Lunes 2 de Diciembre de 2024

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  • 20º

ANÁLISIS

29 de marzo de 2015

Arqueología del Peronismo Correntino

El presente documento bien podría ser parte cualquier anti-manual de las ciencias políticas, para todas las expresiones partidarias que se conformen para no arribar al poder, también podría ser el inicio de un simposio de psicólogos que estudien la tríada poder-fracaso-política, o tal, como hasta el momento lo es, una pretensión, absurda, burda, pero pasional, de las razones de toda índole, por las que el exitoso partido de gobierno, partido de poder, partido institucional en la Argentina, encuentra su excepción en una provincia en donde es en el mejor de los casos, una manifestación circense, payasesca o humorística de la vida política de la comunidad en donde se desarrolla.

El movimiento del General arrasaba en las urnas, por tercera vez en la historia, los logros más contundentes, posibilitaban no sólo el regreso de un gobierno nacional y popular, sino que además abrían la discusión doctrinaria, caldo de cultivo para las tendencias ideológicas, aún no resultas, que en aquel entonces, se dirimieron, sangre mediante.

 

En Corrientes, corrían los tiempos de Don Julio Romero, un empresario que se había hecho desde abajo, sin tener la posibilidad de acceder a estudios secundarios, prevalecía por su astucia natural y viveza heredada de su linaje arábigo.

 

No pudo, Don Julio peronizar la provincia, por la cruenta dictadura cívica-militar que baño de sangre el país, tiñendo el río de la plata hasta el Paraná. Cómo sí la tragedia no alcanzará, de sus hijos, el que mejor comprendía al peronismo culturalmente, Jorge, falleció repentinamente, por algo, aún es recordado por los aristócratas, dado sus desparpajos revolucionarios como ser ordinario en un casamiento o cantar la marcha en una iglesia.

 

Recuperada la democracia, en nuestra provincia, la confrontación que tendría que haber sido por cuestiones ideológicas y culturales, nunca se dio. El pacto no solo triunfaba en las urnas, había conseguido que el combate sólo fuera una guerra interna entre parientes.

 

Julio Romero y los peronistas, no peleaban solamente contra el pacto, sus modos, preceptos y formas de entender la sociedad, lo hacía también contra  primos conservadores de su líder; los Romero Feris.

 

Bajo esta lógica, uno de sus hijos, Humberto, se le enfrento y lo despojo a este del mando del partido de Perón. El justicialismo Correntino, iniciaba una nueva etapa.

 

Llegaron los tiempos de la intervención y del menemismo. El deme dos se extendía a lo político, bandadas de aves rapaces, sin formación cultural, ni principios, ni siquiera con lectura del manual de conducción política, se escudaban en la figura del general, a los fines de comprarse la casa en el paso y mandar los chicos a la escuela privada.

 

Todo lo material lo consiguieron, pero fueron tan incapaces, que en el Sillón de Ferré, no se pudieron sentar. Tampoco se planteaban, en caso de acceder, cambiar de raíz las normas anquilosadas que regían en la provincia, como lo habían regido en el país, antes de Perón.

 

Tato se hacía del poder, más por incapacidad opositora que por capacidad propia, llevó a cabo un sincretismo entre lo peor del pacto (el patronazgo de estancia) y lo peor del peronismo (el populismo).

 

 

Algunos hijos políticos de don Julio Romero, se asociaron al líder naranja, otros decidieron combatirlo, ninguno de los clanes se diferenciaban por entender la realidad, tal como la asimilaba Perón, sin clases con prerrogativas, privilegiadas o al amparo de la impunidad del poder, todo se reducía a una desavenencia pragmática, el poder por el poder mismo, tanto tatistas como antitatistas.

 

 

Luego llegó el turno de los intendentes u hombres con poder del interior,

Enceguecidos, en su mayoría, por las luces de la Junín,  pusieron al movimiento detrás del exitoso radicalismo. Recriminable o no, la estrategia, lo cierto es que teniendo la posibilidad de realzar las históricas banderas del partido del general, hicieron la vista gorda y se dedicaron a cuestiones menores.

 

 

La desigualdad, que denunciara, combatiera y en cierta forma, transformara, el creador del peronismo, y que nunca pudo arraigarse en estas partes de la geografía, permitieron que la miseria y la marginalidad, se amalgamaran en sus índices astronómicos, generando, que con una simple bolsita de alimentos, o una migaja tirada por los oportunos administradores del estado, los votos se introdujeran a mansalva en las urnas, con la sola mención de proclamarse peronistas.

 

Ya sea por un aburguesamiento (producto del positivismo inmoral, de llegar a altos mandos, sin importar como) que traslada a la figura del triunfante dormido en los laureles, los hombres y mujeres que han ejercido el poder, mediante el escudito, saben dentro de sí, o por la mirada de sus hijos y nietos, que poca comparación tienen sus vidas, con las que tristemente llevan sus votantes.

