L@PIZ EN MANO, POR NOELIA BARCHUK
6 de junio de 2020
LOS CONCURSOS, de Noelia Barchuk
¡Concursos! Un hermoso tema que expone otra faceta del escritor.
LOS CONCURSOS
De Noelia Barchuk
Una costumbre del ambiente literario es organizar, promover o participar de concursos. Para los que escribimos es una gran oportunidad de dar a conocer nuestro material a ojos calificados. En palabras del escritor Héctor Zabala, metafóricamente hablando, los concursos literarios son la zanahoria delante del burro. Con esta magistral imagen, nos quiere significar que constituyen un importante estímulo para avanzar. Nos sentimos motivados a escribir, sea que nos den el tema o no.
Para que los lectores puedan comprender más acabadamente el asunto, intentaré brindar la mayor cantidad de detalles y puntos de vista al respecto. Para los colegas que presten su tiempo en leer estas palabras, aspiro a provocar la empatía y una sonrisa. Pues bien, la cosa es así: cuando nos enteramos de un concurso o certamen literario, nos tiramos de cabeza. Por un momento, nos atontamos y perdemos noción de todo lo que no tenga que ver con EL CONCURSO.
Algunos, raudamente como si viniera el fin del mundo, comparten las bases por correo electrónico, Facebook, Whatsapp y hasta llaman por teléfono para comunicar la novedad a sus pares. Otros, muchos menos solidarios y más competitivos, guardan bajo siete llaves las mismas como un gran tesoro que solo ellos merecen poseer. Por mi parte, no eludiré mi posición: en el medio de ambos extremos, porque comparto con amigos. Y se sabe que amigos en el medio hay muy pocos. Así que si el colega ha recibido de mi parte en alguna ocasión bases de participación, alegre el corazón que lo estimo mucho.
Una cosa muy importante de los concursos es el premio. Algunos son en vil metal, en forma de plaquetas y diplomas, los hay en especie, como lotes de libros o viajes con estadía paga para poder presenciar la entrega de premios. La imagen generalizada a lo largo del tiempo que quien es artista vive por amor al arte y no al dinero, resulta hoy día una falaz idea. Nada hay de malo recibir un premio en las unidades monetarias del lugar. No quita valor al escritor ni a su obra. ¿Acaso, lo mío no vale plata? La frase popularmente acuñada hace referencia a la mirada aportada.
Es muy importante para los inexpertos autores la recomendación que además de leer en qué consiste el premio, se tomen el suficiente tiempo para comprender cada uno de los ítems de las bases. Tener presente el tema, las condiciones etarias, de residencia y nacionalidad, las características formales de la obra como ser tipo de letra, tamaño, márgenes. Parece la enumeración como muy elemental y básica, pero puedo asegurar que ocurren episodios de malgastar tiempo y recursos, enviando erróneamente el material a concursar.
También son relevantes los plazos de entrega, la fecha de dictamen, el tiempo y lugar de ceremonia para los galardonados. Cumplir todos los requisitos es solo el comienzo de la experiencia del participante. Si la obra que ya tiene escrita el autor se ajusta a las bases, ya se siente algo aliviado: hace las copias necesarias, adjunta algún soporte magnético si lo requieren, busca sobres y en breve despacha por correo postal su sueño.
Digo bien, “sueño”, porque cuando nos desprendemos de un cuento, un poema, una novela para enviar a un certamen, se convierte en un anhelo ferviente. Es la posibilidad de hacer volar del nido a nuestros pequeños. Hijos de tinta y papel, que demostrarán la calidad de su creador, compitiendo con otros tantos semejantes.
Menos romántica y más práctica resulta la oportunidad de concursar a través de una plataforma digital o enviando por correo electrónico la obra. Como todo en la vida, tiene su lado oscuro. Son bastante más proclives de resultar engañados por una eventual copia del trabajo, al ser este mucho más fácil y accesible. Otro punto a tocar al respecto, son las redes sociales, que no siempre la popularidad es sinónimo de excelencia. Así una obra puede resultar ganadora por la cantidad de “me gusta” lejos de la calidad perseguida en principio.
Así, pasan los días, hasta que por fin llegan noticias del concurso. Esto debería hacer tomar conciencia al autor, que más allá del resultado, ha participado de un certamen serio. Los hay aquellos que nunca dan a conocer el dictamen del jurado, haciendo sospechar la idoneidad de los organizadores.
Nos acomodamos mejor al teléfono, la silla o pantalla y leemos en voz alta. La mayoría de las veces, el escritor no gana, y es esa la más lógica de las probabilidades. Algunos se encogerán de hombros, otros dirán que no les importa, y habrá quienes pondrán en duda la validez de los seleccionados. Los matices son muy amplios, y aburridos para analizarlos en este contexto. Pero, hete aquí, si resultamos ganadores… ¡Ay, quién nos aguanta! Saltamos de felicidad, creemos que la vida al fin es justa y que de allí, al Nobel, un solo paso.
Si aún me acompañás leyendo, me permitiré una breve sugerencia a modo de reflexión: Si ganaste, que la alegría dure lo suficiente para no perder la cabeza ni volverse unos insoportables hedonistas agrandados. Si perdiste, que no cuelgues los guantes sintiéndote fracasar, siempre habrá un nuevo concurso para volver a dar pelea. Pero por sobre todo, que escribir siga siendo una pasión.
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Comentarios
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Rober
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Me gustó ,en mi preparación técnica somos extremadamente competitivos y concursar es una opción, pero más me enriquece el vocabulario ,ya que no utilizamos tantas palabras que explican con más detalles el formar una oración , felicitaciones !
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Rober
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Me gustó ,en mi preparación técnica somos extremadamente competitivos y concursar es una opción, pero más me enriquece el vocabulario ,ya que no utilizamos tantas palabras que explican con más detalles el formar una oración , felicitaciones !
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Rober
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Me gustó ,en mi preparación técnica somos extremadamente competitivos y concursar es una opción, pero más me enriquece el vocabulario ,ya que no utilizamos tantas palabras que explican con más detalles el formar una oración , felicitaciones !
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Rober
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Me gustó ,en mi preparación técnica somos extremadamente competitivos y concursar es una opción, pero más me enriquece el vocabulario ,ya que no utilizamos tantas palabras que explican con más detalles el formar una oración , felicitaciones !
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AMADEUS KAFKA
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Excelente relato y magnífica perspectiva de lo que es en si en todo el contorno, un concurso literario.
Gracias Noelia, un millón de gracias 🙏😇
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Willy Meister
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Espejo del sentir, de los que alguna vez "pasamos"; por concursos...
Felicitaciones Noelia Barchuk
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Mario Guzmán
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Hay tantos fraudes que ya son incontables. Los lectores deben regresar a las buenas lecturas literarias. Saludos.
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Mario Guzmán
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Hay tantos fraudes que ya son incontables. Los lectores deben regresar a las buenas lecturas literarias. Saludos.
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