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  • 20º

FILOSOFÍA

11 de marzo de 2024

"Ensayo: El lobo de Gubbio o la bestia mística".

Autora: Aida del Carmen San Vicente Parada

“El alma simple de la bestia es pura”
Rubén Darío

Introducción

Me permito escribir sobre el relato del Lobo de Gubbio, que si bien no vimos dentro del taller de lecturas, considero que el diálogo que San Francisco sostiene con esa bella criatura es un fiel retrato de la vida y obra del santo, porque reproduce su pensamiento teológico como más adelante asentaré en las siguientes líneas.

Antes de comenzar este ensayo debo señalar que la fidelidad sobre los acontecimientos del relato ha sido cuestionada, porque la mayoría pensaría que es imposible que el lobo hablara, se comunicara y llegara a acuerdos, sin embargo considero, que San Francisco poseía la habilidad de comunicarse con los animales porque él les daba su lugar, él reconocía que ellos tenían la razón y en consecuencia los animales al sentirse reconocidos se identifican con el santo y lograban comunicarse con él, porque él estaba dispuesto a escucharlos, a darles voz. La gran mayoría de los humanos no se permite escuchar ni tomar en cuenta a los animales, esta situación hace que el diálogo sea imposible.

Agotado lo anterior, en este ensayo me permito explorar el diálogo del lobo con San Francisco como un acto ético, como un acto de desapropiación que emancipa a la par de someter al lobo y a los aldeanos, con el objetivo de demostrar que las bestias son seres sintientes y dotados de razón que lo único que necesitan es ser reconocidos como tales. El lobo de Gubbio puede ser la representación de cualquier ser humano que está en conflicto consigo mismo y que necesita doblegar su ego para reconciliarse con la creación; el lobo de Gubbio es un relato fascinante de la capacidad ética presente en las bestias, pero también subyace en él un metarelato: los humanos somos como el lobo, egoístas y alejados de la creación, el humano se ha dislocado y se ha olvidado de sus hermanos porque está en conflicto consigo mismo porque no quiere ceder y es la palabra y la apertura hacia el otro lo que lo ayudará a reconciliarse, por tanto el lobo de Gubbio es una metáfora de los seres humanos alejados de Dios.

El enigma del lobo

Una vez señalado lo anterior puede comenzar a escribir esto este extraordinario relato. Es dable destacar que el lobo es un símbolo, está presente en infinidad de películas, leyendas, mitos y obras literarias, porque el lobo es una bestia majestuosa, es elegante, ágil, orgullosa y tierna, nos atrae porque vemos en él características apetecibles, desearíamos ser como los lobos, sobrevivir en circunstancias adversas y proteger a los suyos. El lobo es enigmático, es un bestia poderosa que simboliza el liderazgo, la ferocidad, la fuerza, el salvajismo, pero también representa el amor y el sacrificio, de ahí el relato de los hermanos Rómulo y Remo.

El lobo es libertad e instinto, una bestia elegante sofisticada, tan letal y temible como tierna, es una criatura social, vive en manada, su vida se organiza en torno a los otros, a sus congéneres, establece rígidas jerarquías que le permiten sobrevivir, ya que, la manada atiende con disciplina y respeto los modos sociales, pero también es un animal que cuida, procura y se sacrifica por la manada. Es una máquina para la caza, pero a la hora retozar busca paz y convivencia como si fuera un cachorro. Tal vez esto último nos acerca más a los lobos, porque los humanos buscamos ser fuertes, liderear, ser el macho alfa, pero es inevitable que no busquemos el contacto social; el sentido de comunidad es innato en los humanos y en los lobos.

El relato del lobo de Gubbio posee dos significados manifiestos, es decir, se puede leer desde dos puntos de vista: 1) el lobo furibundo, enceguecido por el hambre y la adversidad del invierno, que a la vez potencian su ferocidad y letalidad, este contexto lo aparta de su dignidad llegando incluso a justificar sus acciones en la maldad que per se habita en los humanos, todo ello lo embrutece y no le permite alabar a Dios. 2) es menester resaltar que el relato se centra en un lobo solitario, lo que es poco usual porque usualmente los lobos viven en manda aunque existen casos de lobos solitarios pero tal vez esto sea la excepción; el lobo del relato es un lobo solitario que atormenta individualmente a los pobladores, por ello me permito sugerir que esta situación es una metáfora que alude al hombre-lobo, porque en este caso el lobo simboliza al hombre que no está reconciliado consigo mismo ni con Dios, por ello el lobo vaga sin abrazar a los otros, a la creación, a la obra de Dios, situación que envilece su alma, lo que lo lleva a destruir y derramar la sangre de lo viviente, ese lobo infunde miedo, asola y amenaza la existencia porque no comprende al igual que el ser humano que todas las criaturas están relacionadas.

Bajo estas dos premisas podemos analizar el relato como un acto ético. Las dos posturas nos permiten establecer una relación ética auspiciada por el mutuo reconocimiento de la razón, lo anterior me lleva a señalar que la historia no es una fábula, ni un mito, es un diálogo que solo pudo entablar San Francisco con el lobo, por sólo él pudo reconocer la individualidad del lobo y de esa manera San Francisco se reconocía a sí mismo para restaurar la comunidad. Es por esta razón que Francisco apela a la capacidad de vivir en comunidad, apela a la razón del lobo para que establecer la relación del éste con el pueblo, San Francisco entabla el diálogo porque cree firmemente en la capacidad del lobo para entablar relaciones armoniosas con otros.

