ser Montesquieu) las instituciones y costumbres locales.

 La fuerza de las leyes es difusa y el mismo sistema judicial y político lo hace selectivo; está condicionada por el accionar de los aparatos psíquico, valorativo, simbólico, consuetudinario, judicial, político, social. La fuerza de las costumbres es concentrada, duradera (cambia casi imperceptiblemente en el largo tiempo) y está condicionada por el aparto psíquico, simbólico, legal, valorativo, creencias, ideas, político, social.

 Nos acostumbraron a no participar en política más allá de las meras opiniones o el sufragio. Nos acostumbraron a no saber la/s Constitución/es (Institución de las Instituciones). Sin embargo, nos acostumbraron a saber la Biblia; Nos acostumbraron a las Asambleas de Dios pero no así a las Asambleas de Ciudadanos.

  Nos instituyen las formas participativas en las Cartas Orgánicas pero, de manera deliberada, omiten su promoción: la coenseñanza-aprendizaje de esas Instituciones. Existe la ley, existe la trampa. Una desinstitucionalización de las instituciones.

 La idea es modificar un poco nuestras costumbres sin abandonar las Iglesias que es abandonarnos; así como es abandonarnos abandonar las instituciones políticas.  Si lográramos hacer sinergia de las RELACIOENES RELIGIOSAS-POLITICAS Y/O POLITICAS-RELIGIOSAS lograremos que Dios en tanto SER POLITICO oiga nuestras plegarias. Hagamos del Sistema Político el mediador con Dios, y,  en el sistema político seamos nosotros los participantes, sin mediadores. De esta manera tendríamos profundas relaciones espirituales entre los seres humanos que es tener profunda relación espiritual con Dios.

DIOS nos quiere  Libres y a la vez sujetados.

 

 

 

 


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