Diógenes de Sinope se masturbaba en medio del ágora, diciendo: ¡Ojalá el hambre pudiera ser también aliviado con sólo frotarse el estomago!
“Los dominados deben poder escuchar a todos los jerarcas, desde el caudillo hasta el jefe de manzana, pero no deben escucharse los unos a los otros; deben estar orientados acerca de todo, desde la política de paz nacional hasta la lámpara de oscurecimiento, pero no deben orientarse a sí mismos; deben echar mano de todo, pero no del poder. La humanidad está siendo al mismo tiempo cultivada y mutilada en todos los sentidos…Los árboles no deben crecer hacia el cielo. Mientras en el mundo subsista la escasez de lo necesario e incluso de artículos de lujo, los dominantes aprovecharán la ocasión para aislar unos de otros a personas y grupos, a capas nacionales y sociales, y para reproducir su propia función dirigente…Para democratizar la administración no se requieren medidas económicas o jurídicas adicionales sino la voluntad de los gobernados. El círculo vicioso de pobreza, dominio, guerra y pobreza los tendrá atrapados hasta que ellos mismos lleguen a romperlo…El Estado autoritario es represivo en todas sus variantes. El derroche desmesurado no se efectúa ya por medio de mecanismos económicos a la manera clásica; se origina, en cambio, en las desvergonzadas necesidades del aparato de poder y en la destrucción de cualquier iniciativa que venga de los dominados: la obediencia es improductiva...El pensar mismo es ya una señal de resistencia, el esfuerzo para no dejarse engañar una vez más. El pensar no se opone sin más a toda orden y toda obediencia sino que las pone siempre y en cada caso en referencia a la realización de la libertad (Horkheimer, M. “El estado autoritario”).
El dirigente de la agrupación peronista y candidato a legislador en anteriores elecciones, José Pelozo, ratifica el apoyo a la fórmula por la intendencia capitalina de Eco-Cambiemos.
Sí cada uno de los que no pertenecen al círculo áulico del poder, imitaran las acciones de quiénes forman parte de la elite privilegiada, la historia sería además de diferente, más entretenida. Pero claro, los holgazanes quieren replicar los beneficios que otorga el poder, sus consecuencias, pretenden el resultante de administrarlo, más no así como se llegó a tal lugar o que acciones tuvieron que realizar para gozar de tales privilegios. Desde el seno del poder político, una de las líderes principales del oficialismo, arremete contra el Presidente de la Corte Suprema de la Nación, mientras la prensa unitaria de capital federal se consume en un clímax venal por la supuesta refundación de la República Federativa del Brasil por parte de un juez que terminara como su par que cayó de un avión hace poco, o como el afamado del mani pulite Italiano, o que en el mejor de los casos será fagocitado, por la contradicción manifiesta, por el oxímoron que pretenden institucionalizar de que el poder judicial existe para algo más que para blindar, para cercar la posibilidad de que sea otra cosa el actual sistema, que vende, sugiere, promete, serlo, pero nunca lo será, por su propia definición conceptual y por sobre todo, por su naturaleza jurídica, que es ni más ni menos, que lo único que protege el poder judicial.
Esta frase atiborrada de vulgaridad, lindante con el argot delictivo, petulante y desbordante de ordinaria ruindad, es el axioma, la sentencia conceptual, la terminología nodal que define la mayoría de los acuerdos que se firman para conformar un frente político, en donde se ponen, supuestamente en juego, valores ideológicos o planteos, proyectos que definan prioridades y más luego métodos para llevar a cabo los mismos, de objetivos comunitarios o colectivos. Lo reconoció, desmintiéndolo, el propio gobernador, cuando públicamente señaló que el estado no era un botín de guerra, para cubrir con el manto protector de su investidura, la desesperación y la voracidad de lo que vemos y observamos a diario, tanto de oficialistas como de opositores; de los que dijeron tener 19 diputados y medio o los que creen que los planes de vivienda son nidos de sectores o partidos. Cómo lo venimos sosteniendo desde estas columnas, todo el edificio de esta institucionalidad ficta, se sostiene, basalmente, en el judicial, no casualmente, en nuestra realidad vernácula, parroquial, desde tal poder se nos dijo como votaremos (sin boleta única electrónica, pese a la aprobación del legislativo municipal a propuesta del ejecutivo) y se excluyó de ambos frentes al partido más tradicional (el liberal) de nuestra historia, de un plumazo judicial. Previamente se le otorgó a las máximas autoridades de tal poder, terrenos en el barrio en donde más millones se han invertido, desde los estados: nacional, como provincial y municipal.
