De tal manera la definió en acto público el Gobernador Dr. Gustavo Valdés, al jefe Comunal del novel municipio de “El Sombrero” (Departamento de Empedrado) Raúl González. El intendente no toma ni un instante de pausa para detallar, como planifica su comunidad, que de un histórico responso de sombra (donde cuenta la leyenda alguien olvidó un sombrero) debajo de una arboleda, se proyecta como una localidad en la que se trabaja hasta para que tenga una extensión universitaria, producto de las múltiples y oficiosas gestiones de González quién se hizo de la intendencia arañando el 70% de los votos totales.
“El poder es tolerable sólo con la condición de enmascarar una parte importante de sí mismo. Su éxito está en proporción directa con lo que logra esconder de sus mecanismos. ¿Sería aceptado el poder, si fuera enteramente cínico?” (Foucault, M. Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber. Siglo XXI. Madrid, 2005. pág. 90)
Enmudecieron los pasantes ante tan cruel reprimenda del canino que ostentaba el cargo de Capitán de la guardia destinada a la puerta principal y única al sanitario, que contaba sólo con un retrete color verde agua, en pésimas condiciones, pero que aún servía de recipiente para líquidos humanos.
Conceptualmente se trata de una práctica demagógica. Esto no significa que quién la emprenda o caiga en ella, tenga, necesariamente, malas intenciones para con la ciudadanía a quién gobierna. Posiblemente tenga que ver, con la responsabilidad de haber caído en otra práctica funesta, la del nepotismo u amiguismo, de haber plagado de funcionarios o asesores, sin aporte crítico y desde otra perspectiva, que no sea la apofántica de siempre confirmar o ratificar lo intuido por el líder en cuestión. De esta manera, este mismo, cae en una suerte de escalón, o peldaño, que lo pone más cerca de las deidades que de lo humano, de allí que crea que sea positivo que se lo vea recorriendo barrios o zonas anegadas para estar junto al vecino, cómo si esto operase como una suerte de talismán o de efecto placebo, que desperdigado en las redes sociales, posiblemente mitigue cierta sensación de ansiedad, pero que jamás ira al fondo de la cuestión. Peor aún, como el viejo adagio, sí este mecanismo es utilizado regularmente, el remedio será peor que la enfermedad. Se creerá, tal como por ejemplo operan las drogas sociales y las narcóticas, que por un consumo que oblitere la mala espina del momento, y por más que no se resuelva nada, la sensación de que no ocurrió algo de magnitud que no pueda contrarrestar una foto bien semblanteada, bajo la lluvia, con los pies en el barro y con gente pobre o carenciada en derredor, generará un mal uso, una mala costumbre, la repetición de tal engaño que terminará constituyéndose en el habito adictivo.
Mientras en los guetos intelectuales continua la discusión por la herencia lacaniana, en relación a sus distintos seminarios, uno de ellos, que plantea “la significación del falo” pronunciado en 1958, llevado al plano de lo político (suponiendo la existencia de esta faz, sumada a los planos psicoanalítico y filosófico) representaría la anuencia, la aceptación, de lo humano, con respecto a las formas de gobierno que irrumpieron en aquel entonces, donde el poder como tensión (como demanda inmanente en o de lo colectivo) se obliteraba, en el otro plano, es decir se reconvertía en un significante político que se presentaba, fálico, turgente, penetrante, agresivo, invasor; gobiernos autoritarios que reaccionaban a la fantasía de poder ser castrados, con la impetuosa e irrestricta aplicación de una ley penal, que en su primera como última ratio, ejercía violencia en todas y cada una de sus modalidades posibles.
Así lo expresa, el filósofo Catalán, Nemrod Carrasco, en una reciente entrevista concedida a un medio ibérico, en virtud de que la serie de Netflix, “Merlí” (de gran repercusión allende el océano) está inspirada (guionada) en sus clases universitarias donde concita el interés de sus oyentes que trascienden la frontera de lo académico. La afirmación en lo atinente a la filosofía política, tal como podrá ver, en la nota que transcribimos, es una prueba más, concreta y fehaciente, de cómo la escuela correntina de pensamiento (por intermedio del centro de estudios Desiderio Sosa) cala hondo en el círculo intelectual europeo, dos obras editadas y presentadas en el viejo continente(la democracia incierta y el acabose democrático) y una tercer título próximo a publicarse (La democracia africanizada) por el sello Asturiano (Camelot) del correntino Francisco Tomás González Cabañas, son la constatación de cómo “la cuestión democrática” llegó para quedarse en el mundo del debate teórico e intelectual y que a partir de tal instancia, resta el acrecentarla, reforzarla, prestigiarla, pero nunca más, tratarla en forma sacra, totémica, o idealizada que nos ha llevado a que tengamos que seguir tolerando, supuestas democracias que se llevan puesta la pobreza, la indignidad de grandes porciones de la población y el atontamiento de una clase dirigente, que cambió el pensamiento, la reflexión y la sesudez, por la gacetilla, la selfie y la recorrida a tientas y a locas que lo único que consiguen es paradójicamente el efecto contrario al que se proponen.
