24 de agosto de 2019
24A “La fiesta del monstruo” un homenaje a Borges totalmente casual.
“¡Qué entusiasmo partidario te perdiste, Nelly! En cada foco de población muerto de hambre se nos quería colar una verdadera avalancha que la tenía emberretinada el más puro idealismo…pero como yo no dejo siempre de recalcar en las horas que el luchador viene enervado y se aglomeran los más negros pronósticos, despunta el delantero fenómeno que marca goal; para la patria, para el Monstruo; para nuestra merza en franca descomposición…En la Plaza de Mayo nos arengó la gran descarga eléctrica …nos puso en forma para lo que vino después: la palabra del Monstruo. Estas orejas la escucharon, gordeta, mismo como todo el país, porque el discurso se transmite en cadena”. (La fiesta del monstruo, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares escriben el cuento "La Fiesta del Monstruo", en 1947, y lo incluyen en Los Nuevos Cuentos de Bustos Domecq).
De acuerdo a la investigadora María Eugenia Orce de Roig de la Universidad Nacional de Tucumán “El argumento es simple y una focalización única, interrumpida solamente por intervenciones en forma de notas a pie de página, es la que permite leer parte de la historia argentina. El narrador repre- senta "a un otro absoluto: un peronista que va a la plaza de Mayo a escuchar otro discurso, 'la palabra del Monstruo', que también ocupa, monolíticamente, todo el país , el discurso se transmite "en cadena".
Desde el Presidente de México Antonio Manuel López Obrador, que vía redes sociales (una mezcla de ágora pública y de medios de comunicación por donde trasunta lo político) recordó el natalicio del genial Jorge Luis Borges, sin dejar de aprovechar o hacer un uso político propio del recuerdo, para interpretar que el literato se refería al General Perón, como “el innombrable”, a los efectos de qué en el país Azteca así se lo recuerda al ex mandatario Carlos Salinas de Gortari, lo cierto es que todo el arco nacional e internacional se tomó su tiempo para rescatar de la memoria a quién nunca ganara un premio nobel de literatura, por más que tal meta no estuviese en su afán.
Tal vez el Rey Español, sepa que su nombre es Jorge Luis y no José Luis, tal como lo rebautizara en el congreso de la lengua, a próposito de continuar con la historia de conquistas, pese a los intentos emancipatorios, de argentinos en España, como el caso de Oscar Masotta, que refería en la doble negación, a la condición poética del psicoanálisis, bajo la formulación de “Tenían razón en su manera de estar equivocados”. De acuerdo a Horacio González, en su artículo “Ser Peronista” tal adagio remite a otro que se consumió o se fumó su vida, como J.W.Cooke, con aquello de “El peronismo como hecho maldito del país burgués”
Con aquello de «No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas» del Alemán, F. Schiller, otro que pereció por colapso pulmonar, y cuya obra más destacada es sin duda la “Oda a la alegría”, podemos concluir que nunca habitó ningún monstruo en los balcones, donde hoy, se expresó “decidimos cambiar porque queremos ser mejores”, ni lo fuimos, como tampoco seremos peores, ni lo seremos, tan sólo diferentes en espacios convexos que pretenden complementarse.
No hará palabra, ni genio que la detente u ostente, que nos evite cantar, pese a los tiempos actuales, en donde anestesiados, por acción u omisión, asistimos al espectáculo público de la quema de nuestro “pulmón amazónico”, alguna estrofa, por más eurocéntrica que fuese, de la oda a la alegría:
Todos beben de alegría
en el seno de la Naturaleza.
Los buenos, los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio besos y vino,
y un amigo fiel hasta la muerte;
lujuria por la vida le fue concedida al gusano
y al querubín la contemplación de Dios.
¡Ante Dios!
Ser mejores, cómo propuesta de cambio, sería apuntar a corregir en su incorrección a un Borges, que más allá de su genialidad, no pudo impedir que de sus geniales palabras salieran también las destinadas a mancillar la libre expresión y acción política de un otro, concebido como pueblo, y atento a un líder desde un balcón, que hoy tiene un morador que será cambiado en breve o no, pero atendiendo siempre a la soberanía popular, que como se sabe es la voz de un dios, que no pertenece a ninguna ideología, doctrina o religión.
Por Francisco Tomás González Cabañas-
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