Sí algún autor brindó las razones, como los alcances que tiene la justicia, como poder instituido, dentro de un corpus social, lo fue sin duda alguna el Inglés, al que le faltó expresarlo en tales términos, definiendo, semánticamente, su teoría política para un estado político o estado por institución, al que al finalizar la obra (que llega a nuestras manos como Leviatán) el autor en su “Repaso y conclusión” explicita como un discurso sobre el gobierno civil y eclesiástico, es a todas luces , la consecución, más hacendosa y mejor argumentada, de porque los súbitos del soberano, le delegamos a este, nuestros derechos, para que administre, bajo su monopolio, un sentido conceptual y su consecuente metodología para hacer justicia y lograr de tal manera la paz y la seguridad que es a lo que colectivamente se puede y debe aspirar en un estado constituido por multitud de hombres que tienen como finalidad alcanzar la felicidad, sin importar a que costo, determinando esta prolongación de libertad en la facultad del conflicto que se suscita obligada y naturalmente y que debe ser regulado, por el dios mortal que Hobbes dio en llamar Leviatán.
En el bloque de la UCR el legislador Mario Cordeo Holtz, quién supo ser intendente de Santa Lucía, repaso los aspectos de su labor institucional como política.
Esta vida es una lucha permanente, y la filosofía es el único emplasto que podemos aplicar a las heridas que de todas partes recibimos. Voltaire
La Ciudad de Corrientes padece esta enfermedad que muestra como síntomas evidentes la imposibilidad de mitigar la pobreza, la insuficiencia para generar algo más que meras y formales tramitaciones administrativas y la indigestión en grado exponencial de vómitos y deposiciones de asfalto que no hacen más que agravar un cuadro que hasta ahora no ha sido diagnosticado.
Tal como si fuese el Barrio Rojo de Ámsterdam, o una muestra verdaderamente vanguardista y artística, se inicia la temporada alta del intercambio, crudo, puro, duro y lujurioso, entre los sectores minoritarios que tutelan (por acción u omisión) a los vastos bolsones de pobres, marginales y excluidos. En nombre del velo protector de lo democrático, a resguardo de ese látex, símil al preservativo y que se traduce en lo cotidiano de la danza grotesca, envalentonada por expresiones guturales que invitan a jornadas dionisíacas completas, para que estos grupúsculos ensimismados en la envergadura de sus colectoras, de la erección de sus vanidades, de sus postureos, de sus candidaturas obturadas de la convicción de representar, cojan, las voluntades diseminadas por los latifundios en donde sobreabundan las necesidades insatisfechas, enquistadas en cuerpos inanimados, cosificados y reducidos a la mínima expresión de receptores de efluvios, en una suerte de eyaculación sempiterna o de nunca acabar, el clímax del goce, se escuchará no sólo en el cuarto oscuro en donde se lleve a cabo el acto lascivo, sino en toda la extensión de la comarca. La repetición, el llevarlo al estadio pornográfico, nos corresponderá a quiénes comunicamos, lo que nos transforma, en más cómplices de lo que pensamos, creemos e imaginamos, de tamaña inmoralidad que en tiempos electorales perpetramos en nombre de la sacrosanta, sagrada y totémica democracia actual.
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