 

No se trata que, para hablar de hambre, uno tenga que sentirla, o para crear puestos de trabajo, tuvo que estar desocupado, esta tautología traslativa, es mera demagogia, que no sirve a los fines prácticos.

 

 

Simplemente hablamos de la verdad de Perogrullo, lisa y llana, de generar el progreso social ascendente, igualdad de oportunidades y no discriminación por cuestiones económicas, algo que suena a justicia social. Imposible de intentarla, si la práctica de un deporte se transforma en bisagra de excluidos e incluidos, si la onomatopeya de un apellido, cobra la importancia que tenía en los tiempos de duques y barones, sí el amiguismo y nepotismo, destierran a la idoneidad como condición para hacerse un lugar en la vida, sí el patrimonio y el caudal individual elevan a algunos, para someter a otros. Todas condiciones, como las narradas, y más, que usted caro lector, podrá agregar, se vienen dando en nuestra provincia, mientras parece haber existido un partido político en el país, que contra esto combatió, sin que nosotros nos diéramos por enterados, o lo que es peor, hubimos de haber sido engañados por astutos enmascarados, que se decían partidarios de una idea sin implementarla.

 

A un peronista que le corre sangre por las venas, le duele, no ya lo obvio (es decir que un gobierno radical no haga peronismo) sí no, más que nada lo inentendible que los que se dicen compañeros, emulen en la perpetuidad de sus cargos a figuras simbólicas de los conservadores como Juan Ramón Vidal, dispongan que la bandera de un proyecto nacional y popular, la lleven como insignia quiénes propulsaron el terror social de los ´90 o la complicidad con los capangas que gobernaron Corrientes o que simplemente los hechos políticos se digiten desde una oficina que más se parece a la del partido liberal, que a las decisiones que debería tomar un partido comprometido con lo popular y el cambio radical de los usos y las costumbres conservadores.     

 

La teoría indicaba, que el puntero o dirigente, con mayor poder de convocatoria en la última elección, correría con muchas chances de transformarse en candidato en la próxima. Un aspecto que redituaba al posible postulante, era la adquisición personal de un título universitario (abogado mejor) para tener un aire doctoral, que le brindara autoridad ante el electorado. Este mecanismo funcionó durante una década, eran tiempos sagrados de la novel democracia, que por inspiración mística, contagiaba a la comunidad, con un halo de pertenencia obligado hacia una expresión partidaria.

 

Los deseos personalísimos y las ambiciones desmedidas, sumado a la ausencia de un referente vivo, que hiciera paradigmático, un principio patriótico, comenzaron a horadar y percudir, el sistema establecido. La imposición normativa de la presencia de la mujer, mediante el cupo femenino, como punta de lanza, proyectó un nuevo estado de cosas. Quienes accedían a las candidaturas, tenían que poseer, como característica principal, ser confiables ante los líderes, cabecillas o presidentes de los partidos. Esta condición, debía su razón, a los chanchullos o actos inmorales que la política permitía a los políticos. Repartos de subsidios, becas, pensiones y demás transferencias de fondos del estado, para que sean administrados por las autoridades principales de las expresiones partidarias, que además de discrecionalidad, aportaban una alta dosis de injusticia en las decisiones que tomaban, en cuanto a la repartija. A esto se le sumó, que el modelo económico del momento, comenzaba a ingresar, en una crisis, que empujaba a más y más números de ciudadanos, a los límites indignos de la pobreza y la indigencia. La clase política, sea por ausencia de reflejos o falta de capacidad, o por el aburguesamiento, de las nimias convicciones republicanas, creyó que el sistema por sí sólo se recuperaría y avanzó en el proceso de selección de candidatos, con el único requisito de la confiabilidad. Se fueron dejando de lado, los antiguos principios del poder de convocatoria del dirigente, la permanencia de estos en la casa partidaria, o las declamaciones públicas o privadas, de los punteros, en relación a la identidad con los dogmas de cada expresión partidaria. Ya no importaba, sí se cantaba la marcha, se pintaba la pared o se punteaba a los vecinos del barrio, lo único que podía llevar a alguien del llano a un cargo público, era la confianza o la genuflexión a su jefe. Se comenzaba a vivir el reino del nepotismo y amiguismo. Quién mejor que un pariente o un amigo, reflexionaban las máximas autoridades de cada partido, para que ya en funciones, el sistema continuara favoreciendo, a todo un conjunto de socios, que se iba conformando y alimentando, en base a las decisiones, discrecionales e injustas, de los diferentes mandamás partidarios.

