El pájaro rompe el cascaron. El cascaron es el mundo. El que quiera nacer tiene que romper el mundo. Hermann Hesse.


Aventuradamente uno puede arriesgar que uno de los males, culturales, del hombre actual, es como canalizar sus irrefrenables deseos de ser parte de un colectivo, conservando su egoísmo exacerbado. Para ponerlo en un caso concreto, El término compartir que inunda las redes sociales, es tan vacío y efímero, como multiplicado y efectivo. Símil a los afiliados de un partido político que se cuentan, en nuestra provincia de a cientos de miles, pero los que realmente participan y son luego ofertados a la ciudadanía no llegan a los mil. O para graficarlo más contundentemente, la fuerza política en los principales espacios de administración del país, que aún no puede terminar de formar su escuadra de funcionarios en las principales áreas (ni que hablar de las secundarias o terciarias).


Sí bien, algunos, los más perspicaces dirán que la humanidad está condenada a transgredir lo impuesto, en caer en esa tentación de la que somos hijos (Sí Eva no hubiese comido la manzana no tendríamos humanidad), lo cierto es que tampoco podríamos caer en otras en donde culminaríamos en la cárcel o el psiquiátrico (si nos dejamos librados a nuestra instintividad por ejemplo) por tanto, esta seductora y contradictoria propuesta de análisis es perfectamente aplicable al atiborrado, de números y guarismos, mundo de la política vernácula donde se dan apreciaciones por doquier, cayendo muchas en extremos, no necesariamente peligrosos, pero si risibles, simpáticos y humorísticos de batallas que nunca han sido tales y en donde nunca estuvo en juego la libertad de expresión de nadie, sino los ingresos ingentes de quiénes usurparon representatividades por acomodar el timbre de voces, que siempre estuvieron al mejor postor, miserablemente.


Tal parece ser la cuestión de momento en el círculo rojo, sobre todo en el oficialismo provincial, que ahora cuajo también botín nacional. No bastan casi dos décadas en el poder, siempre la ambición desmedida y la lógica de mantener solo a flote a los que sirven (sí usted se toma el trabajo, bah, ya lo sabra, que los verdaderos “hacedores” de los políticos vernáculos notables, son tipos que nunca cobraran bien o merecidamente, les pisotean la autoestima y son los verdaderos cerebros de quienes posan para la foto y se llenan la Banelco) descubrirá que una tía lejana, cuando no el primo con el problema de salud, necesita del conchabo estatal. El exordio, el pedido, la solicitud, en verdad la clemencia, el grito desesperado de gran parte de la clase política que aguarda de los popes ratificados o ungidos tras las elecciones nacionales, la decisión que convierta a alguno de sus postulados en el selecto grupo del funcionariado, que además de sueldo jugoso, brinda en nuestro sistema político, la consideración mediática (es decir que existas para el ámbito de la comunicación), el pago por parte del estado de nafta, oficina, celular, gastos de representación, viajes, es decir el arropamiento, la investidura de quién está un paso delante. Parámetros o referencias (no hablamos de concursos públicos ni mucho menos) para ser designado, ni lo sueñe, en el mejor de los casos, que en la lejana, en todo sentido, Punta del Este, en un mediodía en el frío mar, o comiendo algo sobre la selecta Gorlero, el gran Ricardo, por la perinola de su discrecionalidad, subraye el nombre del tocado por la vara mágica y así le llegue (seguramente vía correo electrónico, enviado por su hijo o funcionario) al Presidente y este lo convierta en funcionario nacional.


La gran patria latinoamericana, exuda, con sus venas abiertas, las conflictividades que por incapacidad tanto de su clase dirigente, como de su corpus social, no logran desatar el nudo gordiano de la relación con las drogas ilícitas, o mejor dicho de su propia relación con lo ilícito o con lo normativo. Tanto en México, como en Argentina, por diferencia de horas, fueron recapturados en operativos cinematográficos, evadidos de la ley (que paradojalmente, tenían en sus negocios o en sus antecedentes un estrecho vínculo comercial, al menos de bandas de ambos países, con el tráfico de la efedrina) que demostraron en sus tiempos de prófugos que contaron y cuentan, con apoyo del poder político o de cierto poder político, que en mucho de los casos, actúo, ¿actúa? Atendiendo ambos lados del mostrador. En el perdido pueblo Santafesino, donde los pistoleros del conurbano bonaerense fueron atrapados, cayeron más por fatalidades del destino, que por el operativo desplegado por las fuerzas de seguridad y el acompañamiento mediático que nos vino aturdiendo durante casi dos semanas.


