Y te querés matar. Hasta hubieses preferido que aquellos estudios, que te hicieron, también, temblar la pera, te dieran mal. Porque no renovar la banca, es la muerte civil, la muerte económica, la muerte de las prerrogativas de ese estado al que te acostumbraste a enajenarlo, a vejarlo, tanto silenciosa como inercialmente. Ya nadie te llamara ni estará pendiente de tu humor, por eso esta misiva es para vos, que ya, hasta dejaste de tener nombre propio (quizá nunca lo tuviste, pero recién te estás dando cuenta). Ni siquiera el tiempo te pertenece; porque le podes ganar otra batalla circunstancial a la adicción que te perpetra en el poder, corrompiendo la esencia de lo democrático y de la institucionalidad, por más que tengas a la norma electoral, amparándote, cobijándote, escondiéndote, como el pantalón de tu patrón, ese que te puso y te dio entidad política, social y económica; como te decía, puede que le arrebates a la ciudadanía unos buenos sueldos más, de los jugosos, estrafalarios y suculentos honorarios que te pertenecen por representarlo, pero vos, cada cierre de lista, tenes el Jesús en la boca, la respiración entrecortada, tu vida y por ende tu muerte, pende de esa lapicera, al que le imploras hasta la indignidad que te vuelva a signar, que te brinde la felicidad, ficticia y fugaz de seguir siendo alguien por un puñado de años más.
Sin internarnos en los alambicados y sinuosos caminos de nuestra cultura caudillesca y patriarcal, nos debemos, al menos exclamar en líneas fugaces, un grito de libertad (que podría ser callado por un billetazo de esos que abundan en los tiempos electorales), ante el dominio político que representa, el hombre providencial, el sucesor de la deidad, o califa, en la provincia y tal dominio, no está en cómo se llame o en lo que haya hecho o dejado de hacer, simplemente asombra que toda la clase política, incluso los que no juegan o jugarán con él, bailan al compás del susodicho y no hacen otra cosa, que pretender agradarle por más que ello significa caer en indignidades personales.
En tiempos electorales, en este tránsito que nos ha tocado, por estas tierras latinas que nos han visto nacer, desde hace más de 50 años que se combate, entre heroica y románticamente, contra un imperialismo económico y político, con base geográfica en el norte de nuestra américa, y que ha dividido al mundo, taxativa, semántica y concretamente por algunas décadas, división que sin embargo y tras el frío de esa guerra, aún se mantiene en nuestros discursos, en nuestro hablar y en nuestro ser. Ninguno de nuestros políticos, latinoamericanistas, progresistas, populares o como los quieran llamar, alimentados por sus respectivos grupúsculos de intelectuales, más preocupados por lucir cucardas académicas otorgadas por casas de altos estudios europeas, piensa política y menos filosóficamente, desde nuestra autenticidad, de cómo podríamos organizarnos más ecuánimemente como sociedad, sin tener que pedir permiso o soslayar a la Europa atávica, que pese a su crisis, nos mira por sobre el hombro ante nuestra dependencia instalada en lo arquetípico de nuestra dirigencia.
No existe una razón científica del porque los domingos es el día en que mayor gente se suicida, tampoco del cambio abrupto de humor que podemos tener si una persona vestida con una camiseta patea una pelota dentro de una red, en ocasiones, las elecciones de una porción de ciudadanos correntinos se ven atribulados de aspectos místicos, esotéricos, quiméricos, fantasiosos o alejados del positivismo pero que apuntan a un aspecto central de la humanidad; la emotividad. Que actúa como eje rector en el epicentro democrático actual que es ni mas ni menos la elección de los candidatos en las listas regadas de recursos del estado, entre los que tendremos que optar (que no es lo mismo que elegir) en el cuarto oscuro. Ni el mérito, menos la idoneidad, sí no la emotividad, de que los elegidos le caen bien, son amigos, le garantizan el sí fácil al dueño de la lapicera, al leviatán hecho carne, es la piedra basal, el requisito básico e indispensable que tendrán los ungidos que serán nominados el próximo sábado.
Massa a cancha llena, dicen. El crematorio ad hoc macrista. China soltó sus dragones milenarios y Axel soltó una medida acorde al año. Telecom gana, los clientes incomunicados. Nisman pierde 2 a1. La comarca invadida de pájaros carroñeros migrando. Por Carlos A. Coria García.
El autor Correntino, editado por una editorial Europea, recibió diversas manifestaciones de congratulación y comentarios por parte de entidades del pensar de distintas partes del globo. “El voto compensatorio, redefinición del contrato social” amenaza a transformarse en algo más que en un buen e interesante texto de filosofía, apunta a sentar bases de un pensar la política desde un lugar más propio y auténtico, sin tutelas imperialistas (ni las económicas ni las culturales provenientes de lo eurocéntrico) pero sin salirse del concierto occidental. Se finiquitan los detalles para la presentación del libro, tanto en la Ciudad de Corrientes (con hombres de la política local) como en Buenos Aires.