 

Tras la irrupción del Kirchnerismo, en el sentido más profundamente político, se estableció un diagrama diferente, que se dio en llamar transversalidad, el desmoronamiento de los partidos, por las situaciones antes descriptas, hicieron eco en la irrupción de los llamados actores sociales, que con movimientos de tal naturaleza, presionaban con acciones más concretas (piquetes, asambleas) al estado mismo, sin siquiera plantear una posibilidad de diálogo con el oportuno jefe territorial del stato quo. Néstor los vió y se inclinó más a esta vertiente, sí bien el costo, entre otras cosas, fue que el mismo sistema de la vieja política, más el ataque de las corporaciones y el mal manejo de la 125 le imprimiera en su carrera dura derrota electoral, se gestó el inicio de una nueva realidad política.

En la provincia de Corrientes, hubo muchos amagues, pero los llamado líderes sociales, o se dejaron llevar por las luces de las cámaras y fueron solos, pensando que serían más representativos de lo que en las urnas demuestran que son, o demostraron su genuflexión ante los viejos líderes de la corporación.

El peronismo correntino, cerró listas hace muy poco, la vieja escala axiológica volvió a prevalecer, amigos de los capangas, impresentables y gente con guita, el mix de precandidatos ungidos a dedo, que luego batallarán por los votos, por algo el peronismo sigue sin ser gobierno, pero un dato de una fuente, rara y oculta fuente, en lugares no salibles, de alguna lista, ilustres desconocidos para muchos, están proyectando el futuro y trabajando por otra cosa, son conducidos, no son empleados, tienen más futuro que pasado y se manejan por intermedio de alguien que hasta ahora no cayo en la trampa de las fotos, ni de los bolsas de mercadería, habrá que esperar, quizá sea el inicio de una verdadera esperanza, de un verdadero cambio, del modelo nacional y popular en Corrientes, cuando a nivel nacional Cristina termine su segundo mandato, siempre llegan tarde las oleadas nacionales a la taragui, quizá esta no sea la excepción y entonces, se el momento de dejar de esperar al tiempo.

 

El Caso Evita o del uso de los símbolos

 

Sin ánimo de equivocarnos, podríamos dar por cierto, que la gran mayoría de la clase dirigente de nuestra provincia, ha ingresado en las filas del justicialismo, atraídos por los juguetes que se repartían desde la fundación creada por la mujer del General, por las becas de estudio o por las vacaciones pagas. Otros quizá, con un mayor nivel de análisis, se sintieron parte de la magnánima obra política de Perón y Eva, por las políticas de estado aplicadas y sus resultados. Que podrían sintetizarse en la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Hitos que han quedado consagrados en tantas obras, en tantos libros, y que institucionalmente, se traducen en la permanencia del artículo 14 bis de la Constitución nacional.

Sería vano e inadmisible, recorrer el espinoso camino que nos separa desde la desaparición física de Eva Duarte hasta nuestros días, para concluir que mucho más que algo, ha fallado para que el peronismo no se haga popular u opción de poder en Corrientes, con la salvedad del `73. Tal como los hermanos ricos, de un recientemente fallecido padre acaudalado, y que en vez de continuar, con la obra de su progenitor, discuten por años y años como se repartirán la herencia, la clase política peronista Correntina, aún se disputa a muerte, entre propios compañeros, como se repartirán el magnífico legado dejado por Juan Domingo Perón y Evita, y ya comienzan a hacer lo propio con la herencia reciente dejada por Néstor. Como todos los hijos de ricos (que no tienen que preocuparse por trabajar o sustentarse), los hombres que se dicen peronistas, tienen más accesible las puertas del poder. Esgrimir una foto de los fundadores o recordarlos, memorizándose algunas de las tantas frases o discursos, ejerce un efecto inmediato en las zonas pobres o bajas, que recuerdan por historia propia o familiar, las épocas de bonanza gozadas en tiempos del peronismo, siempre a nivel nacional, claro está.

Eva Duarte o Evita, es recordada, por otorgar el voto femenino, por su apego con los cabecitas negras, por su profunda relación con los más necesitados, y por su monumental obra de implementar justicia social. Sin embargo, ninguno o ninguna, de las que se dicen sucesora de su acción o de su pensamiento, llevarían a cabo, la monumental prueba de grandeza política que realizo en vida. Aquél renunciamiento histórico de 1952, cuando las masas, hacían estallar las urnas de votos peronistas, y pese a tamaño poder, acumulado por acciones probas, Eva Duarte y Juan Perón, coincidieron en pensar que le haría mal al país, ya que la facción más conservadora y refractaria no aceptaría que la fórmula presidencial fuera Perón- Perón, pese a que la constitución no impedía la candidatura del matrimonio.

