Viernes 29 de Marzo de 2024

Hoy es Viernes 29 de Marzo de 2024 y son las 08:52 - Traducen al francés texto de filosofía del derecho del correntino Francisco Tomás González Cabañas. / Terrile: "Hoy más que nunca ratificamos la realización de los Juegos Correntinos como política de Estado" / El concepto de la idoneidad y su significado en el ámbito del poder judicial. / Prueba / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / "Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística". / San Martín se hizo fuerte de local y le ganó el segundo clásico al Regatas / Orinados por Milei, preocupados por la boleta. / Inicia sus actividades el Observatorio del Poder Judicial en Corrientes. / Contundente respaldo al Paro y Movilización del 24 de enero. / Importante Reunión Peronista en la Ciudad de Buenos Aires / Dinámica imparable en Yacyretá / Inquietud ante el poder judicial por la imposibilidad que descansen en paz los restos de un legislador nacional correntino. / ¿Qué tenemos para celebrar en un nuevo día mundial de la filosofía? / Colegio de abogados. / "La transparencia en la justicia" / Los que se consideran líderes juegan a lo Poncio Pilato. / IMPORTANTE DECLARACIÓN DE DIRIGENTES PERONISTAS EN APOYO A MASSA / Patricio Maggio publica un importante libro sobre el peronismo / ¿Qué votamos el 19 de noviembre? /

  • 20º

ANÁLISIS

28 de septiembre de 2018

La inevitabilidad de la pobreza.

Psicoanalíticamente la falta no sólo nos constituye en nuestra subjetividad, sino que de acuerdo a Lacan, es el verdadero promotor del deseo. La falta por tanto, es ineludible e inevitable. Sí hiciésemos la referencia obligada con lo que hacemos con nuestro corpus social, la asociación es inmediata y se cae de maduro. A nuestra tan mentada, democracia, como sistema político, escogido y defendido a ultranza, pese a sus ausencias o faltas, le suceden inevitabilidades como la de tener, y sostener, sumergida a parte de su población, de su número, de su propio cuerpo, en la indignidad de la pobreza o de la exclusión.

Hemos naturalizado, o mejor dicho tal falta, se nos ha constituido en una suerte de orden natural del que, adecuaciones elegantes de por medio, no nos corremos si quiera un ápice de tal trazado, que sólo se nos hace evidente como síntoma.

El síntoma, es decir la manera, la forma, en la que podemos advertir de como esto mismo esta funcionando es el número. El número que indica la cantidad de pobres, el número que indica la cantidad de migrantes, carentes o marginales. El número que nos dice que estamos a salvo de ello, que no estamos en tal categoría.

La inevitabilidad de la pobreza, nos condena a esto mismo. A que la pobreza sea un mal necesario de lo humano, y que sólo tengamos,  medios, recursos, instrumentos, operados por ganas, deseo y voluntad, para que no seamos nosotros los pobres o  marginales, en el mejor de los casos, tampoco los nuestros. Este campo de lo “nuestro”, se extiende a ciertos familiares y amigos, que en su capilaridad, inquietante de un mundo de consumo individualista termina de forjar lo que conocemos hoy como la lógica instrumental del sistema de partidos que sostiene la entente democrática.

La democracia se sostiene en la falta de posibilidad de alimentarse, a la que somete a parte integrante y fundamental de la población a la que gobierna, en nombre de ese imposible de completar tal falta.

La anemia democrática es en verdad, la de un sistema que se pretende en la cúspide de la defensa y la promoción de los derechos del hombre, cuando en verdad es la excusa perfecta, como ilusión necesaria, para que en un campo concertado, se desate una batalla descomunal entre diferentes facciones (las organizaciones que constituyen la institucionalidad democrática) que fragorosamente, pelean porque menos de los suyos caigan en el sótano de la pobreza y de la marginalidad, o en verdad para no estar cerca de tal abismo (es decir no perder capacidad de compra y de consumo, que es la única aspiración que logra el hombre democrático, sí es que se alimenta y come)que es básicamente lo que se define en todas y cada una de las elecciones que se llevan a cabo en las distintas aldeas de occidente.

Cuando, ciertos informes estadísticos, aumentados por la réplica de los medios de comunicación, nos señalan en número, y más luego su astuta traducción (los informes de carne y hueso, de esas historias terribles y desgarradoras, o cuando de casualidad nos cruzamos con algún pobre paseando su indignidad) de qué se trata la pobreza, a no pocos les surge el odio a esa clase o condición (se acuño el concepto “aporofobia”) que es en verdad la reacción a un temor primario. Todos tememos el caer en tal falta, para más luego, cuando nos alejamos de la tensión de ese temor, o lo podemos desatar medianamente bien, nos asoma y nos asola la culpa por no ser nosotros los pobres, por no tener el dolor de tal falta.

La pobreza se nos torna, inevitable, no sólo cómo condición necesaria para el sostenimiento de la institucionalidad política, no sólo como razón operativa de mercado, la pobreza se nos torna inevitable, triplemente, porque anida en la razón a la que no entendemos como tal, porque se imbricó en la falta que nos constituye.

El problema de la pobreza, jamás puede ser ni diagnosticado ni tratado mediante su síntoma, mediante el número, esta es la prueba fehaciente de que en verdad, por el camino que vamos, lo único  que nos preocupa de la pobreza es que no seamos nosotros los pobres o que estemos lo más lejos posible de tal calamidad,  cayendo en la trampa de creer que lo lograremos acumulando y aquilatando material, que no nos llena ni llenará, que no cubre la falta.

Insistimos la pobreza, en su inevitabilidad ya pertenece a  una suerte de orden natural en que devino, o en que hemos devenido nuestra propia historia de la humanidad. Debemos deconstruir la noción de lo político, de lo pobre y de lo democrático. El logos, la razón, la palabra es un elemento, todo lo otro, el terreno del desconcierto, en vez de aterirnos, de hacernos hesitar, debe estimularnos, provocarnos a que nos constituyamos, incorporando otros “fantasmas” que cubran nuestra falta a la que hemos sido arrojados a la existencia .

 Por Francisco Tomás González Cabañas.

Más textos en:

http://lapoliticaaldivan.blogspot.com/

 

 

 

 

 

COMPARTIR:

Comentarios

Escribir un comentario »

Aun no hay comentarios, s�� el primero en escribir uno!