Parafraseando la marcha épica que transformamos los argentinos como estandarte futbolístico, con motivos del mundial, dirigida la misma a nuestros hermanos de Brasil, y modificándola un poco (desde lo conceptual, manteniendo lo semántico, para los que se burlan de lo bíblico de considerar primero el pensamiento, el verbo, mas luego las formas o los hechos) bien podríamos hacer lo propio en relación a lo político y su vinculación con los escándalos de corrupción institucional que se desperdigan por el mundo.
Theodor Adorno fue un Alemán (como la mayoría de las palabras autorizadas por el germanocentrismo que cada tanto se amplía al franco-germanocentrismo o en su defecto al eurocentrismo, agregando algún residuo satelital sea Italiano o Español) que junto a otros intelectuales, continuadores de Marx (suponga en caso de que no lo sepa, su nacionalidad), mediante la llama escuela de Frankfurt, establecieron teorías sociales como la teoría crítica, que podría sintetizarse en la siguiente definición: "Pensar es antes de cualquier contenido particular, negación, resistencia a lo que le ha sido impuesto". Pese a los esfuerzos, por filósofos enrolados en Cambiemos, como el de Alejandro Rozitchner que posee una escuela de pensamiento o emotividad que no concuerda con esta posición del pensar indiscernible de lo crítico, y de las críticas que le han valido sus últimas declaraciones con respecto a esto (sobre todo de los círculos que se consideren críticos, al punto de sentirse dueños de tal criticidad), lo más certero en cuanto a descriticar lo critico, es precisamente no considerarlo, ningunearlo, obviarlo, desviarlo, llevarlo al corpus de lo tangible, que siempre se termina por traducir en la adquisición de la felicidad. Por esta razón, en los sectores que no han caído en la pobreza, ni en la vulnerabilidad de las inundaciones, pega fuerte, exitosamente, las charlas que se organizan por parte de actores, economistas, médicos, deportistas o cuanto talentoso anda dando vueltas, para que nos cuente de su éxito, que siempre será su felicidad, su notoriedad, su fama, su cuenta bancaria en aumento. El problema con esto, sin que sea una crítica, es que para que esto reluzca, se note, brille, sea refulgente, ni el éxito, ni la felicidad deben ser para las mayorías, sino por el contrario, deben ser solo para minorías de forma tal, que las mayorías las deseen, las ambicionen, las clamen, las pidan, pero nunca las tengan, dado que sí tal cosa llegara a ocurrir, habría que inventar otra necesidad de cosa que no tengan para que se sientan atraídos o interesados en tenerla.
En tal vez lo que signifique la obra en toda la provincia, más preponderante, en cuánto a evitar las inundaciones que propiciadas por fenómenos climáticos derraman toda su virulencia en poblaciones del interior correntino, la Ciudad de Bella Vista, administrada por el Escribano Walter Andrés Chávez (UCR-ECO-Cambiemos) emerge como faro en la noche, mediante una obra de 300 millones de pesos de inversión integral, financiada por Nación, que constituirá un antes y un después en la tierra de la naranja.
Proponen la aplicación de un Impuesto Ciudadano sobre las dietas percibidas por los Legisladores, Ministros, Secretarios y Subsecretarios del ejecutivo provincial a fin de crear un fondo de protección a los afectados por las inundaciones en Corrientes.
La figura del superintendente, o la simbiosis entre curador y tutelador que brindo el derecho romano, para quiénes estaban afectos de enfermedades mentales, continúa como concepto jurídico en el marco normativo occidental, como la figura de la curatela, que se extiende a los emancipados cuyos padres han fallecido o a los pródigos (los que dilapidan su patrimonio desconociendo sus obligaciones familiares) en el mundo civil. En el ámbito político, el sistema instituido por la política que se escindió, se sectorizó en clase, en círculo, en mesa chica, precisa de una curatela, de una administración que vaya por encima de las manifiestas, probadas y contundentes muestras de incapacidad y/o desfasaje con la realidad que padecen, sometiendo, a la población toda a insufribles e indignos niveles de marginalidad, de pobreza, de falta de posibilidades de desarrollo y a contrario sensu, exhiben para ellos, para su clase que han instituido, privilegios, acumulación de bienes, ostentación de los mismos, en la flagrancia de una criminalidad que continúa en el tiempo y que no cesará, se extinguirá, ni irrumpirá a menos que esto se ponga en evidencia y en la posibilidad concreta de que se lo caracterice, jurídica, filosófica y políticamente.