Más de cincuenta años después, los mismos que de niños, o han sido beneficiados o se han sentido, parte de un movimiento, en Corrientes que pugnaba por los derechos de los menos pudientes, y que ahora agitan desde la dialéctica, las banderas de la causa peronista, nada tienen que ver con ella o al menos, muy poco lo demostraron. En la cima de la dirigencia, hay una disputa titánica, entre mujeres de, y los mismos de siempre que para los cargos se reparten, cuál botín de guerra de bárbaros mongoles.

Nadie se olvida de Evita, mediante ella y su marido, los impostores del justicialismo, los niños ricos de la impresionante herencia, seguirán sin poder llegar al poder, con el artilugio de solo mostrar la foto de los fundadores, o de los actuales conductores del Proyecto Nacional y Popular, mientras tanto la Provincia, sigue perdiendo presente y futuro y el peronismo, sigue perdiendo identidad, dado que por responsabilidad de los dirigentes irresponsables, se lo confunde con una doctrina meramente populista y dadivosa, sin expectativas de poder.

Paradigma o epifenómeno

En el FPV, del peronismo gobernante, pero en decadencia, en nuestra geografía, los trapos parecen más sucios que hace unos años atrás, la cantidad de pre candidatos que visitaron de la mano de diferentes dirigentes de segunda, tercera y cuarta línea, no disimula el cisma entre los dos capitostes que vienen manejando el sello. Esta discusión, o esta tensión simulada, encapsulada, agazapada, esta falta absoluta de manejo, de conducción, de asunción del mando del timonel, dan origen a lo que denominados el paradigma del “Boludo del moñito”.

Trátese de un epifenómeno que afecta a las segundas o terceras líneas de un movimiento político, que al ver la discusión eterna, indefinida, por el volante de conducción, entran en una suerte de desesperación no verbalizada y comienzan a actuar por motus propio, per se, pero no para cambiar la situación gravosa, es decir establecer reglas claras, para ver quién conduce y porque, sino sumándose, sin tener (como decía el general) ni el óleo sagrado de Samuel ni las aptitudes como para aspirar a dirigir ni sus hogares. Esto produce el apotegma de “muchas manos en un plato, hacen garabato” y gesta la anarquía en la ya balcanizada situación del movimiento.

La figura metafórica es tan solo eso, quizá no exista más que en la mente de quién suscribe, o bien podría haber sido, el infeliz al que todo los sacos le quedan grande, el eterno aspirante a cierto cargo que nunca será para él, lo decisorio es que en la construcción figurativa se encierran decenas, o centenas de “dirigentes” que han ocupado cargos representativos o de funcionariado, y que en vez de tributar para el movimiento, para una causa, o se pasearon por los bolsillos con un habano en la boca, con un moñito, con una galera o un atuendo lesivo contra el sentido estético, o generaron cualquier situación provechosa para peculio personal, y que para mal de males se le han dado de grandes “contribuyentes” a las grandes causas libertarias.

Es esa masa, la que culturalmente debe definir su cometido histórico, es decir sí ocupan cargos y lugares en función de un colectivo, así sean levantamanos o sí construyen algo diferente para lograr aquello de definir reglas claras para ver quién maneja el barco. Pero no esta actitud manierista que han tenido, son tantos los casos, insistimos, de trascender por la tilinguería gorila y antiperonista de dejarse ver con un atuendo raro, de incluso bregar, tras sus cinco minutos de gloria política, de machacarle al otro, al que construye y que también se definen de peronistas, son los monigotes, los boludos que por consuetudinarios fracasos personales, no tratados con psicólogos o psiquiatras, trasladan el saco engorroso de sus traumas, de sus complejidades y resentimientos, exudando el famoso “peronometro” para asirse en un supuesto lugar seguro de sus pingues existencias, individuales y políticas.

Son los facinerosos que mandan por twitter, veneno moderno en 140 caracteres, son pobres tipos que deberían ser beneficiados con la compasión, y no mencionados siquiera en grafitis callejeros como responsables de situaciones amatorias complejas, pero lamentablemente, deben entender, o mejor dicho, deben leer, que son grandes responsables, participes necesarios de los mariscales de la derrota de un partido que a nivel nacional, muy probablemente cuele otro Presidente en los anales, mientras a nivel local y a diferencia de los otros partidos no peronistas, los boludos de los moñitos, copan o pretenden hacerlo, las discusiones, los foros, los espacios, haciendo expansible la nimiedad de sus preocupaciones bizantinas, haciendo factible aquella frase de que en el país de los ciegos el tuerto es rey y de allí que la versión vernácula del partido del General en Corrientes, continué por más de 4 décadas postergado del poder local.

 

La última derrota en una general.

