¿De qué hablamos cuando hablamos de una cultura social y política feudal?
Hace tiempo que desde algún lugar se introdujo como variante de análisis, sobre todo en terrenos geográficos en donde la pobreza pega fuerte, una suerte de “revival” del feudalismo. Supuestos personeros de las libertades, en verdad para prohibirlas, se adueñan de dar la posibilidad de libertad para que no las tengan a aquellos que la desean, negociando con esta energía o lo que se produce con ellas, para que no exista posibilidad real de tal libertad. Son pocas las personas que por ejemplo pueden decir su nombre y apellido manifestando una posición política, dado que en la ficción normativa de la libertad de expresión, los traficantes de la posibilidad le garantizan por la letra muerta y fría de la ley que tiene tal posibilidad y derecho, y al unísono, sin embargo y en un antológico caso de perversidad, mandan a sus cancerberos, a sus amigos, familiares o entenados, a que los intimiden, que los ataquen, que los sindiquen, por hacer uso de tal libertad supuestamente garantizada. Es tan fuerte y contumaz este comportamiento, esta acción, que se extiende, en la iracundia de la violencia, cuando las guardias pretorianas de los feudales, también se las agarran con quiénes le tienden una posibilidad de expresión, un canal de comunicar a los que desean, tan solo y simplemente ser libres, sin tener una jauría de perros rabiosos tratándole de morderle alguna parte del cuerpo al osado, al que se atreva al arrojo de pensar, de ser y actuar con criterio propio, por fuera del circuito feudal.
Seguinos
3794399959