POLíTICA
4 de mayo de 2018
Comunicado de la Agrupación "La Don Julio Romero".
La realidad no es tal, sino conjetural…La intervención deseada y las mil cara del interventor.
Desde la versión martinezllanista de “a veces cuando se pierde se gana y viceversa” la política demuestra, en forma contundente, que la realidad, la que creemos objetiva e imperturbable, es solo una perspectiva, un pliegue, un cariz, de algo que nos excede en posibilidad, en análisis y por ende en supuestas conclusiones que nos lleven a eso que queremos y lo creemos como cierto. Pasando por la vieja premisa, falsa y falaz, desde su autoría que se la cree propia del general, cuando es Aristotélica, de que la verdad es la única realidad, el cedazo de los relatos y de las posverdades, se llevaron puestas las presunciones, como las ideologías. El Justicialismo, en todos los órdenes, es un sello que cotiza y muy bien en la bolsa electoral, y que en caso de ser intervenido en el distrito Corrientes (las razones sobran, habría que tratar de encontrar argumentos de porque no intervenir un partido al que como tantos otros, se lo privo de ser tal) lo único que generará es que la administración, el manejo o la cuota de poder que representa, pase, con toda discrecionalidad de manera igual a la que se enquistó en el mando hasta la actualidad, a otras manos.
Los estertores del marqués de Bella Vista obedecen a que ve peligrar que su ínfima cuota de poder, que no le permitió dejar de ser un don nadie (el propio gobernador lo ninguneó cuando pretendió dar una conferencia de prensa y le espetó “no lo conozco, no sé quién es”) se vea arrasada por el viento interventor que llegará tal como lo hizo él, casi de casualidad, por estar debajo de la pollera indicada. No se trata de una cuestión personal, lo mismo le sucede a los otros sátrapas que se apoderan de pueblos enteros y cuando no dan más sus relecciones, dejan a ignotas esposas, madres, hermanas, amantes, desvirtuando al género (usan el cupo femenino) al partido (que lo tienen como envase o forro) y a la democracia. No se es diputado, desde la legalidad de estar en una lista y alcanzar la banca por la proporcionalidad que otorgue el D’ont. El no ser candidato por internas, el no tener trayectoria ni conocimiento o interés en la política, sino contacto y parentesco, terminan en fracasos grotescos y generalizados.
El PJ Correntino es perito en fracasos electorales, todos y cada uno de los que han sido electos a algo por las listas del pejotismo correntino, de 1983 a la fecha, deberían como señal de respeto o de vergüenza ajena, hacer silencio y pedir perdón. A los peronistas, a los correntinos y a la democracia. Pero la mayoría, además de brutos, de sinvergüenzas y perversos, son también temerosos, miedosos, o cagones en buen romance.
Esta es la única razón, por las que, el mercedeño de ceño fruncido, los tiene bajo la férula, desde hace 20 años, riéndoseles en la cara, por hacerlos parte de sus grandes negocios, con migajas.
Este es el grito, de tantos militantes, sometidos por la parva de granujas que se creen algo por traducir sus bancas o sus eternas jefaturas de gobierno en pueblitos medievales, en camionetas de alta cilindrada y revestidas de cuero de confort.
Esta es la expresión más viva, de la esperanza, que por más que no tenga razón alguna de ser racional, despierta en muchos que sienten, que así pongan, tal como lo hizo Calígula con su caballo, a un perro al frente del Pejotismo, la cosa marchará mejor.
Ninguno de los nombres que danzan tienen más o menos chance, tampoco razón de ser, el ser lanzados al éter, siempre y razonadamente, operable de los medios.
Todo es conjetura, porque la realidad es conjetural.
Bienvenidos al mundo de la libertad, a los tiempos de la democracia, sobre todo para los que se creían que la tenían atada.
Cada uno de los militantes del pejotismo tiene en su mochila el bastón de mariscal, uno será ungido, ante la probabilidad de una indispensable intervención al distrito, que suceda después no está garantizado para nadie, ni en ningún lugar, como debe ser, por otra parte. Lo otro es totalitarismo, algo que jamás debió tener que ver con el pejotismo que describieron en teoría y en acción, tanto el General como María Eva Duarte de Perón-
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