Sí desde aquella primera vez, que al humano se le ocurrió pensar que existiría una suerte de avance o progreso de su prole, mediante la tecnificación de los saberes, y le hubiesen profetizado que en pleno siglo XXI comunidades enteras, permaneceríamos en vilo por un virus, cuyo vector es un mosquito, automáticamente hubiera renunciado a tal hipótesis. El problema de aquel pretencioso, ya no es tal, sino es un problema de todos lo que habitamos estas vastas zonas, en donde el estado ha sido usado para las prebendas y prerrogativas de los que detentan poder, en detrimento de políticas que prevengan este tipo de situaciones, situación que agrava el cuadro ante las adversidades que naturalmente debemos sortear como humanos arrojados a un mundo complejo del cuál solo somos una parte. Sin embargo, el virus, como lo es la falla en un sistema estandarizado de computadoras en red, como nos ha demostrado Hollywood con sus películas, es una anormalidad, es un evento no previsto o no deseado, la noción de lo virosico, como aquello que escapa a la media, al hastío a lo monótono, es una forma de salvarnos de los términos inhumanos en los cuáles somos sometidos quiénes se nos exige obedecer, obcecar y no preguntar, cuestionar o pensar como el poder, o en su deseoso reinado donde nada se piensa, y todo lo que se dice es a partir de ese no pensamiento. El virus, como el Dengue, se transforma en un arma, de todo un ecosistema, que se defiende de su hostigador.


“Nosotros a quienes se mira con desdén, porque somos pobres, a quiénes se tiraniza, porque somos débiles (…) ¿Te parece bien que, mientras esa clase que nos domina goza de todos los favores de la fortuna, nosotros eternamente sometidos y degradados, nos conformemos únicamente con la pena, el abatimiento y el dolor, o la necesidad, las lágrimas, la deshonra y el cadalso? (Sade, M, Justina o los infortunios de la Virtud, pp- 91-92)


Tal podría ser el deseo, primordial de los hombres más poderosos de la clase política para el año entrante. Introducir un tema en abstracto, que jamás podría estar en el día a día de los ciudadanos comunes, o más alejados de la cosa pública (que en verdad esta alambrada, transformada en gueto o en coto de caza por la clase política, que de tal manera acrecienta su poder y privilegios por sobre el resto de la ciudadanía) no será un trabajo que sólo pueda deslindarse a los operadores mediáticos y a los alfiles comunicacionales del gobierno. Entender y comprender esto mismo, les exigirá que puedan ir un poco más allá de sus planteles, aburguesados, tras décadas de estar cobijados bajo el manto protector de los conchabos del poder, y buscar la amplitud, imprescindible, para que la necesidad de la reforma, no sólo sea cuestión de un grupúsculo de privilegiados que va por amalgamar esas prerrogativas que lo hacen tales, sino que pueda generar, un interés (hasta incluso engañoso) para un campo más amplio y que además, como si fuese poco, coincida con el estilo y la estética de un gobierno nacional en estreno, que se presenta bajo el sugestivo (para los que se definan o sean conservadores) significante de “Cambiemos”.


“Ninguna buena madre habiendo dado permiso a sus hijas a ir a un baile, dejaría de revocar dicho permiso si tuviera la seguridad de que ellas sucumbieran a la tentación y perderían allí su virginidad. Y todo madre que, estando seguro de que esto habría de ocurrir, les permitiría a sus hijas ir al baile y se contentara con exhortarlas a que sean virtuosas y amenazarlas con repudiarlas si ya no fueran vírgenes cuando volvieran a casa, se hará merecedora del justo cargo de no amar a sus hijas y la castidad” (Bayle, I, 177-178). Por intermedio de este razonamiento podemos inferir que el compromiso social y democrático de ciertos medios periodísticos (sobre todo de aquellos que se precian de trayectorias y de haberse constituido en emporios de lo comunicacional, casi como en instituciones en sí mismas) que en los últimos días, llevaron a cabo acciones, de dádivas o prebendas públicas (como el aprovechar la natividad para erigirse en Punteros del reparto, naturalizando esta práctica tan ruin, condenable y lamentablemente tan usual en tiempos electorales) como el verter informes, sea focalizadamente tendenciosos, porque ocultan una intencionalidad política (un norte naranja, del que no estaría mal que tengan, sino que simplemente no lo hagan expresamente manifiesto) o incompletos en lo conceptual (definir que la actividad legislativa ha sido peor o mejor por la variable de la cantidad) es de alguna manera tan bien, contribuir, con lo que luego, en otras páginas o emisiones se declama como lo pretendido, tener una sociedad mejor y con ella una clase política más en consonancia con los principios democráticos.


