El eterno estado de emergencia es el modo o mejor dicho, el modus operandi que las esferas de poder político utilizan para llegar siempre tarde a todo acontecimiento que roce la tragedia o la incluya, Argentina sin errar debe ser el país que más emergencia tiene en sus instituciones, es decir que se llega a ese estado por vía de omisión en los deberes básicos que deben llevar adelante el mundillo del funcionarato, así tenemos: emergencia económica, emergencia en seguridad, emergencia eléctrica, emergencia hídrica, emergencia agropecuaria, emergencia vial, etc., etc. Por Carlos A. Coria García.
El cronograma electoral avanza, y con pies de plomo, los dos principales candidatos (es decir los que más adhesiones logaron en las Paso de Agosto), amenazan por intermedio de declaraciones propias como de sus adláteres, de profundizar la vía de los senderos bifurcados que sólo nos conducirán a peligrosos abismos que podrían amenazar, nuestra ya endeble situación económica-política. Para ponerlo en buen romance, todos podemos tener una idea de quién puede, o quién deseamos que gane en las presidenciales, más no así, tenemos sí quiera una mínima noción de que ocurrirá con el país, ante el desembarco en la Rosada de cualquiera de estos. Es lo indispensable, que antes que las pujas, se debaten por el debate mismo, o por números en las encuetas, se salgan del modo “candidato en campaña” y nos digan qué y cómo harán para tomar las riendas de la Nación.
El Papa Francisco, cuál rockstar o celebrity, consigue hacer de su humildad un culto de admiración y admonición para quiénes lo preferían más apegados a las formas (sea las de utilizar las prerrogativas materiales o las de recibir a opositores cuando se visita a oficialistas), dejando al descubierto a los analistas internacionales que no comprenden su “cultura política peronista” (que no quiere decir su “peronismo” como muchos le pretenden endilgar, sino su pertenencia a un país, que sea a favor o en contra, sigue girando hace más de 70 años alrededor del fenómeno político peronista) que lo tildaron de Marxista o de antisistema, cuando en verdad es el líder político en la actualidad, que más “campechanamente” o directamente, les está diciendo al poder, a domicilio o en sus fauces, que de continuar las cosas como están (a nivel pobreza y marginalidad) no podrá continuarse la posibilidad del mundo tal como lo conocemos, nada de otro planeta, una verdad mucho más comprobable y menos dogmática que la propia existencia de dios, y eso que es Papa, pero su versatilidad política (que va más allá de su sensibilidad religiosa) lo agigantan al punto de elevarlo a una especie de omnipresencia cuasi divina en las tribunas de la política internacional.
Descubrieron, tarde pero al fin, los opositores que la forma más directa de asestar un golpe de gracia sobre el oficialismo nacional, es discutiéndole las reglas de juego, es decir tabicar en lo electoral y por ende en su poca legitimidad (de la cual son todos responsables como veremos) aprovechando los huecos más miserables de un sistema, que ha sido usado indistintamente por todos y todas, los que ansían poder en el próximo turno electoral, para menoscabar, una y otra vez, a los pobres que son gran parte de la argentinidad, entre entregas de prebenda, una maquinaria dadivosa y expectativas lanzadas el éter electoral que nunca se cumplirán. El peligro, de por querer “ganar “o que no gane el otro, por más trampa evidenciada que se visibilice aún más, de que se lleven puesta, a decir de Gauchet “La democracia mínima” imperante.
Cierto interés, especial, concita el proceso de elección de defensor del pueblo provincial. Ocurre que no solamente es el único estamento institucional (apartando a todo poder judicial que es todo un tema en sí mismo) en donde aparece el trillado e invocado “concurso público”, como requerimiento para acceder al mismo. La soledad en esta exaltación de lo idóneo, es lo que genera a su vez, dudas, suspicacias y por lo tanto, hace que aumente no ya el interés, sino la curiosidad, por no decir el chismoseo. Es decir, en una provincia, habría que extendernos al país, en donde ni en el legislativo, ni en el ejecutivo, se menciona si quiera en una gacetilla de prensa, que un candidato o el titular de una cartera o secretaria, provincial o de algún municipio, accede a tal lugar por sus condiciones, es decir por haberlas demostrado previamente, sea a través de un examen o por intermedio de su trayectoria pública (que no tenga que ver con la cultura noventista del éxito, de deportistas y cantantes) es toda una novedad, que una figura institucional, al menos en lo formal y en el planteo, se llame a dirimir bajo esta vía, casi inutilizada por el corpus político. La analogía con la obra del cuentista infantil Andersen.
La falta de una legislación tanto nacional como provincial (o el cumplimiento del precepto constitucional de “idoneidad”) que promueva, sostenga o avale, los concursos públicos para el acceso de personas “idóneas” a la esfera de los poderes del estado, o el incumplimiento de las mismas (siempre soterrado, como trampa perversa, como argucia) en los casos, escasos, que se da, abren la puerta a la siempre sospechada generación de “titiriteros” o monjes negros detrás de nombramientos y designaciones que deberían darse bajo parámetros más claros. Veamos.
Así lo cuenta el mito Griego, que lo reproduciremos, y cómo si fuese el colmo de las casualidades que no son vistas como causalidades, miles de años después, el mismo nombre es utilizado por un espacio político, en una sudorosa comarca latinoamericana, que al parecer va camino a repetir su historia, volver a ser la única testigo del suicidio, en este caso estrictamente político, de nuestro Narciso actual (el más bello otrora, el más poderoso en la actualidad, que en verdad representan lo mismo, la sinonimia entre belleza/poder) quién al dejar pasar el tiempo sin hacer operativa su relección, volverá a la laguna, engatusado por su propia imagen, dejando a Eco, nuevamente como testigo histórica/o de la belleza de Narciso, en la actualidad del poder de 12 años más 4, sin que nadie siquiera lo pueda suceder y por ende mucho menos alcanzar en su sitial de gloria.
“Usted pregunta si la experiencia de la libertad no se vuelve insostenible. Hay dos respuestas a esta pregunta, que son solidarias. La experiencia de la libertad se vuelve insostenible en la medida que no se logra hacer nada con esa libertad. ¿ Porque queremos la libertad?. Primero la queremos, ciertamente por ella misma; pero también para poder hacer cosas. Si no se puede, si no se quiere hacer nada, esa libertad se convierte en la pura figura del vacío. Horrorizado ante ese vacío, el hombre contemporáneo se refugió en la acumulación laboriosa de sus –ratos libres- en una rutina cada vez más repetitiva y acelerada.¨ C. Castoriadis
Antes, hace ya tiempo, conquistadores, nos imponían, su dios del miedo. Después, vos me abrazabas, y me lamías en cada herida, y en cada llaga. Antes, un máuser cargaba y tan mal escondida en un establo, yo te encontraba. Antes y después. Ciro y Los Persas. Por Carlos Coria García.
En los últimos años, más de un teórico político ha reflexionado sobre las “paradojas” actuales que genera el régimen político democrático liberal. Podría citarse sólo a algunos autores paradigmáticos como Chantal Mouffe que ha planteado La paradoja democrática, (2003) Noam Chomsky, por su parte, ha hablado del miedo a la democracia (2004), Jacques Rancière ha analizado lo que denomina El odio a la democracia (2006), en tanto que últimamente Tzvetan Todorov, ha anunciado los peligros que implican los enemigos íntimos de la democracia (2012). Por Cristian Andino.
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