“Los hombres vanidosos que se consideran capaces como resultado de la adulación que han recibido de otros, o por la fortuna que han tenido en alguna acción precedente, sin fundar su confianza en un auténtico conocimiento de sí mismos, son proclives a tomar decisiones precipitadas; y cuando se encuentran cerca del peligro o de la dificultad, huyen si pueden. Pues como no ven el modo de ponerse a salvo, prefieren arriesgar su propio honor y tratar de restaurarlo después con alguna excusa, antes que arriesgar sus vidas, las cuales, una vez que se pierden, nada es bastante para recuperarlas”. (Thomas Hobbes, Leviatán).
Ya cerradas las alianzas para la provincial, los que venimos haciendo todas las comidas del día desde que nacimos y que además le podemos dedicar un tiempo a las cuestiones públicas, sabemos que del ramillete, que sobrepasa el número de veinte, de expresiones políticas, no son más que un puñado (podríamos decir cinco) las que pueden sostenerse en algo más allá de las aspiraciones personales de los que crearon tales sellos que se aprestan a ponerse al servicio de una democracia en el mejor de los casos, eminente y exclusivamente plebiscitaria y ratificatoria del grupo de personas, perpetradas y pertrechadas en el poder como si fuesen representantes fidedignos de dictadores celestiales.
No es sencillo, tener que ejercer el rol de anoticiarle al poderoso de turno, que más allá de su circunstancial poder (que adictivamente este lo querrá perpetrar, horadando lo democrático, pese a que discursivamente diga que lo hace precisamente por finalidad opuesta) puede mejorar con sus presentaciones , tanto en su individualidad como ejerciendo su rol ante la comunidad toda, evitando manifestarse con lenguaje que use vocablos soeces o de la informalidad más rudimentaria, evitando incluso manifestarse desde el rol que ocupan, acusando con nombre y apellido a ex actores principales, desde una posición, paradojalmente de paladín de la justicia, privando al atacado de su derecho a defensa real, al acusarlo mediáticamente en vez de hacerlo en el fuero competente. Tanta legislación acertada hacia el sendero de evitar los diferentes tipos de acosos, pero ninguno que apunte hacia el corazón de los mismo, el acoso político, del uso y del abuso del poder, por parte de quiénes ni siquiera se esfuerzan por ser mejores políticos o intentarlo al menos en sus manifestaciones públicas.
La comunidad QOM es tonta, muy tonta. Milani el señor sepulturero. Sergio Massa se juega la Sota y pone sobre la mesa UNA. El PRO destrozo al proyecto nac & pop en tierra de Lorenzo Miguel. Martín Lousteau apura a Rodríguez Larreta. Oscar Aguad corre la coneja a puro dólar y Ernesto Sanz contra las cuerdas. En la comarca el supremo mando la orden y el Superior obedeció. Por Carlos A. Coria García.
De los tres presidenciables con mejores números preliminares (sondeos de opinión), dos en sendas visitas a nuestra tierra, han expresado, primero Sergio Massa, recientemente Daniel Scioli que “Reparan históricamente a Corrientes” dando por sentado, que la Nación posee deudas políticas, sociales, económicas y morales, o para ser más precisos, que posee deudas a secas que podrían englobar o no los tipos o clases de deudas aquí manifestadas, pero que precisamente bien podrían ser el delimitarlas, el definirlas, el suscribirlas; una buena, excelente, necesaria e indispensable tarea de nuestros políticos locales que se referencian con los presidenciables, el poner bajo papel y lápiz qué nos repararán y cómo. Se espera que la visita del tercer presidenciable con chances, no desentone y se exprese también por la reparación, por otro lado, impostergable.
Mientras el Director de la EBY, toco el honor correntino, ese que varias veces es mancillado sin que nos demos cuenta (en un programa humorístico de la capital por ejemplo, por intermedio de un personaje con el mote de “filósofo correntino” como sí los correntinos no fuésemos capaces de razonar) lo mejor que podríamos hacer es no responder a la descalificación y el agravio gratuito, sin embargo, así como nuestra tierra hizo florecer a prohombres de la historia y a miles de héroes en los diferentes conflictos bélicos que nos tocó atravesar como Nación, así como vimos florecer cantantes y deportistas de excelsa calidad y calidez, tenemos un filósofo publicado en Europa, en Alemania, aceptado en más de 20 congresos de filosofía de diferentes partes del mundo, que en oportunidad de su reciente publicación internacional, y preparando la presentación de su tercer libro (El voto Compensatorio”).
