7 de junio de 2016

El pueblo tiene el sagrado derecho a elegir por sobre todo tipo de formalismos o tecnicismos leguleyos.

“Ni los diputados, senadores, concejales, sindicalistas, dirigentes de asociaciones o líderes de movimientos sociales tienen está limitante de ser reelectos que consideramos atenta contra el espíritu de lo democrático, yendo en contrasentido de nuestra idiosincrasia, con el agravante que las dos últimas crisis políticas que vivimos, una de ellas termino en intervención, se produjeron precisamente a partir de que el gobernante no pudiera presentarse a un nuevo período” aseguran. “El deseo personalísimo de Colombi, que desnudó ante ciertos medios de comunicación, en relación a no querer continuar al frente del ejecutivo, es algo al margen, lo primordial es que al soberano, no se le impida tener la posibilidad de elegir, que es el derecho básico y fundante de lo democrático, por concepciones sesgadas y formalistas, más luego lo que quieran hacer cada uno de los políticos, va de suyo, nosotros trabajamos por mejorar la calidad democrática, no por un partido, frente y mucho menos por una u otra persona” apuntan quiénes ya presentaron un ante proyecto de prórroga de mandatos vía plebiscito, una reforma electoral y un anteproyecto de reforma constitucional.

Creemos en la inconstitucionalidad de sendos artículos de la propia constitución provincial ( 150.º), cómo el artículo que impide la reelección de los intendentes (220º) ; estamos ante la defensa del derecho básico del ciudadano a poder elegir a quién lo gobierne, sin que medien condicionamientos de corporaciones políticas o clanes, o facciones, con representatividades ocasionales, como en mucho de los casos de legitimidad difusa, cómo es el caso, de la limitante de reelección al máximo cargo político de la provincia, dentro de un contexto, no solamente, político, sino social en donde esta limitación no existe ni como planteo teórico. Es decir, atenta este artículo contra nuestro sistema político, donde salvo el gobernador y los intendentes, todo el resto de la representatividad política, puede ser reelecta, sin ningún tipo de ecuanimidad ni razón argumental que determine esta inequidad para el libre desarrollo de los derechos políticos del ciudadano. Asimismo consideramos también que atenta contra nuestros usos y costumbres, en donde desde los gremios, como los entes autárquicos, los clubes de barrio, o cualquier organización de personas, están al mando de alguien, que por lo general siempre consigue permanecer por muchos años al frente de lo que coordine, dirige o preside. Esto desnuda que a nivel teórico, sobre todo ciertas minorías ilustradas, pueden estar en contra de reelecciones, pero es nuestra forma de ser ante el mundo, tiene que ver con nuestra tradición, con nuestras costumbres, es cómo si alguien mañana, en una convención constituyente quiera establecer el fin del monoteísmo, no por ello la gente, dejará de creer en un solo dios y empezará a creer en varios.  Nosotros con esta presentación apuntamos a defender el derecho básico y esencial del ciudadano, elegir quién lo gobierne, que creemos que se está vulnerando, por una disposición normativa escandinava que nada tiene que ver con lo que hemos sido ni lo que somos como pueblo.

 

Sin embargo, huelga destacar que en todo caso no sería recomendable el elegir indefinidamente a los mismos gobernantes. Ahora, no podemos tener reglas de juego que no sean ecuánimes y que atenten contra el sistema mismo al que se propone y presenta como lo mejor que podríamos tener políticamente. Es decir sí las reelecciones tienen un límite, que lo tengan para todo y cada uno de los cargos ejecutivos y representativos y que se haga extensivo al funcionariado que es designado de forma discrecional, sí no, que no se le impida al soberano, el elegir a sus gobernantes, a riesgo de que eternice a personajes en el poder. Es decir, tenemos que apostar a hacer madurar a la ciudadanía, darle la libertad de que pueda votar a quien quiera, las veces que lo desee, pero que tenga la madurez de saber los riesgos de reelegir indefinidamente. Es como si uno como padre de un pre adolescente, no lo deje salir a divertirse a la noche, por temor a que tome malas decisiones, esa no sería la posición correcta, lo correcto sería que lo formemos para que él pueda tomar las mejores decisiones, y que nosotros no le impidamos nunca ese ejercicio por temor o por riesgo de. Es lo mismo que pasa con ciertos países que aseguran hacer guerras preventivas o contra la opresión o el terrorismo, ejerciendo opresión o el terror. Además en el caso de Corrientes, paso lo contrario. El sistema político  entró en crisis cada vez que no pudo ofrecer reelegir a su gobernador. Pasó con Romero Feris, quién al no poder volver a presentarse puso a Braillard a quién destituyeron. Finalmente paso con Arturo, puesto por Ricardo por la misma imposibilidad y que termino en un dislate de muertos y aspectos mafiosos. Ahora estamos ante la misma situación y el tropezarnos con la misma piedra está a a la vuelta de la esquina.

 

La cuestión de los deseos personales de los políticos, por más poder circunstancial que tengan, siempre es secundario, lo cierto y como venimos sosteniendo, es que lo que hacemos no trata acerca de favorecer o perjudicar, a un hombre o nombre. Insistimos las últimas crisis políticas en la Provincia se produjeron por esta falta de libertad política al ciudadano, que además, hace que su víctima, es decir quién no pueda o diga que no quiere postularse nuevamente, ejerza desde afuera del poder, un poder por sobre el poder real o quién está al mando y de allí se derivan las crisis que ya tuvimos. A esto hay que agregarle, que peligrosamente estamos ante una oposición que ha perdido la autoridad ideológica o de posicionamiento político, sólo posee una autoridad de ciertos cargos representativos formales, pero no saben, donde y como pararse ni ante el oficialismo, ni ante la ciudadanía y menos aún ante los intereses de estos. Corremos nuevamente el riesgo, de que se ponga en marcha una elección de 2017, en donde el próximo gobernador pueda estar tutelado en demasía o eclipsado por el que se va, o que gane alguien, a quién se le dirá que no triunfó sobre el principal actor político, que ante el impedimento normativo, se escudará en una posición de víctima para condicionar desde ese poder. Los que no quieren un nuevo gobierno de Colombi, deben entender que la única manera de que esto no ocurra es ganándole en las urnas no mediante un artículo constitucional que para nosotros es inconstitucional. Y los que quieren de nuevo a Colombi deberían dejar de acordonarlo y rodearlo, con argucias y excusas pseudos institucionales, y ponerle a consideración del pueblo. En definitiva tanto unos, como otros, deben estar conminados a obedecer a sus mandantes, que somos los ciudadanos, quiénes debemos determinar siempre quiénes nos van a gobernar, mediante voto y sin condicionamiento. 

Ciudadanos Corrientes.


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