Jueves 28 de Marzo de 2024

Hoy es Jueves 28 de Marzo de 2024 y son las 10:32 - Traducen al francés texto de filosofía del derecho del correntino Francisco Tomás González Cabañas. / Terrile: "Hoy más que nunca ratificamos la realización de los Juegos Correntinos como política de Estado" / El concepto de la idoneidad y su significado en el ámbito del poder judicial. / Prueba / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / San Martín se hizo fuerte de local y le ganó el segundo clásico al Regatas / Orinados por Milei, preocupados por la boleta. / Inicia sus actividades el Observatorio del Poder Judicial en Corrientes. / Contundente respaldo al Paro y Movilización del 24 de enero. / Importante Reunión Peronista en la Ciudad de Buenos Aires / Dinámica imparable en Yacyretá / Inquietud ante el poder judicial por la imposibilidad que descansen en paz los restos de un legislador nacional correntino. / ¿Qué tenemos para celebrar en un nuevo día mundial de la filosofía? / Colegio de abogados. / "La transparencia en la justicia" / Los que se consideran líderes juegan a lo Poncio Pilato. / IMPORTANTE DECLARACIÓN DE DIRIGENTES PERONISTAS EN APOYO A MASSA / Patricio Maggio publica un importante libro sobre el peronismo / ¿Qué votamos el 19 de noviembre? /

  • 20º

20 de noviembre de 2019

Poder y democracia el juego de seducción de la política actual.

Al poder no se lo puede dimensionar, o definir, como un objeto específico o determinado. Tampoco diseccionarlo como una energía o tensión que guarde reposo por un tiempo tan extenso como para ser terminantemente sopesado. El poder, en términos concretos y específicos de la actualidad, está y no está en la democracia, ni siquiera por un fallo de esta como sistema, sino por definición lógica de lo que es el poder, sin embargo en este juego, quién cree detentar ese manejo del poder, la clase política (no como clase, sino como grupo de quienes lo administran), aún sabiendo que por más que tenga las validaciones legítimas de lo democrático, debe seguir haciéndole creer a las masas que representa, que tiene ese poder, que detrás de la democracia, está el poder, por más que sepa que no es así y que jamás lo será.

En este punto, debemos cuidarnos, nuevamente de no continuar la ramificación que el tema nos propone en sí mismo, tan solo haremos una mención genérica, pues consideramos importante al menos el subrayado. Nos encontramos ante “la mentira” en la política, lo no cierto o no válido, que se plantea, necesariamente como lo opuesto y que sí no es bien manejado, termina percudiendo el sistema de lo democrático. Es decir sí la mentira, o la situación de no verdad, se descubre, por la masa ante el manejo de su dirigencia, la que padece en términos generales es la democracia (las grandes revueltas o protestas modernas, se generan a partir de este incordio, cuando se descubre, devela, de aquí la importancia de lo mediático, de lo mentiroso, corrupto de los políticos y la política) pero apartándonos de esto, avanzaremos acerca de esta situación de naturalidad que le consignamos a esa mentira o no verdad como condición necesaria y suficiente para la existencia de lo democrático. 

 

La legitimidad, surge como producto, como resultante, entre el juego, perversamente natural del encantamiento (concepto tomado de la catedrática de la Sorbona Florencia Di Rocco en su texto académico "Las manzanas doradas del jardín de  las Hespérides", en donde se deduce esta necesidad consustancial de encantar, seducir, convencer, de la que necesariamente parten algunos políticos o la política, independientemente que luego esto se reconvierta o se transforme en otra cosa) con la incertidumbre (la razón o principio del mal, como revisión significativa de la ausencia del bien o lo contrario de lo bueno) de tal coerción, la legitimidad se nutre, es hija de la necesidad de que todo un pueblo crea lo imposible de que un gobernante le pueda dar la tranquilidad de que habite una comunidad en donde todos los problemas estén resueltos o ni siquiera se presenten.  

 

Finalmente, la representatividad que genera lo democrático o lo subyacente de esto mismo, en donde no reside, necesariamente o sempiternamente el poder, para validarse, para legitimarse, disputa el juego entre encantamiento e incertidumbre y de allí es que obtenemos, ya como miembros de una comunidad, procesos democráticos más válidos, más aceptados que otros que incluso fenecen en estas mismas crisis, a las que arriban por no resolver acertada o atinadamente lo arriba mencionado.  Aquí es donde consideramos que nuestras democracias modernas, necesitan lo que planteamos, redefinirse, readecuarse, reescribir los pactos sociales para fijar como criterio central, a los pobres y marginales, considerándolos sujetos centrales de lo democrático, otorgándoles un valor diferencial en cuánto a lo electoral (voto compensatorio) a los efectos de que se relegitimen y sigan siendo válidas para las mayorías, independientemente de los conflictos que necesariamente deban atravesar. 

Por Francisco Tomás González Cabañas.

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