Jueves 28 de Marzo de 2024

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ACTUALIDAD

24 de octubre de 2016

Enturbiase el clima social.

A la espera de un tan temido “Miércoles Negro” para la afamada y consolidada paz social correntina, las disputas de los profesionales de la política podría derivar en la suma de todos los miedos, dado que desde todos los pasillos y en todas las redacciones se huele, se palpa, se percibe, el acrecentamiento de la tensión, que para no pocos, podría terminar en tragedia. El gobernador primero y uno de sus ministros después, saben de esto, al punto de que salieron a ponerle paños fríos, al extremo de expresar que tampoco se les va la vida en esto o que será un miércoles más. Encomendados a la virgen morena y al gaucho gil, quedamos el millón, para que no hayan llegado demasiado tarde al agite, a la actitud pendenciera, entre quienes deberían haber cuidado mucho más la institucionalidad democrática, siempre pendiente de una asonada que se genere desde lo impensado de una tontera pelea politiqueril.

¿Y qué pasaría sí se desata un intento de copamiento de la legislatura, mediante un abrazo simbólico, una toma pacífica o cualquier otra idea, propuesta o posibilidad de acción que en estas horas se analizan en todas y cada una de las sedes de los que marcharan en unas horas, con la excusa del no a la reforma, pero con la intencionalidad de intentar prender la mecha de la conflictividad social?. ¿Quedaremos, institucionalmente a merced, que un cabo, no de  un palazo de más, como respuesta, ante, incluso su temor natural, que denote su falta de preparación para agente del orden y lo jugado que se encuentra en la calle con arma en mano por lo magro que cobra? ¿Estamos, acaso, atado, a la salud de un manifestante, que no caiga por una dolencia, mal o debilidad que arrastre, y que implosione producto de las explosiones de cohetes, de perdigones tal vez, y de todo aquello que folclóricamente se vivencia en un reclamo fuertemente político y trabajado como si fuese una final de vida o muerte?

Por supuesto que todo lo narrado es literatura hipotética, y más bien que somos los principales interesados en que esto quede, en un relato literario y no se transforme en una profecía cumplida o a cumplirse, por más que el supuesto tal acierto, o deducción, nos confirme como avezados y porque no, mágicos lectores de la realidad política y social vernácula.

Dado que lo sustancial para referir, más allá de la expresión de deseo que nada de lo que se dice que podría ocurrir, ocurra, es el llamado de atención, a nuestras autoridades y referentes políticos, dado que han realizado todo lo posible para que nos encontremos con el clima enturbiado con el que tenemos ahora que lidiar y separar la paja del trigo.

Es decir, y lamentablemente, haciéndolo público para que entre todos, aprendamos de la lección y no vuelva a ocurrir, por una disputa politiquerial de baja estofa, por un acuerdo mal cerrado o vendido como tal, que nunca se selló como acuerdo, lo cierto es que llevaron a la tan mentada correntinidad a un punto del cual se podría tener un costo muy grande como para retornar.

Las excusas están dadas, pretextos de sobra, para que esos que son señalados como loquitos, como no encuadrados (claro no sólo porque tal vez no tengan las cuatro avenidas limitantes dentro de la cabeza, sino porque no tienen los 4 ceros de sueldo que ganan quiénes los critican tan furibundamente) no alineados o que nunca entendieron de que se trata un pacto social regido por un sistema de mando y obediencia, puedan tener sus minutos de gloria en el lugar simbólico del poder, ante el tema por antonomasia que interesa e importa a ese poder; la reforma constitucional.  

Esperemos, por parte de quienes marcharan y también de quiénes deberán velar porque la marcha no se desmadre, la mayor responsabilidad ciudadana y colectiva. Tal vez la misma que no tuvieron los políticos que nos condujeron a esta situación y de la que no debemos tomar como ejemplo ni imitar. Lo ideal sería que esas diferencias se expresen en las urnas. Probablemente y más teniendo en cuenta los elevados índices de marginalidad social estructural, que seguimos teniendo, responsabilidad mediante de oficialistas como opositores, estemos exigiéndole demasiado al pueblo manso, que de tanto chicote, cada tanto pega un relincho, nos queda solamente, encomendarnos a nuestros dioses, creamos o no en ellos, para que al menos, aparezcan para “iluminar” a nuestros gobernantes y con ello se den cuenta que han jugado con fuego, dentro de una comarca, siempre a un paso de explotar en sus profundas contradicciones ante el chispazo inesperado.  

“Ya se tratara de gobiernos representativos en los cuales las elecciones marcaran el ritmo de la vida política, o de dictaduras cerradas, las conexiones verticales y particularistas se oponían a reglas escritas de la burocracia y se revelaban mucho más significativas que la creación de solidaridades horizontales que funcionaran como guías de la acción colectiva”. (El clientelismo político. Gabriel Vommaro y Hélène Combes. Editorial Siglo Veintiuno. 2016)

 

 

 

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