ANÁLISIS
20 de mayo de 2020
De la necesidad de un nuevo edificio para la legislatura correntina.
El gobierno de ECO, asentado hace más de dos décadas en el poder, criticado por no realizar obras de envergadura (salvo el interregno del díscolo Arturo Colombi, que amplió la costanera), en respuesta a la pandemia, apuró la refuncionalización del Hogar escuela (polémica mediante y jóvenes desperdigados para tal y buen fin) y promociona, la construcción de una unidad carcelaria, como la reforma de la plaza histórica principal. Atendiendo, a lo expresado por el Ministro de turismo provincial, en relación al panorama de corto y mediano plazo, de turismo de cercanía, sería sensato que el caso histórico de la ciudad de Corrientes, pase a ser eminentemente turístico. A los efectos de evitar, tal como paso con el proyecto del Arquitecto Romero, que luego tomó el vicegobernador, de refuncionalizar el edificio histórico de la alcaldía policial, como museo, sería propicio, atinente e imprescindible, que la legislatura provincial, pase a ser parte de un corredor turístico y se construya un edificio nuevo con los requerimientos de funcionalidad que la hora demanda.
Antes que nada, habría que reconocer, sobre todo a la Cámara de Diputados, en la persona de su Presidente, como en todo el cuerpo, que fue sino el primero una de las primeras instituciones del poder legislativo del país que se puso en funcionamiento físico tras el impacto de la pandemia, que realizan su labor cotidiana desde hace tiempo en condiciones que podrían ser mucho más funcionales, dinámicas y acordes.
No hace falta recorrer el histórico palacio legislativo, para dar cuenta, que salvo el recinto (a destacar como se lo recuperó y readecuó en los últimos años) el resto de las oficinas para trabajo de comisiones o de despacho de diputados y senadores, no sólo que no se encuentra a la altura del rigor institucional, sino que luego del impacto del coronavirus, no cumple ninguna exigencia de protocolo sanitario.
Ocurre, sucede y acontece, que sí no se actúa con previsión y visión de largo plazo, las urgencias terminaran por “emparchar” el edificio histórico, desmejorándolo, reduciéndolo a una estética de “verdulería”, tal como muestra en una triste imagen en la actualidad, pese al esfuerzo y el trabajo abnegado de los señores legisladores.
Sí el gobernador Gustavo Valdés, se circunscribió en las filas del “desarrollismo”, debería, quedar en el bronce de la historia, convocando a las autoridades legislativas, para llamar a licitación para un nuevo edificio para la legislatura, que tenga los espacios adecuados y la funcionalidad que la actualidad, post-pandemia, demanda.
La histórica legislatura quedaría para fines turísticos, creando la posibilidad de resurgir el proyecto del presidente del instituto de Cultura, del que después se apoderara el vicegobernador, para refuncionalizar la jefatura de la policía, e incluso poder destinar también la sede del gobierno correntino (la llamada “rosadita”), como la tríada de edificios históricos que repotencie el turismo de cercanía.
No faltará quién pretenda poner como excusa el costo de inversión. Seguramente será un elemento a tener en cuenta, no dejando de lado, lo que actualmente le demanda al poder legislativo, el alquiler o mantenimiento de inmuebles varios que funcionan, también disfuncionalmente, como anexos de la legislatura.
Provincias como Salta, llevaron a cabo hace años, el mudar los edificios de gobierno a un área nueva y dejar los sitios históricos para el turismo.
Hablaría muy bien, de quiénes piensen a partir de esto, en poner en marcha la presente iniciativa como otra de las tantas, que exponemos de esta manera, abiertamente al público en general, como ocurrió hace horas con nuestro proyecto de disponer el horario extendido, o usando la siesta, para la actividad comercial, que citen las fuentes de quiénes, con errores y aciertos, no dejamos de pensar en contar con una provincia mejor. No solamente por una cuestión de ética o de respeto, sino porque obviamente también, poseemos aún más para seguir aportando, aún en tiempos aciagos.
Por Centro Desiderio Sosa.
Francisco Tomás González Cabañas.
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