La igualdad, la inclusión, el multiculturalismo se convierten en nuevos paradigmas emergentes de un nuevo clima de época y, si bien en las últimas décadas, todos los países del mundo, y en especial los latinoamericanos han hecho esfuerzos importantes para lograr la igualdad, todavía falta mucho.
No estamos redactando una iniciativa para pretender modificar instancias electorales del código o las reglas de juego de cómo validamos la democracia (es decir la manera en qué votamos y cómo se cuentan los votos) lo que planteamos, es la defensa irrestricta de la institucionalidad que performativamente se nos avino como divida en tres poderes, que interdependientes, se balancean entre sí para que seamos ciudadanos republicanos y democráticos. Sostendremos que en todas y cada una de las aldeas, que se precien de democráticas, el poder judicial, debe ser quién más allá que lo estipule o no lo, la ley, y de efectivamente cómo se haga para la implementación expresa (es decir podría ser, verbigracia la presentación de un amparo colectivo de ciudadanos independientes, al poder judicial de la jurisdicción que corresponda, en nombre de la salvaguarda de esa institucionalidad de la que forma parte de que los miembros del judicial lleven el control desde el inicio al final del acto electoral ) el resultante de lo democrático se determine mediante el menos democrático de los poderes, pero el que formalmente más se atiene y por ende, hace atener a los otros poderes, a lo taxativo de lo normativo.
Según un informe de la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, si la situación no mejora continuará el éxodo de migrantes y refugiados que salen de Venezuela, además de que la situación de quienes permanecen empeorará.
Las lógicas del poder, o sus ritmos, no son lineales, ni mucho menos, rectos, claros, transparentes o comunicables al espacio público, con la sencillez con la que se puede expresar cualquier expresión de deseo. Cada quién puede decir qué supuestamente quiere, por más que esto no sea así, o incluso por más que desconozca lo que pretende (por lo general es un mal mayoritario y abrumador) pero seguramente no dejará de comunicar, de expresar, de decir, de ahuellar al viento manifestando algo.
La naturaleza humana apunta al agotamiento, todo se consume hasta el final, succionando hasta la raíz misma. Hemos de agotar la paciencia, los recursos naturales no renovables hasta el colapso planetario, destruyendo o aniquilando el medio ambiente y el ecosistema, con la consecuencia de la extinción.
“La libertad pone el fundamento, se dijo el solitario pensador y sobresaltado escuchó la voz que decía. Más Eros, contiene todas las llaves de los seres”. (Portela, O. Selva Negra. Recepciones diurnas, celebraciones nocturnas. Editorial Crisol.1980).
Los románticos que siguen creyendo que la pluma vale más que la espada, le asignan a los caracteres vertidos en un papel, una función heroica, determinante y proverbial. Verbigracia “las cartas desde lejos” mediante las cuáles Lenin, propició o mejor dicho condujo la revolución rusa desde el exilio. Un poco más a la derecha podría ser cuando Nietzsche mató a Dios con una sola frase o más acá en el tiempo cuando Fukuyama predijo que no existiría ninguno otro marco teórico que el capitalismo y sus subproductos, de los que seguimos siendo parte, asumiendo la imposibilidad de la siempre a mano como desatinada emancipación.
Cuando la realidad supera a la ficción, ya es una frase tan antigua, como la vida misma. Sin dudas que en estos últimos años han transcurrido tan vertiginosamente en materia cibernética que dichas cuestiones son primordial y razón de ser en los nuevos conceptos de políticas de estado.
Uno de los sacramentos más importante de nuestra democracia puebleril, es sin duda alguna, el ejército de personas sin poder, que por orden, sugerencia o condicionamiento o invitación de ese poder, reparten las boletas electorales (algunos se quedan en el valor estético de estas y la relación al papel higiénico, creyendo que cambiando el color y gramaje del papel o transformándolas en electrónicas, cambiaran la democracia y con ello la política) a cuantos se le crucen por el camino en una carrera contra-reloj para supuestamente convencer al votante que lo tiene que hacer mediante esa boleta, porque recibió un pedazo de papel que tiñe las manos de negro y que en el mejor de los usos termina como anotador del almacenero.
Lo jugaban en la Grecia antigua, como en nuestras pampas. El juego, como un “ser en el mundo”, es una manifestación meridiana del existir de lo humano en la mundanidad. Mediante reglas, preestablecidas y socialmente aceptadas, lo lúdico, escapa, poéticamente, pero con más diversión y vértigo, a la cientificidad y al automatismo sesgado y totalitario, que de tanto en tanto se convierte en una tentación irrefrenable para los seres humanos. El juego, conlleva dentro de sí, cierta incertidumbre tolerable, que hace, que ciertos aspectos o pliegues del fenómeno de la humanidad y sus compases, se nos escapen a la mirada corta y larga.
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