Tal principio simplón, ha sido la guía consuetudinaria de estancieros, latifundista y capangas, que mediante la mera observación del trabajo (en muchos casos explotación) de otros, han incrementado sideralmente sus fortunas personales. Forjadores de la Argentina “Granero del Mundo”, y cómplices en lo sucesivo de las diferentes intervenciones militares al orden constitucional, estos personajes, caracterizados como: de cuello almidonado y con aroma a fragancia francesa, fueron los beneficiarios históricos, de los empréstitos tomados por la nación y de los desbarajustes de los diferentes modelos económicos. Pero no se trata tampoco de la reivindicación de la última batalla trunca o de la revolución imaginaria o inconclusa, se apunta a que el diseño peformativo de la nueva cultura política, no devenga, en como la catalogan acérrimos opositores en la “Ceocracia” pero para ello, el Cambio debe conservar aquello, que incluso lo puede cooptar más luego como propio, el terreno de lo político, en su barro incluso, para no ejercer una lógica séptica e inexistente del manejo de quiénes esgrimen pasados empresariales, a los que probablemente arribaron no solamente por mérito o capacidad, por tanto el cambio debe expresar la asimilación de lo que forma parte de la cultura, social y política de un país, y no necesariamente una hipostasia de lo imaginario o de un supuesto ideal que podría ser blanco de una rápida despresurización con lo que ello implicaría.


El año calendario avanza en su culminación (a contrario sensu del tiempo ontológico, que en verdad siempre es el mismo, sólo somos nosotros los que transitamos en él, o como lo enseña la mitología Griega, es el entre, Cronos que separó a Urano y Gea que estaban unidos sin que permitiera que suceda el tiempo) y los balances acechan las redacciones como las mentes de quiénes lo hacen. Asumir o asimilar equívocos amerita una desiderata a modo de confesión pública, sea para redimir errores o para continuar haciendo las cosas de la buena voluntad, sin que eso implique estar exento de equívocos.


Siempre duele el sentirse frágil y desamparado, de hecho la razón de un estado, es garantizarles, al menos ilusoriamente, a los ciudadanos que la componen, que tendrán un “paraguas protector” ante los peligros o las acechanzas de la naturaleza o de los otros que puedan tener un espíritu dañino (esta sería la razón de la existencia de las fuerzas del orden), claro que es muy difícil determinar, cuál es el grado de responsabilidades, vale decir, sí los cambios climáticos (a los que dedicó su última encíclica el Papa) a nivel internacional y a los que la ciencia, supuestamente tan en avanzada, no puede prever o prevenir en su poder de daño, son la única variante de análisis, o sí les compete a los gobernantes, de hecho uno de los ex mandatarios, en su house organ, así lo hizo público en relación a las defensas de la Ciudad de Goya (que de acuerdo a él, fueron desmembradas por los gobernantes actuales) y en tal caso, que orden de responsabilidades les cabría a estos, a nivel nacional, provincial o municipal. Aportamos desde nuestro lugar en el que comunicamos, que siempre es más sencillo, sobre todo en tiempos de urgencia, el no dar importancia a lo fundante, a la ingeniería que una vez realizada, podría otorgar una estructura que posibilite defensas, en todo sentido, a sus ciudadanos. Creemos que culturalmente, los ciudadanos de Corrientes, hemos sido entronizados, entre tantas conceptos con el de la “Espera” que se confunde con esperanza, y de allí, que siempre, deleguemos nuestras responsabilidades (sea hasta incluso de protestas o de reclamo a nuestros políticos) para que todo pase mágicamente o que directamente no ocurra, como lo que estamos pidiendo para paliar una situación que ninguno del millón de correntinos merece, que tengamos que estar encomendados a dios, para que no siga lloviendo…


