Por supuesto que la situación epidemiológica, aún no es la misma, de la Argentina en general y de Corrientes en particular, en relación a lo que sucede en el viejo continente, sobre todo en los dos países que mayormente nutrieron de inmigrantes estas tierras años atrás. La mirada optimista es que desde el gobierno nacional se estaría actuando a tiempo con el aislamiento social y ciertas medidas preventivas, el vaso medio vacío es que ni por lejos nos podemos comparar en relación a la estructura sanitaria con países europeos, menos los que habitamos la zona norte de Argentina. Por tanto, sí uno de los aspectos más letales y nocivos de este virus, es que satura y descalabra cualquier sistema sanitario posible, enviando en un tiempo similar a miles de afectados con necesidad de atención hospitalaria, la fragilidad en la que nos podríamos encontrar los que habitamos desde donde esto se escribe, no tiene parangón. 

Pero la política es la herramienta, y sus integrantes o representantes los que están al mando, para poder llevarnos a la puerta de una situación no tan dramática. 

Seguramente en estas horas, el gobernador, además de acompañar solidariamente las medidas y decisiones del presidente como del resto de sus colegas gobernadores, debe estar, febrilmente, escribiendo, llamando, haciéndole audios, a todos y cada uno de los contactos chinos, con los que estrecho su mano, hace meses atrás. 

En China, no sólo se originó la pandemia, sino que allí ya pudieron revertir la curva y la situación. Es más, desde diversas provincias del gigante asiático (Valdés y comitiva visitaron varias) están enviando toneladas de material sanitario (para prevención, diagnóstico y tratamiento) como también médicos y recursos humanos, a Italia y España. 

Suficiente sería que el gobernador, le enviara a sus contactos que visitó en China, el estado actual de nuestro sistema sanitario, que en la proyección a corto plazo ni siquiera incluye un hospital modular cómo sí otorgó Nación a Chaco, como para que nos puedan enviar, en virtud de la relación entablada, materiales que nutran nuestros sistemas de prevención, defensa y futuro tratamiento para mitigar los estragos que podría causar la pandemia por estas tierras.

En su calidad de hombre culto, leído, viajado y entendedor de las miserias humanas (tal como lo narrara Camus en su novela “La peste”) el gobernador, sabe que este tipo de calamidades despiertan tanto lo mejor, como lo peor de los seres humanos. 

No son tiempos para que se descarten ideas, por el simple hecho de que provengan de lugares “que no tienen el visto bueno (siempre subjetivo y discrecional)” de la entente oficial que gobierna la provincia desde hace décadas y que se enfrenta ahora (como todos) a un desafío impensado, inimaginable y que por primera vez y de en serio, precisa del millón de correntinos, sin importar cómo se llamen o que bandera política hayan defendido alguna vez.