29 de mayo de 2017
Al vicegobernador le aplicaron la damnatio memoriae.
Más traiciones se cometen por debilidad que por un propósito firme de hacer traición. François de La Rochefoucauld.
Las fiestas patrias del 25 de mayo trajeron cola y de aquellas, poco chocolate caliente y pastelitos y mucho histeriqueo, las caras y los gestos entre los hoy enemigos públicos que en un pasado no muy lejano andaban de la mano de aquí para allá. El díscolo al que se le ocurrió la trágica idea de platear un interna dentro de la alianza oficial para elegir el sucesor rompió todos los códigos politiqueriles habidos y por haber ¿Dónde se vio semejante atisbo democrático en Corrientes? Pretende el vicegobernador una surte de PASO en la provincia entre los posibles candidatos a gobernador pero siempre se negó a tratar un proyecto de ley que oficialice las PASO obligatorias como en nación, hoy pretende el derecho que siempre negó desde su poltrona.
Hace rato que el eterno legislador amenaza que se retira de la alianza que el mismo se dice fundador por casualmente falta de “democracia”, el nuevo Cobos o el Cobos a la correntina usa su posición privilegiada en el Senado de la provincia para re-lanzarse porque no es hombre nuevo y mucho menos la nueva política, la escuela a la que pertenece es aquella que nos dejo media provincia hundida en la pobreza. Acto de gallardía primero debería ser renunciar a sus privilegios y llevarse consigo a la montaña de contratados del Senado y pelear por el lugar que dice merecer desde el llano. El aliado más fuerte en esta lucha de pura chachara del vicegobernador es la señora feudal de Riachuelo que se pasan un municipio entre como si fuera un juguete, casualmente eso que quiere desterrar el nuevo héroe de la resurrección democrática, no hay nada nuevo en la runfla que quieren armar.
A propósito del atrevimiento del “demócrata” vicegobernador de querer algo que siempre negó, el jefe de ECO estaría pensando en aplicarle un damnatio memoriae que en su traducción al español seria una condena de la memoria. La damnatio memoriae fue una práctica común en la antigua Roma que iniciaba un procedimiento de condena al recuerdo de un enemigo del Estado. La institución romana que aplicaba la condena de la memoria era el Senado y cuando la decretaba se procedía a eliminar todo cuanto recordara al condenado, sean imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Al vicegobernador n le va quedar ni una placa que haya puesto en nombre de su investidura, el hombre será borrado de la faz del Estado provincial, considerado hoy un enemigo, de hecho en los festejos patrios del 25 de mayo siquiera le prestaron la mirada.
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