“Si no puedes con tu enemigo, únetele”, es una de las máximas de Maquiavelo en el Príncipe, y bajo tal consigna, actuaría la mayoría de la clase política reinante, ante el rumor-deseo instalado desde hace tiempo, acerca de la finalidad del oficialismo provincial de modificar la carta magna provincial, independientemente de que la misma convocatoria, incluya o no, una clausula reeleccionista o postergacionista, para que el gobernador continúe unos meses más allá de 2017. Tras el mascarón de proa, que además se ajusta a los nuevos tiempos nacionales, de la reforma electoral que urge y la definición en políticas públicas de una provincia que podría declarase en pos de la industria y la producción, abandonando su histórico rol agrícola-ganadero o subsidiario de los estados, este manifiesto tiene como objetivo el peticionar, sobre necesidades históricas que no tienen que ver con el hacer, propiamente dicho (el mismo que posibilita excusas múltiples para nunca haberse llevado a cabo) sino con el pensar, es decir con toda la ingeniería del plano, que debe hacerse, necesariamente antes, de que empiece el tan afamado hacer. El revalorar el pensar en la política, es un objetivo secundario que alcanza esta proclama que propone entre otras cosas, la boleta única, las primarias provinciales y el regreso del colegio electoral.


En tiempos de recogimiento espiritual, de recuerdos, de balances y con ellos, escarceos con el alma por aquello que logramos, lo que no, y finalmente en el encuentro fraterno con los seres queridos o los impostados, la individualidad jamás puede estar disuelta del colectivo, que al menos geográficamente, ese paraguas casi invisible de la “Correntinidad” no casualmente se dispara, en el mes entrante, Enero, cuando las temperaturas de escándalo, sólo soportables por quiénes la padecemos de nacimiento (como los cortes de energía, que ahora declaración de emergencia nacional mediante, en el área, tendrá una nueva excusa para continuar) se conjugan con festividades multitudinarias, que trascienden nuestro cerco perimetral, como el Gaucho Gil, el Chamamé y los Carnavales. Sustrato de lo que somos, por más que lo queramos o no lo queramos ser.



En tiempos donde, la educación en todos sus niveles, la justicia en casi todas sus áreas, las administraciones gubernamentales y muchas empresas privadas, menos las de servicios turísticos, se toman el tiempo de descanso o de vacaciones, el final de año, deparó para la administración Colombi, un mimo simbólico, una caricia al alma, con chanza chipacera y chamamé entre hombres, el Presidente fue al pago chico del gobernador, no le regalo designaciones, como las que entrego en la vecina Resistencia para la ex Intendente y su ex hombre fuerte, pero hablo unos minutos acerca de esa reparación tan seductora del federalismo de promesa, o federalismo de expectativa, las usinas gubernamentales, aprovecharon para pegar el grito en el cielo, ante el posible Paso Surú, del ex medallista olímpico qué pensaría en pintarse de amarillo, y la pregunta obligada, sobre todo en estos tiempos de ocio, de calor y fiestas, es en verdad la pregunta fundamental, que al responderse, podría poner claridad, acerca de cómo le pagaría el Presidente el acompañamiento político del gobernador y si seguiría el mismo tutelaje electoralista para que el mismo no derrape en arrepentidos K o figuras lejanas a Colombi. Se sabe que la administración Macri, avanzará con reformas concretas y específicas, además de la electoral, otra de las claves, pasa por la mediática, que ya levanto reacción, sin embargo, desde el oficialismo nacional ya se dijo que trabajaran por una ley (algo incluso reclamado en los fundamentos de un fallo de la corte por el caso Clarín) de distribución de pauta oficial. Bien podría Colombi en el atardecer de sus mandatos, hacer lo propio en Corrientes.


En la tradicional (es la undécima edición) premiación establecida, mediante la contratación de una consultora porteña (Márgenes), especializada en gestión y políticas públicas, por la agencia Comunas del Litoral, el Intendente Municipal de Esquina, resultó distinguido por ser considerado el mejor administrador de las diferentes comunas de los diversos municipios de la provincia (en lo que la anterior Constitución denominaba como de primera y segunda categoría, o más densamente poblados) basando la misma, en criterios como; la eficacia y eficiencia en los servicios prestados al vecino, la diversidad y versatilidad de las acciones cumplimentadas y llevadas a cabo y la consolidación de todo un equipo de trabajo que supo aglutinar la demanda de los diferentes sectores de la sociedad local. El director del medio, Francisco Tomás González Cabañas, hizo entrega del premio al Intendente Bianchi en su despacho oficial.


