Lo único cierto e ineluctable en nuestra condición de seres humanos es que vamos a morir. El aceptar terrible condicionamiento, ha sido función de la filosofía, que en una suerte de psicoanálisis de lo primigenio se encargó de esto mismo, es decir de pretender otras verdades, tras la única verdad. Los diversos planteos que emanaban de estas elucubraciones, permitieron al poder, o a quiénes se disputaban el mismo, no morir en la primera definición, o no matarse en la primera de cambio. La política nacía como una posverdad de la posverdad. La religión sin embargo se encargó de lo otro, de aquello que había dejado de lado el pensamiento mítico. Es decir se encargó, magistralmente de la no verdad (que no necesariamente es la mentira) de allí que creer en mundos que estén más allá de este, tal como lo establecen los monoteísmos, sea solamente una cuestión de fe, un dogma, al que la verdad o la no verdad no bastan o alcanzan.
Los movimientos en diferentes frentes políticos, las declaraciones subidas de tono y los conciliábulos varios, obedecen a una sola razón de peso, un puñado de dirigentes políticos se disputan la bendición, para sí mismos, que realizará el Gobernador, ungiendo a su hombre en la provincia, que lo suceda capaz de administrar nuestro terruño, y sin que tropiece con la misma piedra de elegir, a quién lo desconozca una vez en la poltrona del poder.
“El perverso asume la posición del objeto-instrumento de una voluntad-de-goce que no es suya sino del gran Otro. Encuentra goce precisamente en esta instrumentación, en trabajar para el goce del Otro…Mientras que la neurosis se caracteriza por una pregunta, la característica de la perversión es la falta de pregunta; por eso es muy raro que un sujeto perverso pida ser analizado… Lacan dirá que el perverso se dedica a tapar el agujero en el Otro si se quiere, se ocupa de que el Otro recupere goce. Es por ello que dice que el perverso es “partidario de que el Otro existe. Es un defensor de la fe…es decir… un singular auxiliar de dios. Un creyente, del Otro y sobre todo del goce del Otro, un cruzado dirá Lacan. El perverso es partidario de que el Otro existe pensando a este Otro sin barra, en la medida en que él en calidad de objeto le restaura goce lo deja en ese lugar de Otro completo; es por eso que Lacan dice que el perverso es un singular auxiliar de dios, siempre lo restituye, no en vano los casos de perversión más escuchados a lo largo de la historia están relacionados con la educación y con la religión: ellos saben del goce”. (Carmen Aura Rebellón Ruiz. “El sujeto perverso, instrumento de goce del otro”). Lacan no conocía de arrabales sudamericanos donde brotan realidades vernáculas, como las que padecemos, en pos de instituciones democráticas supuestamente destinadas “a que todos seamos felices o nos realicemos”, un patrón característico de los perversos, preocuparse por ese goce genérico, por ese otro colectivo, en donde los políticos y sobre todo los que ejercen tutelas o paternalismos profundizamos, entran de lleno en la caracterización lacaniana del perverso. El garante de nuestra “Correntinidad” de que los sueldos se cobren, de que no ingresen la droga y la prostitución, dilatará hasta el límite con la ley (lo hizo con la reforma de la constitución) el consenso que tiene nombres y apellidos de una fórmula que debería salirse de este eje, para mimetizarse con la sociedad que la deberá votar, inmediatamente después de la pascua.
Harto sabido es que, las democracias liberales, o las instituciones políticas occidentales, se ratifican, formal y prioritariamente, por intermedio del acto electoral, al que revisten de aspectos y condiciones sacras y totémicas, extendiendo el significante del día del comicio, del acto del sufragar, a límites insospechados, en donde se incluyen frases conceptuales cómo; fiesta de la democracia, momento máximo de la libertad política, y una serie disparada de galimatías a tiro de los consultores de turno, siempre prestos a seguir azotando a una democracia cosificada.