El peronismo correntino parece esos matrimonios en conflicto que creen que los problemas se resuelven no hablando, no planteando los problemas, no verbalizándolos y transcurren años de infelicidad marital sin siquiera sabe porque están juntos o vinculados.

Uno, se ve tentado de explorar en este caso el sinfín de razones por las cuáles por octava vez desde el recupero de la democracia perdió una elección a gobernador. Sin embargo, no se trata sólo de esta vez, se trata de todas las veces y por sobre todo, de la reacción, de los máximos responsables o caras visibles, que rechazan, sistemáticamente el ejercicio de la autocrítica, valiéndose de razones al menos egoístas para descartarlo, como el procedimiento que indique el principio del fin de tantas derrotas.

La única razón plausible, para que los mariscales de la derrota, se nieguen tercamente a plantear un diagnóstico serio del porqué de los fracasos electorales, es una motivación individualista, enmarcada en un concepto feudal, retrógrado y conservador, de entender la política como si fuera una actividad que sólo les compete a los sindicados.

Se tendrían que hacer ver por un psicólogo, pedirle contención a sus familias, correr ida y vuelta la costanera o lo que les venga en gana, para que de tal manera puedan asimilar que una autocrítica del desarrollo electoral de un espacio como el peronismo no tiene que estar vinculado a sí son rubios, delgados, inteligentes, cautivantes, gestores, amados o cualquier característica que vean amenazadas en su yo íntimo por una cuestión meramente eleccionaria.

El que puedan entender que la parte que les cabe de responsabilidad, empieza y termina en el ejercicio de sus vidas laborales o profesionales, tendría que ser el primer punto de aproximación para que se dispongan a realizar una autocrítica o esbozar un intento de explicación del porqué de un nuevo fracaso en su rol de políticos ante el mando del peronismo.

Los militantes rasos o incluso aquellos que están cercanos a estos popes, deberían hacer lo suyo, en vez de susurrarles al oído que en la mesa donde ellos votaron ganaron por escándalo, o en vez de compartir una frase de autoayuda por una red social, tendría que esforzarse por al menos, acercarles el presente texto, o los que hablen de algo relacionado, de comentarles, como puedan y desde el lugar que les toque, de esta necesidad de autocrítica para salir de una buena vez por todas del círculo vicioso del fracaso.

En el fondo, no debe ser fácil, saberse perdidosos, tener plena conciencia que cuatro partidos distintos se hicieron del poder, mientras el peronismo deambulaba en sus internismos o en el peor de los casos se colgaba de los pantalones de un patilludo o de la pollera de una viuda.

Dijimos que no esbozaríamos planteos del porque se perdió en esta última elección, simplemente señalar la necesidad de que no se ocluya, no se prohíba, no se restrinja la posibilidad de autocrítica.

Mal pueden pensar, los que tienen veladas esperanzas en que los 44 años de sequedad, la termine el aventón nacional que nos pueda dar un motonauta, un tigre o quién fuere, las experiencias nos señalan que lo hemos intentado con ayuda Riojana, Formoseña y Santacruceña, así nos fue, así no viene yendo.

Así como nos dicen que la provincia tiene “problemas estructurales”, el peronismo correntino también, no los resolverá un consultor, la plata de un jeque árabe, doscientas mil bolsitas de mercadería o la fama de Virginia Gallardo, todos lo que han sido parte del peronismo deben hacer lo suyo, un buen inicio es bregar por el ejercicio de la autocrítica, respetuosamente, sin herir susceptibilidades, pero con el valor, la hidalguía y el coraje de saber, entender y sentir que lo cortés no quita lo valiente y que si no se empieza a trabajar bien, el día después de una derrota, el tiempo seguirá pasando y el peronismo, por proteger el ego de sus mariscales circunstanciales, continuará sumando un triste récord que avergonzaría, en grado sumo, al General, a Evita y que de seguro avergüenza a cientos o miles de dirigentes o peronistas de corazón que ven la justicia social aplicada bajo la férula o el matiz, la óptica de otros partidos, y no el que creen propio que lo creo como bandera de transformación social.

 

Sí algo se le crítica a la vieja o clásica dirigencia del peronismo correntino es no reaccionar a tiempo, por temor a las supuestas encuestas, o por tener más cuentas que saldar que proyectos que defender. Pero el movimiento político que no sabe de lo que es el poder en la provincia hace casi medio siglo (es al menos raro que muy pocos o casi nadie, profundicen en esto, ¿será porque casi todos son más responsables que otra cosa?) no solo se compone de sus cabezones o capitostes, sino también de sus cuadros y militantes.