Entendiendo que de la debilidad se puede obtener una inusitada fortaleza (provine que, el caos significa oportunidad para un nuevo orden o reacomodamiento) el principal actor político de la provincia, podría evitar el empacho político (de su voracidad alimentaria ya se lo advirtió hasta el propio Presidente, públicamente) y dar un salto que lo consagre definitivamente en la historia, dejando que la ciudadanía, la politizada como no (es decir afiliados a partidos e independientes) le resuelva su ya conflictiva sucesión y que lo será aún más si la deja circunspecta al ámbito de los pasillos del poder, teniendo la posibilidad en mano, y con todo el apoyo implícito como explícito del resto de la facción política, sea de oposición o del propio oficialismo, para mediante ley (que Corrientes por fin, subsane el adolecer de un código electoral, como también adolece de una norma provincial de educación) otorgarle a la Provincia, Primarias abiertas y simultáneas, que en un a priori, hasta resultarían más beneficiosas para su propio espacio político que para el desamparo nacional del que no están acostumbrados, deberán sortear el dilema electoral sus competidores en Corrientes.


Sin lugar a dudas, el presente año, dentro del oficialismo provincial, marcó la consolidación del primero, sino el único que recibe “affectio societatis”, es decir trato de socio y equitativo, por parte del Gobernador, quién lejos de aplicar “capitis diminutio” política, como sí lo hizo con muchos de sus correligionarios quiénes se autoproclamaban sus sucesores o con otros aliados quiénes se cansaron de errarle el vizcachazo electoral, estaría analizando, cada vez más firme y seriamente, disponer mediante la tan mentada reforma electoral, para en una gran Paso Provincial, Eco dirima su interna de sucesión y le quede allanada la posibilidad a un no radical, pero el principal, sino el único socio de Ricardo, Perucho Cassani, el camino a la gobernación. El antecedente exitoso del pacto.


Ante la visita del Presidente de la Nación, para anuncios en relación a la implementación del Plan Belgrano, destinado, básicamente a obras de infraestructura para paliar la desinversión estructural o el abandono de Nación, a estas partes del país, y dado, que los cortesanos del poder, estarán en la foto simbólica de la política arbitraria, de la lógica del mando y la obediencia, donde entre aplausos y cámaras, le pedirán los cargos que consideran que se merecen por su trabajo político, dejamos testimonio del siguiente plan que avanza hacia la necesidad de un federalismo cultural, que contemple nuestras manifestaciones o nuestro ser en el mundo, más allá de un lugar o de un conchabo en la Nación, como mero testimonio integracionista. Aspectos que deberían ser nodales y centrales, pero que pasan en la oscuridad de la indiferencia por quiénes solo apuestan al vuelo rapaz y de corto plazo.


Sí Ricardo Colombi, se nutre de los conceptos profundos que emanan de cambiemos y que el propio Presidente, arrojo en la mesa de la quinta de Olivos en la reunión con los gobernadores, la reforma política, debe ser uno de los ejes en los que se tiene que trabajar de aquí a unos meses. A diferencia la política tradicional, Macri va por el trazo grueso y en vez de estar preocupado, como probablemente lo están los caciques provinciales que lo apoyaron, por cambiar figuritas en puestos nacionales, y pagar políticamente con ello, a centenares de los nunca bien ponderados punteros o referentes políticos, por tanto probablemente tenga en agenda no sólo la forma o metodología, que impera ya en la Ciudad de Buenos Aires (con voto y boleta electrónica), sino también el fondo de la cuestión electoral, para cambiar también, la referencia o la legitimidad representativa. Para Corrientes, el volver, perfeccionadamente, al sistema indirecto del Colegio electoral, que garantizaba la representatividad por secciones o el federalismo político hacia el interior, podría ser una herramienta, que además, le otorgue un salvoconducto, para que las relaciones políticas, se armonicen o se conduzcan hacia una cultural de mayor consenso, de forjar acuerdos de gobernabilidad (una especie de giro de un sistema presidencialista a uno parlamentarista, en forma encubierta y soslayada) antes de que prime la lógica secesionista y adversarial de que gobierne quién se impone por la mitad más uno de los votos, sin que importe demasiado la otra y también populosa, casi en un grado igual, mitad menos uno de los votos derrotada.


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