Lo anteriormente señalado, nos lleva a señalar que el lobo de Gobbio es un relato de ética, donde se llega a acuerdos, se reconocen las necesidades y miedos de los otros, en ese diálogo se reconoce al lobo como centro de decisión, Francisco se propone que no dispongan de la vida del lobo, él considera que el lobo como un ser capaz de ser afectado por lo otros.

Es dable insistir en que el lobo es símbolo de liderazgo y comunidad, lo que lleva a Francisco a redimirlo hacia la comunidad, se manifiesta pues, el ánimo de que el lobo se reconcilie consigo mismo y con el pueblo. El otro Cristo comprende que la bestia puede aprehender al otro, recrear sus necesidades y acogerlas como si fueran propias, pues lo que afecta al otro me afecta a mí, porque todos dependemos entre sí, es una relación inevitable.

En esa línea de pensamiento San Francisco se avoca a razonar con el lobo, le hacer entender cómo sus conductas afectan a los otros ya que está infundiendo miedo y esta situación también envilece el alma de la noble bestia. A través del intercambio de palabras la bestia vuelve a estar en contacto consigo mismo, su conducta transmuta y opta por ser manso, abraza la humildad para pedir comida y el uso pobre de sus habilidades para cazar, el lobo se convierte en un franciscano de los pies a la cabeza y tal vez esto es lo más revolucionario e innovador, porque San Francisco convierte a la fiera, la invita a confiar en los otros para cubrir sus necesidades.

Pero el diálogo va más allá porque San Francisco le brinda discernimiento al lobo sobre su libertad, lo ayuda a conocer sus límites y ajustar su conducta a los otros, entonces propicia la redención de la bestia que ha adquirido hábitos humanos, esto es sumamente simbólico porque el alter Cristo salva al lobo, evita su sacrificio, puesto que la creación es para todos, es para toda la creación y el lobo representa a esas criaturas. Y vamos más allá, el lobo es el instinto y la inocencia, es una bestia dotada de dignidad para alabar a Dios y a esa debe regresar.

San Francisco entra en el mundo del lobo porque reconoce que tiene la razón y tiene sentimientos, ya que el lobo es posee un cuerpo y goza de soberanía sobre sí mismo, característica que le permite dominarse y vivir en armonía con la comunidad. La bestia humanizada y hablo de bestia humanizada porque el lobo a caído en un estado de indignidad que no le permite ser partícipe del elogio a Dios, pues está embrutecido, actúa desde el egoísmo, lo que explica su conducta violenta y desmedida, San Francisco es consciente de ello y conmina al lobo para que atienda a los otros.

A consecuencia de ello, el lobo lleva a cabo un acto desapropiación, renunciando a su poder y al dominio que ejerce sobre la comunidad, tal acción libera al lobo y permite establecer una relación de horizontalidad caracterizada por la confianza: el lobo renuncia a su papel de exterminador y la comunidad asume el compromiso de no dañarlo y darle de comer, pues ahora ellos son conscientes de las necesidades del animal y quieren también recompensar el esfuerzo que él hace.

A manera de conclusión

El relato es una historia de salvación, una vez más San Francisco refrenda que las bestias deben ser salvadas porque ellas son las primeras en participar en la alabanza a Dios. El acuerdo con el lobo es una manifestación de la hospitalidad hacia el otro, de esa manera cesa la violencia en la relación, las dos voluntades transmutan, los aldeanos entienden al lobo, lo ayudan, cuidan de él y lo respetan, el lobo a cambio es manso, se despoja de su soberbia como bestia cazadora que ha nacido para liderear y aniquilar por hambre, esto es sumamente interesante porque el lobo hace un esfuerzo más grande que los humanos, el lobo renuncia a su naturaleza para reconocerse en la convivencia con los aldeanos, esto implica que los animales poseen mayor aptitud para modificar su conducta y ser agradable ante Dios, pues cede parte de su voluntad para abrirse al otro.

San Francisco demuestra que el lobo es digno de confianza que una criatura tan temible suele ser incomprendida, pero ella tiene mayor disposición para ser una criatura mística que abraza la humildad y a la hermana pobreza sin tantos reparos, el lobo cede porque Francisco le da su lugar, el lobo se siente tomado en cuenta en agradecimiento se abre al diálogo, escucha y reconduce su conducta.

El relato es fascinante porque la bestia renuncia a lo que la identifica (azar y matar) y tal vez aquí podemos señalar que se recrea la minoridad y el uso pobre de sus aptitudes naturales que son sus únicas posesiones, en suma el lobo abandona su ego, el apego al ser, el lobo se anula por completo y en ese momento se convierte en un ser puramente ético que rechaza vivir en pecado porque opta por reconciliarse consigo mismo y con la creación.

Semblanza de la autora. 

Doctora en derecho por la UNAM con mención honorífica, recipendaria de la medalla Alfonso Caso, premio al mérito universitario, con estudios en pedagogía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y estudios en bioética por el Programa Universitario de Bioética de la UNAM, cuenta con más de 10 años de experiencia docente en diversas instituciones: UNAM, Universidad Westhill, UVM, La Salle de Oaxaca, TFJA, IEJA, entre otras, es autora del libro Manual dederecho civil. Personas, acto y negocio jurídico. Ponente nacional e internacional con intervenciones en el Senado y las discusiones de la ley de bienestar animal en el Congreso Legislativo de la Ciudad de México. Miembro del Comité de Ética en Investigación de la Universidad Westhill. Ha participado en la discusión del proyecto de ley de bienestar animal en el Congreso Legislativo de la Ciudad de México.

Dra. Aida del Carmen San Vicente Parada  

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