Y son ellos los que deberían preguntarse, ¿desde qué lugar nos habla un outsider, o un paracaidista, que no solo no sabía las 20 verdades ni el título de la comunidad organizada, sino que ni siquiera sabía el estribillo de la marcha, y por ser exitoso en su disciplina que coincidía en el ámbito en el que también había sido exitoso el entonces presidente del PJ Nacional y que por ello fue ungido, por la arbitrariedad del dedazo proverbial y sostenido por ese viejo verso de las encuestas? ¿Será que el azar que lo ungió, lo considera como una posición superior en la vida y por ello, sin ser parte de la historia del peronismo, aquella con muchos errores y fracasos pero también con mucha mística y corazón, y por ende, decide, mientras él, navegaba en la totora y en los mares del mundo, quiénes son lo viejo e inútil (desautorizando a Perón quién decía que hasta con bosta se construye) y que es lo nuevo que por propiedad transitiva será necesariamente mejor? ¿Acaso pensará que por haber nacido con la piel blanca, no tuvo que disciplinarse en la militancia y que aquellos, a quiénes se dirige, y los que sí dejaron su vida y corazón pintando paredes con carbón, luego con engrudo y ahora con graffitis, no pueden ni deben, gestionar, ni estar en posiciones jerárquicas, que le son reservadas sólo a blancos con estudios, de los que él carece, para supuestamente hacerle la vida mejor a esos “negros” que solo nacieron y morirán para juntar votos? ¿Alguien le podrá explicar a este muchachito, panza chata como lo llaman en esos barrios en el que él dice habitar, pero que no conoce ni en su superficie, porque son los mismos que lo recibían en su casa y le perjuraban que lo votarían con la boleta del gobernador doblada, a quién si creyeron por el simple y complejo hecho, a la vez, de ser más auténtico, que esta consultora que le pusieron desde Buenos Aires, no puede sugerirle que hable de “concepto”? ¿No pudo buscar al menos en google, el término concepto? ¿Será que la irresponsabilidad de que le haya sido todo tan fácil en la política, lo transforma en un psicótico (el que pierde contacto con la realidad) político, o justo ahora le viene la mala suerte de elegir la palabra equivocada?

Pensar que el peronismo le puede seguir dando, mucho más de lo que ya le dio, lo que nunca le dará a miles de peronistas, que dejaron horas, días, semanas y años de sus vidas, para perseguir un modo político de ser en el mundo, que entendieron que debían acompañar, por el pragmatismo de las doctrinas del poder, a quién ni siquiera podía aprenderse de memoria no un discurso, sino una frase del General o de la compañera Eva, pero ¿Será que habrá que seguir callándose porque supuestamente mide bien en las encuestas? Esas mismas encuestas, de ese tipo parecido a Pepito Cibrián, que decía haber asesorado a López Obregón, y que le hizo salir a declarar a las once de la noche del día de la elección, cuando Colombi y el peronismo que supo encantar festejaba la victoria, que los números lo favorecían, dejando para la posteridad esa cara de nene derrotado, por no decir cara de usted ya sabe. Y en el caso de que esa trapisonda de las encuestas, le debe favorable, ¿no será menos probable que sí gana, le dé continuidad al actual ministro de economía en un supuesto gobierno suyo, con esa lógica de que los blancos con estudios, deben gestionar, el logro de los negros juntavotos, porque estos nacieron para esto y no para decidir, porque lo mejor para ellos, es que decidan qué es lo mejor, los blancos como él que nacieron tocados por la varita?

Vamos a perdonarle, a pelarle, no hablaremos de esa supina tontería de creer que “estar a lado de la gente” es lo que deber hacer un político virtuoso (deberían hacer política los curas de barrios entonces, o los médicos de guardia) Simplemente le sugeriremos una lectura, porque no somos tan soberbios, ni por asomo, de creer que tenemos la verdad, hablamos desde una verdad relativa (como le gustaba decir al ex jefe del muchacho, que ni lo debe saber) pero somos auténticos, y por eso se lo decimos públicamente, pues jamás, desde el olimpo en que cree estar, nos ha dado la oportunidad de hablar con él: “Es una ficción considerar un conjunto de individuos la unidad de una multiplicidad de actos individuales-unidad que constituye el orden jurídico-calificándola como pueblo y avivar así la ilusión de que estos individuos constituyen el pueblo con todo su ser, mientras que ellos tan sólo pertenecen por medio de algunos de sus actos que el orden estatal protege y ordena” (H.Kelsen La democracia)

 

El último caso fallido de la interna

 

Como si fuera el eterno retorno de las cosas, en el Justicialismo, un sector que pretendió presentarse a internas, padeció lo mismo, que cinco años atrás, padeciera la agrupación Vamos Compañeros, liderada por Rodolfo Martínez Llano, evidentemente no aprendieron de la historia, o las viejas mañas continúan, a continuación el texto elaborado por Vamos Compañeros, agrupación que debería expresar su posición política actual. 