Los esfuerzos incesantes para desterrar el dolor no consiguen otra cosa que variar su figura: ésta es primordialmente carencia, necesidad, cuidados por la conservación de la vida. Al que tiene la fortuna de haber resuelto este problema, lo que pocas veces sucede, le sale de nuevo el dolor al paso en mil otras formas, distintas, según la edad y las circunstancias, como pasiones sexuales, amores desgraciados, envidia, celos, odios, terrores. Ambición, codicia enfermedades, etcétera. Y cuando no puede revestir otra forma toma el ropaje gris y tristón del fastidio y el aburrimiento, contra el cual tantas cosas se han inventado. Y aunque se consiguiese alejar éste, difícil sería que no volviese en cualquiera de las otras formas para empezar otra vez su ronda; pues entre el dolor y aburrimiento se pasa la vida. Arthur Schopenhauer, Existencia, Hastío y Dolor.
Así como en la prodigalidad del todopoderoso creemos estar próximos a la tierra sin mal, a modo de compensación podríamos entender que los eneros soporíferos de una comunidad de expectativas anodinas, son la marca registrada de una correntinidad marcada a fuego, en donde los únicos caminos para progresar son a través de la política, del chamamé y del carnaval. La fisura surgió casi como clamor, para que algo, funcionase de otra manera que no fuera por intermedio de un sapucay chamamecero, de una orden política o de una tanga abarrotada de lentejuelas de las que pueblan los desfiles de carnaval. Yacyretá o la complejidad leguleya de un decreto nacional que posibilitaría la tercerización de la comercialización de la energía, podría constituirse en la fisura mediante la cual el Macrismo a nivel nacional encuentre quienes son sus intérpretes más arraigados en sus conceptos y cuales los más advenedizos en sus contradicciones, manifiestas y por ende en los oportunismos de circunstancia.
Desde finales de la década de 1990 nuestro país ha experimentado la legalización y la consecuente instauración de distintas variedades de juegos de azar, muchos de los cuales estuvieron prohibidos durante varios años o confinados a determinadas regiones, especialmente sectores turísticos. Así es que hoy los apostadores tienen una gran variedad de mecanismos para arriesgar sus dineros, desde bingos y casinos reales o virtuales (entiéndase apuestas en casinos mediante la utilización de Internet), loterías, quinielas y otras clases de sorteos (tales como Loto, Quini 6, Telekino, etc.), apuestas deportivas (también realizadas generalmente a través de Internet) y juegos telefónicos (los cuales se desarrollan mediante la facilitación de algún canal de televisión o de una empresa prestadora de telefonía).
La obra “Las asambleístas o las mujeres de la asamblea” trata sobre un grupo de mujeres encabezado por Praxágora, que ha decidido que las mujeres deben convencer a los hombres para que les cedan el control de Atenas, pues ellas podrán gobernarla mejor que como lo han hecho ellos. Las mujeres disfrazadas de hombres, se cuelan en la asamblea y votan la medida, convenciendo a algunos hombres para que voten por ella debido a que es la única cosa que no han probado aún. Las mujeres instituyen entonces un gobierno protocomunista en el que el estado da alimento, hogar y cuidado en general a todos los atenienses. Imponen una idea de igualdad permitiendo que cualquier hombre duerma con cualquier mujer, con la condición de que lo haga con una mujer fea antes de poder hacerlo con una guapa. Esto refleja un punto de vista común sobre las mujeres de la época; dado que nunca poseían nada y tenían que compartir todo, era más probable que las mujeres quisieran poseer cosas comunalmente. La igualdad obligatoria también es en cierta forma una declaración política además de social. Tras la oligarquía gobernante que siguió al fin de la guerra, los atenienses hicieron valer su democracia e igualdad con mucha fuerza, hasta el punto de que, aunque era una clara exageración, la obra dejó seguramente clara su opinión sobre la excesiva democracia. (Síntesis de Wikipedia).
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