Dios fue Judas, Arturo radical.
“Dios totalmente se hizo hombre hasta la infamia, hombre hasta la reprobación y el abismo. Para salvarnos, pudo elegir cualquiera de los destinos que traman la perpleja red de la historia; pudo ser Alejandro o Pitágoras o Rurik o Jesús; eligió un ínfimo destino: fue judas” (Borges, J. L. “Tres versiones de Judas”). Necesitaba su hijo, el acto reprobable de la traición para probar su destino con los humanos, pero más allá de lo humano, tanto de soportar los martirios, como de más luego resucitar. En términos políticos, asimilables a lo que hacemos o dejamos de hacer, dado que estamos hechos a su imagen y semejanza, de no haber existido un primo Arturo (hoy en el banquillo de los acusados por la causa publicidad) acusado de traidor, y mediante el cual el radicalismo, al punto de multiplicarse en sí mismo, en la actual versión hiperdemocrática, de ser el único partido (de los treinta y siete, sí 37 en funcionamiento) que gobierna la provincia, hace veinte años (cuando concluya el actual su mandato) triunfado y prevalecido en cinco (5) turnos electorales consecutivos, gracias o mediante, el acto asimilable a Judas, de hecho no dejan de reconocérselos, a los funcionarios “arturistas” muchos nunca dejaron de estar en los conchabos jerárquicos del estado, otros empiezan a volver, para terminar de cerrar las heridas.
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