Hace poco tiempo alguien me preguntó ¿Qué es justicia? Supongo que por la sola razón de ser abogada se suponía que tenía que responder casi al instante. Pero contrariamente a lo esperado me quedé en silencio, sin saber que responder. Busqué en mi memoria desesperadamente, tal vez para dar alguna respuesta acorde a la doctrina. Esa no era la respuesta que pretendía mi interlocutor. Y fue en ese instante cuando me di cuenta que pocas veces en el ejercicio de la profesión pienso en hacer justicia. Ni siquiera me acerco al concepto de justicia, sólo intento desesperadamente combatir contra un sistema que se obstina en ponerme trabas y me veo en ese laberinto de irrealidad.
El Jefe Comunal de Mercedes (Corrientes) quién de acuerdo a sondeos realizados por al menos dos consultoras, posee más del 70% de aprobación de su gestión, detalla ejes centrales de sus próximos meses al frente de la comuna.
“Hoy en día la amenaza no es la pasividad, sino la pseudo-actividad, el impulso de ser activos, participar, enmascarar la nada de lo que ocurre. La gente interviene continuamente, hace algo, al tiempo que los académicos participan de debates sin sentido, etc.; y lo verdaderamente difícil es dar un paso atrás, apartarse de todo eso. Aquellos que ostentan el poder a menudo, prefieren incluso una participación crítica, cualquier tipo de diálogo, el silencio, simplemente para hacernos participar en ese diálogo, para asegurarse de que se rompe nuestra ominosa pasividad. Por eso el título del cuarto congreso sobre la idea del comunismo celebrado en Seúl en septiembre de 2013, estaba plenamente justificado: Párate a Pensar…Un radical no es un genio creativo, sino un apóstol que encarna y expresa una verdad: no deja de repetir el mismo mensaje y aunque podría parecer que nadie le sigue, todo el mundo le sigue, es decir, todo el mundo sabe en secreto que está diciendo la verdad, y por eso, constantemente se le acusa de los delitos más incompatibles de egoísmos y obsesión con el poder, de indiferencia hacia el destino de su propia causa, de fanatismo, trivialidad, falta de humor, bufonería e irreverencia…En las elecciones libres, siempre hay un aspecto mínimo de cortesía: los que ostentan el poder cortésmente fingen que realmente no lo tienen, y nos piden que decidamos libremente si queremos entregárselo, de una manera que refleja la lógica de la oferta que pretende que la rechacemos… El verdadero triunfo no es nuestra victoria sobre el enemigo, sino que este comience a utilizar tu propio lenguaje, de manera que tus ideas hayan impuesto las normas de todo el campo de juego”. ( Zizek, S. Problemas en el Paraíso. Barcelona. Anagrama. 2016, p 204/210)
El hombre fuerte de Eli en capital, departió junto a referentes históricos del Peronismo Moderno, en el neurálgico barrio capitalino "San Benito".
“La ley es prohibición: eso no significa que prohíba, sino que está en sí misma prohibida, es un lugar prohibido…, la ley no se puede alcanzar, y a fin de mantener una relación de respeto con ella, no hay que mantener ninguna relación con la ley, hay que interrumpir la relación. Uno debe entrar en la relación sólo con los representantes de la ley, sus ejemplos, sus guardianes. Éstos son tanto elementos interruptores como mensajeros. Uno no debe saber qué es la ley ni donde está. (Derrida, j. Acts and literatura. Nueva York. Routledge. 1992, p 201.)” “¿Por qué no? Porque si no llegara a saberlo, la ley perdería su legitimidad: su fundación en un acto de violencia ilegal quedaría a la vista. (Por eso Kant prohibió poner en entredicho los orígenes del orden legal).” (Zizek, S. Problemas en el Paraíso. Barcelona. Anagrama. 2016, p 103).
“En tal lugar, son las prostitutas quiénes escogen a sus clientes. Los hombres (los posibles clientes) entran, se sientan a una mesa, piden una copa y esperan mientras las mujeres los observan. Si una mujer encuentra a alguno aceptable, se sienta a su mesa, deja que le invita a una copa y entabla conversación sobre algún tema intelectual, generalmente relacionado con la vida cultural, a veces incluso teoría del arte. Sí el hombre le parece lo bastante brillante y atractivo, le pregunta si le gustaría acostarse con ella y le comunica el precio” (Zizek, S. Problemas en el paraíso. Pág 26. Anagrama. Barcelona. 2016).
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