ANÁLISIS
23 de septiembre de 2020
Pajerman.
Mientras un grupo de ciudadanos marchaba frente al palacio de justicia, en reacción a lo que consideran y creen un avasallamiento de la vicepresidencia a ese poder, en la capital política correntina, la justicia local, le brindaba el título necesario e indispensable a los medios de comunicación tildados de opositores; “condenan por corrupción a dos ex intendentes kirchneristas”. Leve fue, en verdad la derrota política de todo el arco, opositor provincial, que inexplicablemente (salvo que trabaje en verdad para el oficialismo local) decidió llevar con orgullo, una suerte de “solicitada” de la liberación, encabezada por el ex ministro de obras públicas de la Nación, Julio De Vido y su esposa. Pareja, que políticamente cayó en desgracia desde hace años y a quiénes, ninguno de los Fernández en el poder, les atiende, ni les atenderá el teléfono.
Lo había expresado con tino y acierto un senador provincial radical “la oposición carece de liderazgo” y lo único que falta, cosa que tal vez sea cierta, es que el senado provincial, así como elegirá (en comisión bicameral) otro período para el defensor del pueblo (o seguirá el mismo, que primero debiera demostrar que hizo durante el lustro) elija, por lástima política, el conductor del espacio opositor. Es que no se sabe ni se comprende, sí el interventor partidario del distrito Corrientes, ajustado a la disciplina partidaria de sus mentores, los gobernadores de Chaco y Formosa, apresó el sello del PJ a la liberación de la pareja de intendentes capitalinos, cómo si fuesen estos un matrimonio sumergido en la pobreza que cometió hurto famélico o la reedición del matrimonio en el poder del primer peronismo, del segundo peronismo o de la primera instancia del kirchnerato, a los únicos efectos de beneficiar al gobierno provincial (cumpliendo las órdenes de arriba, para tentar al gobernador Valdés que brinde sus legisladores al gobierno de los Fernández) o simplemente por no tener nada mejor que hacer, ni que realizar y a tal efecto justificar un accionar de un partido que tiene como valores en alto a ofrecer al senador de Corrientes, que le provee de estadísticas o de gráficos al gobernador de Buenos Aires y a diversos programas de televisión de un canal, representativo de la parcialidad periodística y de las irregularidades impositivas.
No se trata de justicia o injusticia. Sí de criminalidades hablamos, nada como las víctimas de agresiones sexuales, más aún si son menores. Una de ellas, en los últimos días denunció a un ex legislador, que se presentaba con tarjeta del gobierno de la provincia de Corrientes, como asesor y hasta en los informes de los medios controlados bajo la férrea supervisión del hermano del intendente de Ituzaingó, aparecía como interviniente en la reedición del frigorífico de Riachuelo, que pasaría a volver a funcionar a manos de una entidad llamada “la muralla china” acercada, propiciada y hasta algunos denunciaban, también conformada, por el presidente de su propio partido político, integrante del espacio del gobernador, el ahora denunciado ex legislador.
Pero la oposición, o los que se dicen y presentan como tales, con desfachatada naturalidad le dicen al pueblo de Corrientes, que dos ex intendentes son “perseguidos políticos” y la justicia los condena por delincuentes. Tal vez sean inocentes, pero no es el caso ni la situación. Un partido político, o un espacio opositor (en esa solicitad épica, aparecen hasta programas de radio y demás instituciones “literarias”) debe velar por los intereses o los derechos afectados de las mayorías o de aglomeraciones de individuos violentados por otros, por el estado o por la ley. Sin embargo, este espacio que se dice opositor, vela por sus propios y únicos intereses. El organizador, o uno de sus principales, hacedores, salió hace poco de prisión, por haber cobrado de más, ante una falta que bien puede ser vulgar o singular, pero que no deja de ser tal, es decir una falta. Y sí se hace política, no es únicamente para trabajar por lo que nos falta a nivel individual (pues estaríamos justificando la corrupción, me falta dinero o bienestar material entonces lo tomo del erario público) sino por lo que falta o lo que adolece a nivel social.
Esa adolescente, violentada sexualmente, su familia, sus amigas, compañeras y todos y cada uno de los jóvenes (incluso con desfachatez esa misma oposición se dice defensora del voto joven a nivel provincial y por ende defensores excluyentes de los derechos de estos) de la provincia de Corrientes, necesitan una respuesta contundente, de la justicia provincial, del gobierno (aclarar sí era o no funcionario tal como el acusado decía ser) y por sobre todo de la oposición provincial, que hasta el momento, estuvo muy ocupada, defendiendo política y mediáticamente, a dos delincuentes, según la justicia provincial.
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