El 26 de Agosto de 2004 el entonces Senador Nacional, Fabián Ríos otorgaba un subsidio de pesos diez mil (10.000 $, en aquel entonces se podían comprar con esa suma 3.333 dólares para que tenga una idea de que lo equivaldría el monto hoy) al centro de estudios San Juan, el dato se desprende de una publicación de la fundación “Poder Ciudadano” que en su libro “El Congreso Bajo la Lupa” provee esta información mediante la página oficial del senado de la Nación.
El Horror al vacío u “Horror Vacui” proviene de una antológica incertidumbre del ser humano, en tiempos del medioevo el avance de la física encontró un anatema inexpugnable y hasta ese momento impensado (naturalmente el vacío está para llenarlo de allí el problema de con qué y cómo llenar los vacíos). En nuestra realidad comunicacional vernácula nada seríamos sin las “noticias” policiales, las “nacionales” que cortamos y pegamos y mucho menos sin las gacetillas oficiales. Por un lado, ciertos “atrevidos” (en el buen sentido y con el mejor de los ánimos) dirigentes osan exigir a los medios una performance profesional que no tiene parangón con los derechos y los usos y costumbres que le brinda esa misma clase dirigente. Por otro, la costumbre y la supervivencia, “nos” lleva simplemente a cubrir el vacío, sea con minas en bolas, con el accidente (pedorro, agréguele el adjetivo calificativo que más prefiera o prescinda del mismo) con el chupado de la información desde esos hermosos lugares que nos hablan, entonces somos un eslabón de la cadena que reproduce cosa que no entendemos, no pensamos, no sentimos y mucho menos criticamos. Eso sí, pertenecemos, precisamente a ese eslabón, a ese sistema, al engranaje (en términos Sartreanos) logramos percibir algún ingreso, por llenar vacíos, y para llenarnos en nuestros vacíos propios, en sacar el auto cero kilómetro por más que no tengamos donde caernos muertos, en salir a cenar por más que nuestra heladera este vacía, en la ropa, en el celular, la zaga de llenar los vacíos continua (de continuidad). Es el motor inmóvil, en términos Aristotélicos del político que lo ha dejado todo por ser tal (desde lo dejable, hasta lo indigno) y que lo lleva a pretender reelecciones sempiternas o no bajarse nunca de la calesita electoral, de un cargo al otro o de pretender perpetrarse en el tiempo, chupándose el apellido y la vida, del vástago, para ungirlo, por obra de su dedo, como sucesor dilecto, para llenar su proverbial vacío o temor al mismo (en verdad todo lo es, sólo que nos da pavor reconocerlo y por ello nos engañamos pensando que llenamos algo que siquiera puede ser cubierto).
A prácticamente 18 días de las elecciones a Intendente en la Capital correntina, el climax comienza a mostrarse tímidamente pero lo mejor vendrá, para el tercero aparente, luego del 4 de junio con los resultados impresos en papel.
Recordaron el asesinato por parte de la dictadura de Onganía del estudiante Libreño, J.J Cabral en la Ciudad de Corrientes.
Tal como lo destaca el propio Jefe Comunal, que irá por su reelección (en las elecciones previstas para Septiembre u octubre de acuerdo a como lo considere el oficialismo provincial para las de gobernador) las obras, de significativa importancia, marcarán un antes y un despúes en la tierra de la naranja.
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