POLíTICA
24 de enero de 2023
Reconstitución del partido político "Frente para el Cambio".
La apoderada de tal fuerza política, la doctora Mónica Alicia Colunga realizó las actuaciones correspondientes y necesarias para la reconstitución del partido provincial Frente para el Cambio. Acompañó la presentación un acta del mismo, certificada por escribana pública, donde se designa como Presidente de la fuerza política al filósofo Francisco González Cabañas. Alegan derechos constitucionales que preservan valores democráticos esenciales y sostienen que la singularidad de la recomposición del ahora Frente para un Gran Cambio (FGC), aportará la consideración teórica de dar prioridad a combatir la pobreza a los efectos de reducirla o mitigarla.
El distrito Corrientes se constituiría en el primero en contar con una fuerza política que tenga como finalidad prioritaria el combate contra la indignidad de lo pobre, no desde la demagogia declamativa, sino desde la recomposición teórica, dado que el partido se constituye como el brazo político de las líneas de investigación desarrolladas por la escuela correntina de pensamiento en el campo de la filosofía política.
Agregan desde el espacio: "En términos pragmáticos, el partido político, es el ámbito natural en donde surgen los candidatos, llamados por ello pre-candidatos, el paso previo, la instancia, anterior y obligada en donde los que después pretenden seducir a la ciudadanía, deben presentar sus credenciales mínimas, básicas y esenciales. El partido político opera, como alter ego, del candidato, luego consagrado funcionario y gobernante, dado que es el sitio en donde naturalmente, debe, al final del día, dar cuenta de sus actos, haciéndose cargo de sus acciones como de sus omisiones. El terreno de lo público, mediatizado por lo mediático y a lo que podrá más luego, penalizar la justicia, no es sino la instancia institucional, más no así la política. Esta diatriba es donde laberínticamente se encuentran nuestras democracias occidentales. Al haberse reducido lo partidocrático, al haberse evaporado su razón de ser, su ética como su estética, se suplió esta funcionalidad, fundamental e indispensable, por la pública institucionalizada. Como el gobernante o funcionario, ya no da razones a sus partidarios, a su partido, sino que lo hace a una ciudadanía, desinteresada, mediante los medios que paga con fondos públicos, litiga contra el otro poder, el judicial, del que forma o conforma, casi siempre desde las sombras. El partido al haberse minimizado a un rol simbólico, a una presencia fantasmagórica, a un cumplimiento liminar de lo normativo, no hace más que manifestarse en su estado febril, que nos anoticia de la enfermedad del cuerpo democrático.
Todas las argucias teóricas e ideológicas no hacen más que contribuir con la dolencia a la que hacemos referencia. Los partidos, ya no deben, ejercer, o pretender siquiera, representación o referencia desde consideraciones teoréticas en el mundo inobjetable, como totalitario, del número, de la cifra, que no es más que multiplicación y acumulación. Descomunal, serie seriada en que nos abstraemos de nuestra condición de lo humano, mediante el señalarnos por intermedio de codificaciones que varían del cero al nueve, acumulándose o apilándose, como queriendo significar algo más de lo que significan; nada.
Los partidos políticos, deben ser recuperados, de acuerdo a la lógica que nos impera. No debiéramos seguir pretendiendo salir de un laberinto que no tiene salida. No habrá más, partido político alguno, que desde la libertad que pueda proponer, represente otra cosa que no sea la realidad económica de cada uno de sus posibles representados".
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