ANÁLISIS
6 de abril de 2016
Sincericidio en el Senado de la Nación.
Con frecuencia hemos impreso la palabra ‘democracia’. Sin embargo, no me cansaré de repetir que el significado real del término permanece aún dormido, todavía no ha sido despertado, a pesar de la resonancia y de las airadas tempestades en que se han ido formando sus sílabas, desde la pluma o la lengua. Es una gran palabra cuya historia, creo yo, no se ha escrito aún, porque esa historia está todavía por vivirse. Walt Whitman.
Dyehuty dios egipcio que tiene la capacidad para dirigir a los demás, sean cuales sean sus rangos; es el auténtico primer ministro, el dios de la sabiduría, los griegos lo llamaron Thot y su análogo en el panteón ateniense era Hermes. Dyehuty fue el inventor de la escritura; patrón de los escribas, de las artes y de las ciencias, del juego del senet. Como dios de la escritura, era el inventor de todas las palabras, del lenguaje articulado; se decía que codificó las ceremonias que transforman a los muertos en espíritus, y sólo los sacerdotes podían tener acceso a este conocimiento. Regía la Casa de la Vida en Hermópolis. Era el arquitecto que conocía bien los trazados y trayectorias de todas las cosas; señor de los inventores y de la sabiduría, también estaba relacionado con la música como inventor de la lira.
La introducción cosmogónica viene a colación de los últimos sucesos acaecidos en el Senado de la Nación, en la votación para el pago de los conocidos como fondos buitres. En la mencionada sesión se pudieron escuchar parlamentarios prácticamente confesar con total desparpajo la vejación a la que fue expuesta la sociedad argentina sin discriminación alguna.
Miguel Ángel Pichetto se convirtió en la penosa sesión en el abanderado de la decadencia, del servilismo a cualquier precio, fusilo cualquier tentativa de ciudadanía dejando sobre la mesa los modos autoritarios en que danza la democracia argentina. El senador Pichetto durante 12 largos años fue un ente: algo que existe, lo que es, no mucho más que eso, incluso una piedra en el medio del desierto es más digna que el senador.
He recuperado la capacidad de pensar y reflexionar y de decir lo que realmente pienso", vomito Pichetto en plena sesión como si estuviere en el diván de su psicoanalista,, haciendo se cargo de la ignominia que perpetraron contra los ciudadanos, confirmando lo que venimos diciendo hace largo tiempo, la democracia no es el gobierno de todos, es el gobierno de los políticos y se llega a tal acontecimiento anulando la capacidad de pensar y reflexionar, sin poder ejercer el espíritu crítico, el servilismo caníbal es el abc de la democracia argentina, que somete a un pueblo entero sin herramientas para revertir tremenda degradación, siquiera cada 2 años en elecciones, limosna que otorga el bienaventurado sistema democrático, inútil y perverso, oscuro, vacio, que diluye cualquier horizonte nuevo como una democracia de pueblo y consensual. ¿Por qué permitimos que administren nuestra democracia?
Transformaron la caja de resonancia de los asuntos públicos del país en un escribanía a tiempo completo, con legisladores ciegos, sordos y mudos con la única tarea de levantar la mano cuando de lo ordenaban. Camau Espínola el alcahuete de la Comarca forjo su campaña a senador con ese discurso “para profundizar el modelo”, se refería al modelo del silencio y la complicidad, no tardo mucho en cruzarse de vereda cuando las papas quemaron.
Por Carlos Coria García.
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