Viernes 31 de Enero de 2025

Hoy es Viernes 31 de Enero de 2025 y son las 02:58 - Descansarán en paz los restos de quién fuera Tomás Walther González Cabañas. / Piden la renuncia de la interventora del PJ Corrientes María Teresa García. / Actividades deportivas de verano en barrios de la ciudad. / Que se rompa pero no se doble. / Como Valenzuela en Buenos Aires, Camau en Corrientes. / Rodolfo no tiene quién le escriba. / El filósofo González Cabañas apoya a Camau. / El complejo de Caín y el complejo de Abel desde una mirada política. / AHORA SÍ. Tanti Bianchi será candidato a Intendente en Esquina. / Dos años tratados como delincuentes. / Por un nuevo movimiento nacional, una fe de acero. / "Soy optimista con respecto al puente Monte Caseros-Bella Unión". / Equipo correntino de levantamiento olímpico de pesas valoró al fuerte apoyo oficial recibido a lo largo del año. / Argentina, Cuestión de Estado / El fisicoculturista correntino Benjamín Sotelo se destaca en el plano internacional / Cesión de soberanía jurídica y judicial. Una advertencia sobre el futuro de la concesión de la mal llamada "Hidrovía". / Creación del registro público de antecedentes laborales previo al ingreso al poder judicial. / Con apoyo oficial y merced a años de esfuerzo y perseverancia, Agostina Manzotti fue citada a la selección argentina de remo. / Sueños de libertad. / El candidato es Tassano. /

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ACTUALIDAD

29 de enero de 2025

Descansarán en paz los restos de quién fuera Tomás Walther González Cabañas.

Lo comunico de la siguiente manera, su hijo Francisco Tomás González Cabañas: Luego de dos años y medio podré brindar el honor fúnebre para que los restos de mi padre descansen en paz.

Mi afición, dedicación y pasión por los griegos y de allí a la filosofía occidental, se la debo, como tantas cosas, a mi padre Tomás Walther González Cabañas. No tendría seis años, cuando me hizo acompañarlo al cementerio local, para visitar a sus deudos, principalmente al tío Abacho, que había sido cobardemente ajusticiado, por una manada de forajidos, que violaran en su momento un pacto de caballeros para dirimir una disputa mediante la figura de "batirse a duelo". Tal como lo señala, etimológicamente el concepto, es la batalla entre dos. Sin embargo, en aquel entonces, fueron cinco contra el tío, que abatido, sería nuevamente ultrajado en su memoria, cuando la justicia falló contra los asesinos, "penandolos" bajo la figura de exceso en la legítima defensa. 

Papá, golpeaba el nicho de su hermano. Le puso unas flores previamente compradas. Ante mí, seguramente, reacción de asombró me comentó: "Los griegos dicen que somos una dualidad de cuerpo y alma, cuando el cuerpo no está, queda en forma eterna el alma". 

Mi fanatismo desatado en aquél entonces, me llevó a la filosofía y entendiendo que transcurrimos en el tiempo, y pese a tantas diferencias con mi padre, sobre todo las políticas, los griegos y sus ritos nos seguían uniendo. 

Era yo, quién lo acompañaba en todos y cada una de los sepelios de sus hermanos. En uno de los primeros de la inevitable zaga, ante el cajón abierto de la tía Tuntuna, Walther volvería con los griegos. "Cuando me muera, me vas a poner una moneda de oro en la boca, para darle al barquero". Ya definida mi identidad, y en lo tenso de nuestra relación, en el subsiguiente sepelio de otro de sus hermanos, lo cuestioné "Mira que las monedas son dos, y van en los ojos y no en la boca". Me miró fijamente, fuerte, había despertado su furia y me respondió "El que me tiene que despedir sos vos, te voy a dejar la moneda y haceme el favor de respetar mi deseo, pendejo". 

Horas antes de que falleciera, me volví rápido de Esquina, donde estaba brindando una conferencia acerca de la democracia, otro enorme legado griego. Fui el último en verlo, en hablarle, antes de que ingresara a la terapia intensiva de la cuál su cuerpo nunca regresaría, me dijo al oído que cumpliera su deseo. 

Al otro día, desde la clínica me avisaron de su fallecimiento. Compartíamos un espacio (legal y legítimamente registrado) dónde guardábamos documentos, amenazas incluso que en su labor política había padecido producto de una vinculación con una ex jueza federal y acuerdos para la promoción de otra, también la moneda para el barquero. A sabiendas que además del valor simbólico, la misma tenía un precio, y para evitar malos entendidos, la deje allí y al regresar a mi casa para despedirlo, tome una de bronce y antes de que el cajón se cerrara se la puse en el cuerpo. 

Cremado su cuerpo, tal como lo pretendía y semanas luego, mientras debatíamos en que cinerario, dejar las cenizas dentro de la urna donde descansaban en su habitación, sus restos, sobrevino lo impensado. Tres allanamientos, buscando monedas de oro, dinero, dos cartas de Perón y un anillo de mi abuelo paterno. Estos dos últimos objetos en mi poder, que estaban declarados en la sucesión de mi padre y que iban a ser señalados en el sucesorio de mis abuelos. Las monedas y el dinero, que fueron buscados por los oficiales de justicia, sacudiendo incluso la urna con las cenizas de mi padre, en la fantasía de la denunciante que en ejercicio abusivo de su cargo, y en su rol de "hija", había desatado una grave falta institucional y con ello, un disparo certero contra la memoria de su propio padre y su sagrado derecho de que sus restos puedan descansar en paz. 

Fueron dos largos años y medio, que tal como le sucedió a Antígona, me impidieron despedir a Walther con el honor fúnebre tan importante para él, como para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente, sin ser admitido en el Hades. Por tal razón, Antígona decide enterrar a su hermano, pese a la prohibición de su tío y rey de Tebas, pagando con su propia muerte el cumplirle el deseo de su deudo, nos cuenta el mito griego. 

El desatino que me tocó vivir, con mi padre ya muerto, y que lamentablemente fue acompañado, además de la denunciante, por algunos otros funcionarios del poder judicial de Corrientes, encontró, seguramente en el mismo espacio, sujetos de bien, provistos de racionalidad, compromiso con la función pública y ajustados a derecho, y finalmente como tarde, se dictó el sobreseimiento, de algo que jamás tuvo que haber sido tomado en serio.  

Ya tendremos tiempo para definir si tenemos las garantías suficientes, descartar ciertas y posibles complicidades políticas, para hacer las presentaciones necesarias y correspondientes. Lo importante, hoy, es que más allá del daño generado, del pretendido generar, los restos de quién fuera mi padre, un gran admirador de los griegos, podrán descansar finalmente en paz, en el cinerario de la Cruz de los Milagros, en la Ciudad de Corrientes, el próximo domingo 2 de febrero a las 8,30 am. Guiño del destino, en lo que siempre fue una relación con mi padre, defendiendo siempre cada uno su criterio y sus valoraciones, cae justo y azarosamente el día de Iemanjá la patrona del mar, en dónde, algún día, descansarán mis restos. 

Por Francisco Tomás González Cabañas. 

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