 

Carta abierta publicada en el invierno de 2006

El Peronismo no es un sello, renovemos el compromiso de lucha

Por la Agrupación Vamos Compañeros

 

En reiteradas oportunidades hemos puesto de manifiesto que la única forma de que el justicialismo vuelva a surgir pasa por su reunificación la que consideramos solo posible si se avanza en la democratización del Partido con elecciones libres y transparentes como Dios manda.

En tal sentido hemos pedido la depuración de los padrones, y la integración de una junta electoral imparcial precedido todo ello de un acta de acuerdo entre la máxima dirigencia que consensue el cronograma, el reglamento electoral, y las reglas de juego con el compromiso de que no se impondrán proscripciones a mitad de camino.

Nada de ello se ha logrado.

 

No hay voluntad de sentarse en una misma mesa y redefinir el norte del justicialismo correntino que seguramente seguirá siendo la expresión de un partido achicado, devaluado, y sin poder de negociación en el seno de la alianza gobernante donde parece un convidado de piedra.

 

 

En estas condiciones hablar de fecha de internas, de apuro, y sin garantías carece de sentido. Es un despropósito inaceptable que solo llevara a una nueva frustración.

 

 

No es un secreto que más de la mitad del peronismo no participa. No se siente convocado ni menos representado. Los magros resultados electorales son la más elocuente muestra de la caída que ha sufrido el PJ correntino desde el 99 a la fecha.

 

 

Las prevenciones que tenemos tienen su razón de ser. A los hechos, que son públicos, nos remitimos.

 

 

En el 2001 se dispuso la Intervención al Partido luego de que juntados todos los sectores contra Vamos Compañeros no pudieran lograr dentro del ámbito de los cuerpos orgánicos la decisión de sumar al PJ a la alianza con el nuevismo.

 

En el 2003, Intervención mediante, se volvieron a juntar todos para enfrentar a Vamos Compañeros, en una rara malange que hoy estamos viendo como termino el agua con el aceite junto. Aun así, ante la perspectiva de una derrota se apeló al fraude más grosero lo que determino que en los últimos días al no producirse la contratación del correo argentino nuestra línea abandone la contienda para no legitimar un abuso. Quedo solo Tormenta Colombi, se dieron vuelta los padrones dibujando un triunfo tan mentiroso que se acuño el mote del PJ del sello.-

 

 

En el 2005 nuevamente volvieron a juntarse todos los que hoy se desconocen. El cuco seguía siendo Vamos Compañeros. Ya sobre el final, cuando las encuestas marcaban un claro triunfo de nuestro sector se llegó al extremo inaudito de proscribir nuestra lista, impidiendo la participación en la contienda electoral.

 

 

Estos son los antecedentes que nos obligan, en esta oportunidad, a no ser ingenuos.

 

Cualquiera de los dirigentes de la primera y segunda línea dicen que Martínez Llano o Vamos Compañeros no tiene nada. Lo repiten una y otra vez. Pero, a la hora de ir a internas hacen lo imposible para no enfrentarse a la única estructura que por si es capaz de enfrentar una elección interna sin alianzas de ninguna naturaleza.-

Si Martínez Llano no tiene nada, que mejor que posibilitar la participación, comprometerlo y ganarle ¿?. La respuesta es obvia. Siguen teniendo miedo.

Corolario

 

Hemos ganado, y hemos perdido. Cuando ello ocurrió, durante la Intervención Joga hemos permanecido dentro del partido, y hecho valer la minoría desde la cual incidimos de manera determinante en la marcha del Partido.

Por aquello de que muchas veces ganando se pierde y perdiendo se gana los que creyeron ganarnos no pudieron administrar la victoria y aun perdiendo nuestra línea continua siendo la más sólida y homogénea en la realidad del PJ.

 

Estas circunstancias son las que nos hacen reflexionar en esta coyuntura desgraciada de la vida del PJ correntino. No estamos dispuestos a un desgaste inútil yendo a unas internas claramente amañadas, y sin garantías. Hay mucho para perder y nada para ganar, porque aun ganando lo más probable es que la cabra tire para el monte, rompiendo el rodeo.

 

 

Ello no implica renunciar a la lucha y al compromiso militante. Hoy, más que nunca, debemos perseverar. El tiempo dirá que sector termina por imponer sus criterios. Los escenarios podrán ser distintos, pero la realidad es una sola y la política correntina necesita rumbos, y definiciones.

 

En función a ello apelamos a los peronistas a no bajar los brazos y a no embarcarse en proyectos ya fracasados. No hay en lo político uno que sea mejor que otro en el esquema que se vislumbra. Todos, sin excepción, han sido parte y tienen responsabilidad por la imagen que hoy da el PJ, como furgón de cola en la alianza gobernante.

