Francisco Tomás González Cabañas, próximo a publicar su sexto título, el ensayo “La democracia desiderativa o en la reescritura de otras reglas de juego”, detalla pormenores de su obra que será comercializada tanto en América como en Europa, arriesgando que “son los últimos estertores, en todo occidente, de la democracia tal como la conocemos, el cambio de paradigma, curiosamente, no conllevará una violencia inusitada como se espera o se cree de los cambios profundos o de las revoluciones, sino una asimilación, lenta, progresiva, pero total, que la humanidad, necesita, a riesgo de exterminio, organizarse bajo otros parámetros que no sean los actuales”. “La democracia ya nos ha dado todo lo que nos podía dar” finiquita el intelectual Argentino.
Coincidamos o no con la apreciación, estemos o no de acuerdo con ella. Le tengamos aversión, pavor, respeto o devoción. Veamos por la hendija de nuestras cerraduras, movilizaciones que la confirmen o un vacío que nos ponga en duda. La revolución está en marcha, en un proceso que se ha iniciado hace tiempo en nuestras democracias occidentales. Repasar de qué trata la misma, muy diferente a las anteriores en sus conceptos como metodología, y ver a lo que apunta, es el sendero obligado, para tratar de prever hacia donde iremos con ella.
Girala Yampey, uno de los intelectuales más lúcidos de esta parte del globo, explica, diserta, alecciona, comenta, acerca del eje conceptual Guaraní de la “Tierra sin males” tan parecida, como distinta a las diversas cosmovisiones que describen el mundo. La autenticidad del sentir y el pensar traslucida en los términos expresados por Yampey, se constituyen en un cantar filosófico, en una poesía del pasado como piedra basal o eje de un oráculo destinado a hacernos más llevadero el futuro.
Dicen que del selecto café de Gorlero, en Punta de Este, al vernáculo del Guaraní, vía el teórico engominado se dispersó, como reguero de pólvora, lo que dan en llamar el armado a la Misionera (por la sucesión poco traumática en el frente gobernante y por la figura de “consiglieri” de otro ex mandatario, como amo y señor del legislativo) que entronizaría al cachorro predilecto de Ricardo, junto a otro selecto, en este caso de la renovación. Democracia a la correntina y jaque mate a la posibilidad de otra cosa.
Tal como el sol, como el mismísimo Dios, el principal elector de la provincia, no dejo de ser protagonista en su ausencia estival, cuál domingo de descanso para el creador. Tuvo su propio Judas, que sigue negando, por tercera vez que lo traicionara y todos continuaran pendientes de su salomónica decisión que dejará en armonía la provincia con el aire fresco y la luz mala, al menos hasta que se elija, si continuaremos en el reinado de quién cada cierto tiempo, plebiscita su gestión, y cada determinados períodos, como ocurrió con su primo, debe delegar la poltrona del poder, tal vez para probarnos en nuestra fe.
Sí no resultara ofensivo, que en plena provincia con los índices más elevados, tanto de marginalidad económica, social, como precariedad laboral, expresiones continuas, como desopilantes de la reverberación de la cultura machista, del encumbramiento de los machos alfa en la toma, disputa y reparto del poder como botín de guerra, de que la energía siquiera alcanza para tener los aires acondicionados prendidos para mitigar los cincuenta grados a la sombra (la revolución forestal de la que dicen ser protagonistas, se lleva árboles como poder de absorción de las tierras, haciéndolas más inundables, y las ganancias, para ellos, como las vaquitas y los granos de arroz exportados) podría resultar tolerable, o dejar pasar, sin decir nada al respecto, que la señora a cargo de los reinados, nos hable, muy suelta de cuerpo, como de ideas, del acervo cultural que expresa el reinado del chamamé, objetado explícitamente por una agrupación de género, arguyendo que la misma avala la cosificación de la mujer.
La obra del ensayista Correntino, Francisco Tomás González Cabañas, “La democracia desiderativa” aún en trabajo de edición se presentará en calidad de adelanto en el marco del festival “Esquina esta de Arte” en la sureña Ciudad Correntina, este viernes 13 de enero, a las 19 horas en la escuela Normal. En dicha oportunidad, se presentará también el último trabajo editado del intelectual “La democracia incierta”.
¿Acaso la democracia occidental que nos hemos forjado, no continúa conceptualmente, con los principios básicos del nazismo, que creíamos derrotado, con la cuestión migrante, con el cerco galvanizado en los inicios geográficos de Europa, pese a que los de afuera mueran en persecuciones, en archipiélagos de excepción y naufragios?
“La confusión hace su trabajo y gana espacio. La proliferación es directamente proporcional a la indiferenciación.” Escribe Claudia Schvartz en el prólogo a unos textos de Artaud que en un pasaje dedica su escrito de la siguiente manera: “Que la muralla espesa de lo oculto se hunda de una vez sobre todos esos impotentes charlatanes que consumen su vida en admoniciones y vanas amenazas, sobre esos revolucionarios que no revolucionan nada”. Nosotros deberíamos cambiar la caracterización de revolucionarios, por la de comunicadores demócratas que no democratizan nada, censurando las críticas constructivas que se le realizan a la democracia, para mejorarla, consolidarla, enaltecerla y jerarquizarla.
En las últimas décadas, o en verdad desde siempre, producto de la inveterada costumbre del ser humano de desear aquello que no puede ser, se viene sosteniendo que necesitamos, dar un giro, acerca de nuestras perspectivas de cómo somos y estamos respecto al mundo. El término romántico, y su propia historia no tan romántica, de revolución, asoma en cada acción que se propone modificar en nombre del bien común. Hasta incluso, esa misma revolución se llevó a cabo en el campo semántico, el término, se modificó a cambio. El cambio, siempre para una teleología que considera un tipo de bien, es casi el imperativo categórico de nuestro tiempo.
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