Muy a tono con el proceso electoral, el texto de filosofía política, que ha sido presentado con laudos en diferentes universidades del mundo, del autor Francisco Tomás González Cabañas, ya puede ser adquirido en el país y por ende en la provincia. “Estamos trabajando en la presentación, a la que la dotaremos de más aspectos políticos que intelectuales” profirió González Cabañas quién cedió una parte del mismo, acerca del planteo de fondo que propone para consolidar la legitimidad representativa de nuestra institucionalidad democrática.
Cristina en el hielo y su encuentro con Plátov. El hijo del pato pone huevos en varias canastas. De coronas y reyes. El número 5 que puede salvar las papas. Alejandro el dios del billete. La comarca con la misma lista de supermercado. Por Carlos A. Coria García.
No son pocas, al contrario, casi que exceden, las manifestaciones de todo tipo y tipos, que connotan aspectos sexuales con resultados electoralistas, o vinculados al quehacer de la política, casi como una sinonimia, que el grado de institucionalidad democrática, no pasa por el raciocinio sino por la lascividad de los instintos más bajos. Perdedores que “la tienen adentro”, ganadores portadores de “la más larga”, apartados que no “pueden mojar”, en el reino de los “porongas” casi que los usos y las costumbres de la democracia, están de más, esperemos que sólo sean exabruptos discursivos y no síntomas de una grave enfermedad.
Mientras asistimos a la orgía de elecciones y de procesos electorales y los ojos mediáticos/políticos e intelectuales, solazan las superficies de las sábanas en donde se lleva acabo el acto impúdico de contar y sumar, probablemente sean muy pocos los que se animen a penetrar y llegar, con ello, a la raíz del asunto, allende las fronteras del diario del lunes con el resultado puesto. Un resultado, que por ejemplo en Santa Fé, no se pudo obtener con las denuncias de fraude a cuestas, como también lo denuncio lo oposición en Salta. Pero no hablamos de resultantes, esta es la primera trampa que debemos sortear, la democracia inacabada, eleccionaria, que nos refriega la clase dirigente, va siendo horada en legitimidad, derrapando en una democracia incierta, en donde la cuestión o lo cuestionable, es que el sistema siempre nos ponga delante de las narices, a los hombres y las mujeres, tuteladas por un puñado de tipos que la tienen más larga, y que manejan lo electoral y por ende lo democrático, como si fuesen el botón de sus controles remotos de equipos tecnológicos.
Las vivencias dentro de un termo según Axel. La lengua de Florencio es más rápida que el tren bala que prometió. La mancebía de madame Angelina. Lilita Carrió al banquillo frente a Fein. Jorge Lanata volvió a la radio con todo y para todos. Ernesto el supremo expulsador en el vacío total. El problemas no es la cantidad, el problema es tener la mayoría. Por Carlos A. Coria García.
Pese a contar con el matrimonio igualitario y un par de leyes que reconocen los derechos de quiénes eligen su sexualidad e identidad, el ámbito de la política, es tal vez, el único en donde no se produjeron “salidas del clóset” o reconocimientos expresos de lo que son ante la vida, un ariete que desnuda, sin ton ni son que las características culturales no se modifican ni subsanan con cambios en la ley, las organizaciones que trabajan en este sentido, deberían instar a los hombres de la política que clara y marcadamente sostienen una preferencia sexual y con ello identitaria que den a conocer su perspectiva de forma tal de contribuir con el testimonio en la acción de tener una sociedad más inclusiva e igualitaria.
A días del cierre para la confección de las listas para legisladores provinciales, desde la centralidad del poder se los define como momentos importantes. No son, precisamente, estudiantes universitarios, que se debaten, entre padecer las torturas o delatar a sus compañeros, los protagonistas de días democráticos, por los que muchos ansían llegar a una candidatura, para ejercer la representatividad, cómo sí lo hubieron de ser, muchos jóvenes argentinos, en aquella lamentable noche de los lápices, llevada al cine, que ondea como paradigma funesto de los cruentos años de dictadura.
Uno de los legados más preciados de los griegos, de los tantos que la humanidad le debe, es sin duda la instauración de lo que se da en llamar gobierno del pueblo (recordemos que en Grecia existía la esclavitud y no todos los habitantes eran ciudadanos), patraña efectista que perdura, extrañamente en los tiempos actuales, de vacío de ideas, de proyectos y de crisis constantes de legitimidad representativa. Tiempos crispados, o mediatizados, en donde esa idea fuerza, en donde se sostiene lo llamado democrático, no es más que un collage de fotos subidas a una red social, en donde la asistencia a esas reuniones partidarias, se puntea bajo el tilde de quién seguirá o no percibiendo el conchabo estatal, lo volcánico de lo que se expresa no es más que la mirada petulante del líder o en el mejor de los casos de un títere de este, banderas que más que enarbolar consignas o símbolos, cobijan mantos inveterados de sospechas e intrigas palaciegas.