POLíTICA
27 de febrero de 2021
¿De qué lados estás?
Preguntar es la acción más revolucionaria, qué como tal, legitima, lo establecido, pese a incomodarlo en el disloque que propone la venalidad intrínseca de la pregunta. Es decir el problema no es el preguntar o las preguntas, sino que se dispara a partir de las mismas. Así incluso, los interrogantes no se hagan expresos se pueden sopesar en el éter, sin que incluso se los manifiesten. Es más, en los sitios en donde no se pregunta, es precisamente en donde las dudas asolan socavando los poderes establecidos y todo lo que se creía inexpugnable. La actitud que se tenga ante el preguntar es la única vara que determina cuánto poder posee un gobernante en un gobierno dado. Mientras más se acuda a los ansiolíticos adictivos de las encuestas y se impida el preguntar más cerca se estará de tener recortado o socavado un poder de origen o previamente constituido.
En el trajín reciente de los hechos parroquiales, contamos con dos visitas institucionales de magnitud. El jefe de gobierno porteño y el Presidente de la Nación, casi se cruzan en la tierra de San Martín, sólo uno de ellos, el que no forma parte de la coalición del oficialismo provincial, le dedicó palabras elogiosas, en términos políticos al gobernador. El otro, respetuoso de la trama institucional de la visita, no vio necesaria la lisonja verbal. Concita gravedad política, que el primer mandatario, escapando de uno de los últimos escándalos de su gobierno que generó una gran marcha de protesta en todo el país, le haya brindado el “abrazo del oso” a un gobernador a priori opositor y que éste, en vez de disimularlo, en complicidad, lo multiplicó en su red prebendaria de medios de “réplica” que consabidamente no dudan, no preguntan, no se cuestionan, sino que “viralizan” la afirmación, afianzando hegemonías.
¿Es que acaso, no sorprendió al gobernador el escándalo de las vacunas? ¿No lo sorprende dado que en su provincia el “acto médico confidencial” lo libera de responder sí algunas de las dosis se aplicaron con un criterio discrecional? ¿No le preocupa al gobernador el avance contra las instituciones republicanas, como ante la independencia del poder judicial, dado que según el fiscal general en su tierra la constitución del judicial es modelo a exportar, dado que se realiza en concurso público sin que a nadie desde el poder se le ocurra entregar ante las preguntas o el examen a los “elegidos”? ¿No le preocupa la llegada de las vacunas y el costo de las mismas, dejando a la ley del que primero llega o se anota vía virtual al otorgamiento de los turnos en su provincia para la inmunización sin que medien, como en la justicia, una lista previa de “acomodados” que sean cargados antes de los que inocentemente creen que todo se rige de acuerdo a los algoritmos de un sistema en el que nadie interviene sino simplemente el orden de llegada?
Finalmente, ¿Será que al gobernador le interesa más liderar encuestas nacionales, realizadas con parámetros difusos y con variables endebles qué mantener la armonía de su frente y espacio gobernante, los que deben salir a declarar, permeando la lógica comunicacional impuesta del no preguntar, para pedir más diálogo y precisamente la posibilidad de preguntar, por ejemplo definiciones políticas de envergadura cómo la siguiente?
¿Cuánto comparte con Fernández y su espacio político? ¿Que lo separa y distancia? ¿Dónde está el límite entre lo político y lo institucional, entre la ética de las convicciones y de la responsabilidad, en un año electoral, en donde la oposición nacional que lo cree en sus filas viene construyendo una opción de poder?
Antes que sus afirmaciones, esperamos sus respuestas gobernador.
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