No tienen la culpa los radicales, menos los liberales

.

Es el peronismo quien ha claudicado. Aun así el espacio del PJ está en el Frente de Todos. Nunca dije lo contrario. Ya en 1986 negociaba por pedido de Julio Romero con la dirigencia radical. He sido coherente más allá de las circunstancias. Aun cuando hubieron diferencias en su momento siempre desestimule proyectos alternativos en aras al logro de posicionamientos personales.

 

 

Depende, en definitiva, de los propios peronistas que recuperemos la credibilidad, y seamos parte importante del esquema de poder en la Provincia”

Fin de la carta.

 

El peronismo correntino sigue siendo el gigante dormido, como si fuese un mal o mejor dicho un payé que ya lleva la mitad de 100 años sin arribar al poder, a  semanas de las presidenciales del 2015, parece adormecido, maniatado, apichonado, arrebatado en su mística, en sus expectativas, en su rol decisorio en las capas más humildes, clamorosas de justicia social.

Supongamos que se trata de una estrategia del peronismo correntino, el de parecer adormecido, anodino, narcotizado, supongamos por un instante que sus mejores cuadros no están enredados en una bandera y la cruz o no la cruz, supongamos que son los tiempos del bacheo solidario, de los aviones no tripulados que sacan fotos, de esa trapisonda que la política sólo es gestión, actos de gobierno, supongamos que los cuadros del interior del peronismo no están problematizados por los primeros meses de cómo llevar adelante una comuna, en peleas entre primos (copiando lo peor del radicalismo ricardistas) o en la disputa por qué plaza tendrá el camión de pescado para todos.  Supongamos todo esto, con un optimismo que vaya contra medio siglo de fracasos, de los cuáles muchos actores llevan décadas en sus espaldas de tales fiascos, y que por una fe ciega, por una sensación percibida por ejercicio telepático, esta vez, este gigante que continua roncando, unos meses antes de las elecciones no sólo presidenciales, sino las provinciales de 2017 se levantará y llegará al poder.

 

La única conclusión posible será cuando alguien que se precie de peronista llegue al poder.

 

sí la inmadurez política de nuestra dirigencia, por obedecer obcecada y funcionalmente, sea por falta de análisis o por el condicionamiento del conchabo que se supieron conseguir, cierra la tranquera del Justicialismo, transformándolo en un latifundio de un Señor Feudal, del sur o del Litoral, dejará afuera las fronteras extensas que incluyen a miles de otros peronistas correntinos y por ende a otros tantos miles independientes y de otros partidos a quiénes debemos convencer de que somos su mejor opción de poder.

Los partidos provinciales y hasta incluso el otro Nacional, tendrán la excusa perfecta, para que los “compañeros” les lluevan en sus trincheras, como se dice en la jerga política “los comprarán con la expectativa” dado que el justicialismo oficial, le estará dejando servido en bandeja, proyectos nacionales, liderados incluso por quienes se dicen compañeros y se muestran orgullosamente peronistas (desde Gobernadores, Intendentes del Conurbano o Sindicalistas) dejando pasar a su vez y como si fuera poco, un precioso tiempo, para construir una opción provincial seria y concisa, habiendo demostrado con esta construcción que se le exige una verdadera opción de poder.

Los compañeros encaramados hoy en la conducción partidaria, más allá de estas renuncias y no asunciones, tienen en sus manos, que el peronismo pueda ser gobierno en 2017, en caso de que la interna quede subsumida a esta versión de choque de egos, gran parte de la compañerada, arribará, como ya lo hizo en otras oportunidades, a otros puertos, en donde lo esperan dirigentes de otros partidos, que no nacieron peronistas, no se dicen peronistas, no llevan los colores del peronismo, pero que en el obrar político aprendieron muchas cosas del peronismo y que actúan con lógica peronista. Ellos aprendieron de nosotros, lo siguen haciendo y en mucho de los casos, se mostraron en su accionar como más peronistas, de los que nacieron y se dicen ser.

Esta oportunidad es crucial, para ver si nuestros dirigentes aprendieron a que tenemos que tomar lo mejor de ellos, a priorizar Corrientes y transformar la sucursal del justicialismo en un epicentro provincial que irradie poder desde aquí hacia la Nación y no continuar en la espera pordiosera de que tiren desde allá lo que sobra o lo que se pueda, de lo contrario el gobierno provincial del 2017 será para otra expresión, que lógicamente tendrá su pata peronista, pero que el cuerpo y la cabeza peronista podrá entrar al poder, cuando aprenda o mejor dicho comprenda, entre otras cosas esto mismo, y eso puede ser en el 2021 o en muchas décadas más, de los peronistas depende.

 

           

 

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