Para otros la versión no tiene más que prestarse al juego de generar más presión dentro de ECO, para no terminar de romper, pero tensando de tal manera, que las posiciones sean mejores y óptimas para dos socios fundadores de la fuerza política que gobierna Corrientes desde hace dos décadas. 

Uno de los “errores” o de los manejos poco cuidadosos, que en las mesas de la dirigencia política y empresarial, se le endilga a Valdés, en su condición de Gobernador, es no manejar la diferencia entre la mayoría a la que le puede hacer sentir el rigor de las formalidades y la pompa de su función y al puñado de hombres y mujeres, a las que por más bastón de mando que ostente y detente, el primer mandatario seguirá siendo Gustavo. 

Seguramente algún problema debe arrastrar en el plano simbólico y en el manejo con el poder. No son pocas las personas de gravitación que han sido “bloqueados” desde el teléfono del gobernador por transmitirle una inquietud, como tampoco han sido pocas las mujeres que al conocerlo desde su condición de sobrino del “burro” o hijo de “Manolo”, lo trataron, amable pero informalmente sin el protocolo respectivo sólo funcionales en actos oficiales y fueron severamente amonestadas por el propio Valdés en reuniones privadas. 

Llamativamente, como en los olvidables tiempos de “Arturo” empezaron a aparecer “carpetazos judiciales” y el Pj que en Corrientes de tan muerto e inexistente, vía Buenos Aires, parece encontrar al menos una búsqueda una exploración que de concretarse cambiaría de cabo a rabo el escenario político provincial.

Acciones como estás son las que advierten hombres de peso, en diversos programas periodísticos, cuando expresan que la imagen no siempre se traduce en votos. De hecho, no es casual que tales expresiones se digan en medios de comunicación de neto corte Kirchnerista, dado que como se plantea al inicio, una de las estrategias para Corrientes, tendría que ver con ser amplios y generosos para plantear una verdadera opción de poder que hasta podría no ser encabezada ni siquiera por un peronista y mucho menos por un kirchnerista. 

No son pocos los que recuerdan que en el 2005, quién rubricó como parte del pejotismo el acuerdo que consagró el frente de todos de Colombi (Arturo) y Pruyas, fue precisamente Alberto Fernández como jefe de gabinete del entonces Presidente Néstor Kirchner. 

Uno de los testigos privilegiados y ungido en tal entonces diputado de la Nación, Eduardo Galantini, no casualmente fue desempolvado y volvió a plantear su posición y su “candidatura” en algunos medios de la provincia. 

Lo central de la política es el poder encontrar puntos de convergencia en la disidencia y cada vez son más y más continuamente los que le expresan al gobernador que mientras el sigue repartiendo hashtag y likes por redes sociales, las reuniones, las conversaciones en las que no quiere participar por considerar que su rol se lo impide, van construyendo otras posibilidades hasta no hace mucho impensadas.

Habrá que ver sí se concreta una vía como la que se indaga, lo cierto es que los que estaban preocupados por jubilar a los políticos de los tiempos de la rosca, debieran sacarse más el traje de funcionarios, la camisa celeste o blanca de gobernantes, los zapatos de punta fina y tal vez pensar que los votos también se consiguen de arriba hacia abajo y no necesariamente al revés. 

Por Francisco Tomás González Cabañas.