Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 17:12 - Traducen al francés texto de filosofía del derecho del correntino Francisco Tomás González Cabañas. / Terrile: "Hoy más que nunca ratificamos la realización de los Juegos Correntinos como política de Estado" / El concepto de la idoneidad y su significado en el ámbito del poder judicial. / Prueba / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / San Martín se hizo fuerte de local y le ganó el segundo clásico al Regatas / Orinados por Milei, preocupados por la boleta. / Inicia sus actividades el Observatorio del Poder Judicial en Corrientes. / Contundente respaldo al Paro y Movilización del 24 de enero. / Importante Reunión Peronista en la Ciudad de Buenos Aires / Dinámica imparable en Yacyretá / Inquietud ante el poder judicial por la imposibilidad que descansen en paz los restos de un legislador nacional correntino. / ¿Qué tenemos para celebrar en un nuevo día mundial de la filosofía? / Colegio de abogados. / "La transparencia en la justicia" / Los que se consideran líderes juegan a lo Poncio Pilato. / IMPORTANTE DECLARACIÓN DE DIRIGENTES PERONISTAS EN APOYO A MASSA / Patricio Maggio publica un importante libro sobre el peronismo / ¿Qué votamos el 19 de noviembre? /

  • 20º

ACTUALIDAD

18 de julio de 2020

Dios es una noción en construcción.

No puede estar ni vivo ni muerto. En latencia inconsciente sí, pero no como producto del duelo, sino como el deseo que no llega. No soportamos lo inacabado, lo inconcluso, le damos el nombre de lo indeterminado, de lo incierto. Con ello, para más confusión, transformamos lo relativo en absoluto. De aquella primigenia noción, convertimos por nuestra falta de aceptar la carencia, al dios en concluido, terminado, acabado, perfecto y omnisciente. Más luego, lo negamos, lo matamos o asumimos de su suicidio. Sin tiempo ni espacio, vamos construyendo en la tórrida e ilógica intuición de nuestro aquí y ahora, con vaguedad y temor, pero también con petulancia y soberbia, nuestro alter ego.

Necesitamos hacer responsable a ese otro, con dotes de amo, de la razón o sinrazón de nuestra existencia. Más aún lo precisamos, clamándolo, todos los días, para que nos acompañe rumbo a la única dirección conocida que llamamos muerte. 

Dios es posible en la medida que existimos a sabiendas que moriremos. En términos relativos dios es lo otro que llena nuestras ausencias. No puede representar algo general o absoluto. 

Nuestro destino es la construcción de esa noción, como intuición de un dios sempiterno, al que dotamos de omnisciencia y muerte, porque no sabemos qué paso daremos, hasta que la noche eterna renuncie al albor que pretenda iniciarlo, todo, otra vez, desde la ipseidad de la nada. 

Sin pruebas ni testigos de los tiempos en los que no éramos, así se puebla aquel horizonte, de lo fatuo para algunos, edénico para otros, pero siempre con nombre, bajo vocablo.  

El significado, como lo traducido de lo imposible, de todas y cada una de las faltas que nos asolan a diario, desde que lo recordamos, se plasma, como fantasma inquietante, en lo real, diario y cotidiano. Necesitamos creer, por ende, en ese amo que tenga todas las respuestas, en el látigo de habernos quebrado con tantas carencias. O lo contrario, en negarle su entidad, en rechazarlo de plano, en matarlo con palabras, con símbolos, en duelarlo, en confinarlo a que exista donde no vemos lo manifiesto o cualquier otra excusa o adagio. 

La humanidad se constituye en tal temporalidad única, la que no ha cesado y que no podemos determinar, cuando, hubo de haber iniciado. 

Somos instantes, plagados, de recuerdos difusos y de proyecciones varias, nada más alejados de las generalidades y de lo absoluto, las pretendemos tales, que las instrumentalizamos, cómo si fuesen éstas las réplicas de nuestras deidades, existentes, muertas, acabadas, negadas, resucitadas, somos todas ellas en la imposible división del pasado, presente y futuro, en lugares diversos, que son sólo uno, el reducto en donde anida, nuestra necesidad, de pese a todas nuestras contradicciones, seguir siendo. 

Cuál carta que llega a su destino, somos el concepto, la emoción, la sensación, la razón y la intuición, que se hace palabra, en cada giro, en cada producido de los paroxismos interrumpidos, vamos hacia un lado u otro, irredentos en los vientos libertarios y la marejada, el norte no es el destino, sino el tránsito hasta el momento mismo, que nos sorprenda, a cada uno, que la noche no llegó al mañana. En tal instante, dios, como nosotros mismos, estaremos, finalmente, concluidos.   

 

Por Francisco Tomás González Cabañas.      

 

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, s�� el primero en escribir uno!